lunes, 30 de mayo de 2011

HABILIDAD EMOCIONAL

Estoy atravesando una situación difícil con mi ex-novio. Tuvimos una relación muy hermosa, intensa y llena de experiencias. Hace cinco meses que decidí terminar él y ha sido un ir y venir. Por primera vez me había visualizado con una persona, habíamos comenzado a crear proyectos, metas, sueños juntos, y de repente, un día las cosas ya no son como antes...
El tiempo que estuvimos separados valoré mucho la relación y a él, y ahora que yo me siento preparada, con ganas de luchar por conservarlos, él decidió no continuar más, tomó esa decisión la semana pasada, pero igual un par de días antes había decidido luchar, es decir, cambia de opinión constantemente y me desconcierta por completo. Mi pregunta es ¿cómo puedo saber lo que él en verdad quiere? Un día me dice algo y otro me lo cambia. ¿Me haría bien algún tipo de terapia, que me haga menos duro el proceso?
RESPUESTA
Te duele lo que estás viviendo. No es el fin del mundo, pero como si lo fuera; lastima profundamente hacer planes y verlos desmoronarse, sobre todo cuando llevarlos a cabo no depende sólo de tu decisión, sino que es necesaria otra persona. Te es difícil comprender que él cambie de opinión, que diga sí, luego no, otra vez sí y de nuevo no. En casos como el tuyo, puede una desear tanto el sí, que se ve tentada a promoverlo, a convencer al otro y decirle algo como: “Date cuenta de que es posible, que esta relación es buena y conmigo mejor que con nadie, yo te convengo”.
Sin embargo, tú dudaste primero. Hace cinco meses que terminaste la relación. No creo que haya sido capricho, debieron motivarte razones de peso. Luego descubriste que se debe luchar, poner algo de tu parte. Eso ya fue un aprendizaje valioso que sólo se obtiene viviéndolo. Pero él no está seguro y prefiere posponer la oportunidad. Sería imposible e indeseable que lo forzaras. Necesitan espacio, distancia, para que cada uno sepa con exactitud qué desea y calibre las propias capacidades. Tú no puedes hacer por él aquello que le corresponde: saber lo que quiere. Le toca. Es su responsabilidad. Si él permitiera que te tomaras la atribución de decidir en su lugar, algo habrían perdido ambos para siempre y llevarías sobre tus espaldas toda la carga de la relación. ¿Has conocido a personas, hombres o mujeres, que estando en pareja, sólo ellas parecen aportar algo?
Dices bien cuando preguntas si una terapia haría menos duro el proceso. Pienso que sí, por la posibilidad de hablarlo. Aprenderías el doble. Quizá decidas tomarla y sacar mayor provecho de este reto que la vida te presenta: manejar adecuadamente emociones que, por su magnitud, ofrecen un mayor grado de dificultad. Pasaste a otro nivel. Similar a cuando uno aprendió a conducir un auto en el campo o en calles solitarias y un día debe meterse al tráfico. Hace lo mismo que ya sabe: llevar el volante, cambiar velocidades y frenar, pero además, tiene que poner atención a los otros autos, ciclistas, motociclistas, peatones, semáforos, glorietas y cruces de calles. Algunas personas dicen: “No puedo”, y otras, aun con temor, insisten y pasado el tiempo conducen tranquilamente, porque ya adquirieron la habilidad.
Te deseo que aproveches satisfactoriamente esta oportunidad de ampliar tu inteligencia emocional.

