lunes, 25 de mayo de 2020

Ante las crisis… Salud Mental.


¿Qué están aprendiendo de la pandemia la sociedad, las instituciones de salud y el mundo en general? ¿Es posible que se generen nuevas conexiones cognitivas a causa de  una situación crítica en nuestra vida? ¡Por supuesto que sí! Son las situaciones críticas las que más estimulan el crecimiento del ser humano.

Convivir durante esta cuarentena sin salir de casa es una buena oportunidad para evaluar los aprendizajes del pasado y reflexionar, de cara al presente y el futuro, sobre los siguientes cuestionamientos:

o   ¿Cómo convivir bien en casa durante la cuarentena si mis aprendizajes han sido, por ejemplo, no recoger mi plato o no tender mi cama después de haberla usado?

o   ¿Cómo estar en consonancia con otras personas, cuando lo aprendido es ver TV hasta altas horas de la noche, con un volumen que incomoda a los demás?

o   ¿Cómo respetar el espacio del otro, cuando tengo por costumbre comer lo que no es mío y a todas horas?

o   ¿Cómo entablar comunicación asertiva cuando sé que soy inflexible, rígido en mis emociones, y reacciono con gritos y golpes?

o   ¿Cómo poder conservar la paciencia y la tolerancia cuando he perdido mi empleo?

Los recuerdos son importantes; enseñan lecciones, dan perspectiva y sentido a nuestras vidas. Los recuerdos son todo lo que tenemos de una vida que ya pasó; pero en muchos casos, los aprendizajes del pasado, introyectados desde nuestra infancia, se vuelven nuestro propio yugo.

El presente es el momento en que nuestra experiencia puede aplicarse para crear un futuro. Las  medidas de seguridad sanitaria como “Quédate en Casa” nos obligan a volver a los recuerdos del pasado, modificarlos y adquirir nuevas experiencias cognitivas. De esta forma, reeducamos el área frontal de nuestro cerebro, que es la encargada de procesar la información y generar diversas habilidades cognitivas de orden superior. Gracias a este lugar cerebral, que está diseñado para ejecutar en forma razonada, podremos regular nuestra conducta y emociones y, por lo tanto, propiciar equilibrio y bienestar.
La sana cordura, la congruencia y coherencia, el razonamiento lógico en el lenguaje, dialogar, llegar a acuerdos sobre límites, tolerancia, autorregulación, valores y educación, son manifestaciones de un proceso mental superior y marcan la diferencia en una familia, comunidad o sociedad que, estando juntos durante esta cuarentena, operan de manera armónica, con límites y mutua comunicación y tolerancia.
Las crisis también pueden ser ocasión de aprendizajes tóxicos que afecten la salud mental y emocional. Investigadores en esta área, a través de los registros de intervenciones psicoterapéuticas obtenidos por dependencias o centros de atención psicológica y psiquiátrica, consideran que muchas familias, padres de familia y personas en general, se vuelven caóticas al descubrir que carecen de una vida estructurada y organizada, tanto a nivel interno como externo. Esta deficiencia no les permite salir avantes en situaciones de crisis como esta emergencia sanitaria, porque carecen de los recursos cognitivos y emocionales que les posibilitarían hacer frente a circunstancias catastróficas. Necesitan adquirirlos, y deben ser elaborados.
En psicología, a estos recursos se les denomina fortalezas yoicas; en neurociencias, conexiones cerebrales o sinápticas; en pedagogía y otras ciencias sociales, andamiajes educativos. El nombre finalmente es indistinto ya que todos buscan el mismo objetivo: que los niños y las personas en general adquieran la  capacidad  de resolver situaciones, vivencias o experiencias por sí mismos (o con el apoyo de algún adulto o persona capacitada), logrando que el aprendizaje no sea tóxico ni afecte la salud emocional.

Podemos salir de esta pandemia como mejores y no como peores personas. Con mayores recursos y no con menos.

Agradezco la colaboración de la  Psic. Irma Campos Escalante, directora del Instituto de Desarrollo Humano de León, A.C.
“Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com , o al teléfono 7 63 02 51

lunes, 18 de mayo de 2020

20 de Mayo Día del Psicólogo


Con el propósito de dar relevancia a este día, comienzo con un poco de historia acerca del origen de la Psicología en México. Como sabemos, dicha profesión está vinculada al estudio de la conducta, emociones y salud mental, aspectos sumamente importantes en la salud integral del ser humano. 