lunes, 23 de mayo de 2011

MIEDOS Y FE

Mi problema es que tengo miedos: de hablar, de salir a la calle, de conseguir un trabajo y que alguien hable de mi pasado o suelte rumores sobre mi alcoholismo. Leí su artículo que habla de Dios, porque entiendo que se refiere a Dios cuando dice Sabiduría. Allí dice que uno necesita entregarse y tener fe. Yo tengo fe, creo en Él y también tengo fe en que voy a amanecer mañana, pero no aprendo a vivir el día, me acuerdo de mis errores y ellos me derrumban. Estoy seguro de que necesito ayuda y no sé cómo comenzar. Quiero cambiar porque me siento demasiado mal y arrepentido.
RESPUESTA
Los humanos vivimos de fe. La mayor parte de lo que pensamos y creemos es fe. Fe en los científicos cuando hablan de bacterias, pues no tenemos microscopio para verlas y que nos conste. Fe en que la oruga pasará por tal calle a tal hora, pues no sabemos con seguridad si lo hará esta vez, sin embargo la esperamos en la parada… La llamo fe, porque no es posible que nos cercioremos absolutamente de todo y nos vemos obligados a creer lo que nos entrega el filtro de nuestra interpretación.
Los miedos son fe al revés: en lugar de estar uno convencido de que algo bueno está por suceder, se espera lo malo con igual convicción.
Tú tienes miedos; esperas lo peor. Intuyo que tu interpretación actual es más o menos así: “He cometido demasiados errores; por lo tanto, sólo puedo esperar eventos desgraciados”. Como la fe mueve montañas, exactamente así sucederá. Siempre recibimos lo que nuestra fe solicita, aquello para lo cual tenemos ojos. No podemos ver lo demás, aunque esté presente. Necesitas cambiar el contenido de tu fe.
¿Cómo se hace? Modificando la interpretación. En lugar de: “mis errores me condenan”, puedes pensar que ellos son detonadores de un interés urgente por descubrir lo esencial. Sin tus errores, probablemente continuarías, por inercia, en la trayectoria que te marcaron eventos ocurridos durante la infancia o más atrás, en la historia familiar antigua, que probablemente ni siquiera conoces. Todos somos producto y encarnación de las experiencias de nuestros padres, abuelos, bisabuelos…, y nacemos con la posibilidad de dar un giro, para bien o para mal, en el rumbo que determinaron los estilos de vida que nos fueron inculcados.
Cambiar el contenido de la fe es pasar del pensamiento “estoy mal, en todo me va mal y sólo puede irme peor”, a este otro: Mi Poder Superior me conoce, me toma como soy, me enseña y conduce hacia mi bien. Sólo pide que yo esté disponible para Él transformar mi vida”.
Tomé el concepto anterior de la literatura de AA. Te recomiendo asistir a estos grupos, en ellos podrías comprobar que otras personas han cometido errores similares a los tuyos y se propusieron renacer, transformando sus equivocaciones en fuerza y determinación, a través de un programa de doce pasos que han practicado millares de individuos que se sentían como te sientes tú. Podrías observar a los recién llegados, con su carga de miedos y remordimientos. A los que llevan un tiempo practicando el descubrir un universo nuevo, con estilos de vida nuevos. También a los que asisten a pocas sesiones y se marchan, decidiendo que eso no es para ellos y prefieren “malo por conocido que bueno por conocer”. Te darías cuenta de que es más fácil conservar la desdicha y la desesperación, que confiar las riendas de la propia vida a un Poder Superior que conduce a todos a su mayor bien.

lunes, 16 de mayo de 2011

PRESENTARÉ OTRO LIBRO

Hoy quiero compartirles que presentaré un cuento ilustrado para niños en la Feria Nacional del Libro. Será el jueves 19 a las 11 am, en el área de talleres. Se llama “Calixto el castor”. Se refiere a la necesidad infantil de ver a los papás unidos. El autor del personaje y de la historia es un niño de 9 años, Leonardo Adrián Ramírez Luna, mi nieto, quien me dictó el cuento cuando estaba por cumplir 8, y dijo: “Si lo publican, no vayas a decir que lo hiciste tú sola”. Accedí. Con el mayor de los gustos le puse gramática, agregué detalles al desenlace y supervisé las ilustraciones. Lula Prado hará la introducción. Los Figus serán los cuentacuentos y al final, regalarán tres ejemplares a los niños que hayan entendido y puedan responder. Luego, las firmas serán en el estante de Porrúa. Leonardo y yo estaremos allí, pluma en mano, experimentando el placer de autografiar libros.
El viernes 20, a las 11 am. Los Figus harán una representación teatral del cuento que presenté el año pasado: “Amor con púas”, también para niños, sobre cuando uno lastima o es lastimado. Habrá tres ejemplares de regalo para los asistentes que contesten bien.
El miércoles 18 habrá dos talleres para preadolescentes, uno, “De niña a mujer”, a las 11 am., y otro, “De niño a Varón”, a las 12 medio día, ambos basados en mis obras del mismo nombre. A los asistentes a taller se les venderán estos libros en $10.00, también se les proporcionarán dos direcciones de correo electrónico a fin de que puedan hacer consultas particulares gratuitas con quienes impartirán los talleres o con quien esto escribe, si así lo desean.
Con los libros mencionados completo ocho. El año pasado presenté “Biografía del amor”, supuesta entrevista en la que el amor habla, describiendo las etapas del proceso en que él toma forma, nace, se estanca o desarrolla, se vuelve autoestima, luego afecto y respeto por el otro, sigue adelante y termina en espiritualidad. En 2008 fue “Las buenas mujeres”, novela que sobre los cambios vertiginosos que ha tenido el pensamiento femenino, mismos que en ocasiones nos dejan sin saber qué es bueno o malo. Todos ellos pueden ser adquiridos en la Feria Nacional del Libro, se encuentran en Porrúa, Sótano, Gonvill, librería Catedral y Papiros. En cambio, el libro “Lo mejor de lo peor” se consigue solamente en Trillas.
Nos vemos en la Feria Nacional del Libro de León, Gto.

lunes, 2 de mayo de 2011

RETOS DE LA VIDA

Me divorcié y ahora tengo otra pareja, también divorciada. Ambos tenemos dos hijos; ella, dos niñas; yo, niño y niña. Vivimos cada uno en su casa. No sé por qué le pienso para volverme a casar, aunque nos llevamos bien y ella lo desea, ¿será un trauma que saqué de mi primer matrimonio? Porque nos volvimos como enemigos, haga de cuenta la película Kramer vs. Kramer. Me preocuparía que yo hubiera quedado incapacitado para una buena relación, ¿es posible?
RESPUESTA
Te encuentras ante una importante lección de la vida, ¿cuál será? Existen personas para quienes la experiencia de pasar por un divorcio, accidente, limitación, fracaso, enfermedad, pérdida o dolor de cualquier tipo, se convierte en maestra de sus vidas, las motiva a indagar lo esencial y pasar a un nuevo nivel de desarrollo. Para otras, en cambio, el evento marca el inicio de una hecatombe de la que no vuelven a salir. Dicen: “Quedé traumado”, “desde aquello no he vuelto a ver la mía”, “caí en depresión”, y tantas cosas más.
La diferencia está en la manera de interpretar los acontecimientos. No es lo mismo: “Este horrible suceso es una oportunidad y un reto”, que: “Es mi final, nunca podré recuperarme”.
El desarrollo humano y espiritual de una persona necesita retos, y la Sabiduría Superior nos los proporciona. Nadie de nosotros tiene autoridad suficiente para cuestionar los métodos con los cuales nos conduce a determinado conocimiento o experiencia. Para ti fue un divorcio colmado de peleas. Si es verdad que “Dios escribe derecho sobre renglones torcidos”, puedes confiar en que Él te dio algo bueno, aunque no se haya ajustado a los renglones (directrices) que nos gusta colocarle acerca de “lo que sería correcto” y lo que “Él debería” hacer, darnos o exigir.
Tienes muchas cosas nuevas que aprender. Ciertamente, una segunda relación es más complicada que la primera, pues lo vivido deja consecuencias: hijos, vínculos, hábitos, expectativas…, que deben ser reconocidos y tener un lugar propio. Un segundo marido, (lo mismo a la inversa, una segunda esposa), necesita convenir en que es el segundo y que la mujer está vinculada con el primero y con sus hijos. Sólo así puede tomarla como esposa. De lo contrario, se enfrascará en una lucha perdida contra la realidad.
Es posible observar cuando lo descrito no sucede: la nueva pareja pretende sentirse mejor que la primera, inclusive exige que así se le reconozca, experimenta alegría cuando se critica o condena a la anterior, y con ello cree tener mayor seguridad de que podrán tener una buena relación. No es así. Tomar como punto de referencia a la primera pareja de la pareja conduce tanto a huir compulsivamente de cualquier semejanza, como a imitarla.
Lo vivido, aunque pasado, tiene consecuencias que llegan hasta el momento actual, consecuencias que deben ser aceptadas. Por ejemplo, la culpa. Como nadie se casa con la intención de divorciarse, ocasiona culpa el comparar los hechos con las ilusiones. Hay que vivir con esta culpa y admitir: “hice lo que pude y fui capaz de hacer, distinto a lo que deseaba”. Someterse a vivir con la culpa da fuerza; en cambio, la culpabilidad debilita: “si yo fuera bueno, cambiaría los hechos y los ajustaría a mis ilusiones”. Se necesita humildad para reconocer las propias limitaciones y permanecer en paz.
Generalmente, un trauma es una resistencia aparentemente insuperable contra los hechos: “Esto no debió ocurrir jamás”, “¿por qué a mí?”, “¿por qué tan mal?”, “no es mi culpa”, “es injusto”, etc., etc. Asentir a lo que es, como es, disuelve la tensión y se convierte en fortaleza. ¿Qué prefieres, pensar que tienes un trauma, o un reto?