En nuestro país, la formación de psicólogos inició en 1937, cuando la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) estableció la carrera de Psicología. Para 1956, dicha casa de estudios ya impartía el doctorado en la citada especialidad.

La Universidad Iberoamericana fue la primera institución privada en ofrecer la carrera de Psicología, en 1950. Adquirió el reconocimiento oficial para que los alumnos obtuvieran la cédula profesional hasta 1974 y para 2003, ya había otorgado 64 000 cédulas profesionales. 

En nuestro estado, la Universidad de Guanajuato creó la carrera de Psicología dentro de la Escuela de Medicina de esta ciudad en 1978, por iniciativa de su entonces director el doctor Manuel Madrazo y de la psicóloga Carmelita Badillo. Por ese tiempo, aquí, aún se miraba a la Psicología con desconfianza.  Tuve el honor de participar junto con Carmelita en la creación de planes de estudio, exámenes de admisión, perfil del egresado y reclutamiento de personal. Nuestra primera aula estaba en el tercer piso del edificio y la llamaban “el palomar”, porque eso parecía. Las materias de Psicología las impartíamos Carmelita Badillo, Salvador Aguilar y yo, psicólogos, y el doctor psiquiatra Ortiz Escudero. Las materias relacionadas con el cuerpo las impartían otros médicos de la misma escuela.

Al día de hoy, el psicólogo es un profesional de la salud mental cuya trayectoria y preparación en el ámbito de los problemas humanos, sociales, educativos, legales, éticos, de salud e investigación, le han permitido el posicionamiento como un experto del comportamiento y de la promoción del desarrollo individual y social. El psicólogo puede ser considerado un agente de cambio, ya que  posibilita que el individuo, a través de la psicoterapia, sea capaz de interiorizar en sí mismo e inducir aquello que fortalezca su calidad de vida y de interacción con otros y la sociedad. También es importante incluir al psicólogo entre los profesionales que administran primeros auxilios, en este caso, emocionales.

En pleno siglo XXI y en medio de una situación crítica como es la pandemia asociada al  COVID-19, el quehacer del psicólogo gira en torno a temas de salud, económicos, políticos, sociales y adaptativos, entre otros. En este contexto, los medios tecnológicos y de comunicación brindan al profesional de la psicología la oportunidad de ayudar a establecer nuevas reglas y estrategias para generar condiciones de vida que atenúen los contagios, amortigüen esta crisis y canalicen el sufrimiento humano de una manera más asertiva, así como atender la ansiedad y angustia que ocasiona el caos mediático en torno a esta  pandemia, a nivel mundial. 

La doctora Catalina Harrsch Bolado, en su libro “La Identidad del psicólogo“, hace referencia a no perder el rumbo en nuestro quehacer como psicólogos, porque como profesionales de la salud mental no estamos exentos de padecer problemas personales o de salud, como cualquier individuo. Por ello, es conveniente que trabajemos nuestra propia salud emocional mediante un proceso de introspección a través de la psicoterapia.

¡Felicidades a todos los Psicólogos por su día! Vale felicitar a nuestros colegas y a las Universidades y Centros de Estudios que los forman, al Consejo Coordinador de Colegios de Profesionistas (CCCP), organismo encargado de agremiar a Colegios y Profesionistas,  y también a esta columna abierta “Psicología”, donde el mayor interés consiste en la divulgación de esta disciplina.

Agradezco la colaboración de la  Psic. Irma Campos Escalante, directora del Instituto de Desarrollo Humano de León, A.C.

“Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com

martes, 12 de mayo de 2020

DÍA DE LAS MADRES


Tuvimos un día de las madres extraño: tiendas, cines, restaurantes y cementerios cerrados, muchas videollamadas, inundación de noticias contradictorias, horrible incertidumbre y algo aún peor, cero abrazos. Quizá alguno pensó: y sin cervezas porque hay desabasto. 

La relación más entrañable del ser humano, que ni la muerte rompe, fue festejada de manera inusual, pero cuando se permite que el amor fluya, encuentra mil caminos para expresarse. Muchos activaron su creatividad e inventaron un método suyo y original de hacerle sentir a mamá amor y cercanía. La creatividad no puede ser destruida ni por cien pandemias, siempre encontrará soluciones. Esa es la esperanza del ser humano: puede inventar formas nuevas de hacer lo que desea.

La vida cambia incluso en un instante; ninguno imaginábamos un 2020 como el que estamos viviendo. La cuarentena nos llegó por sorpresa y trajo diversas consecuencias para las madres y abuelas (y toda la familia). Está exigiéndonos inventar a cada paso.

Las que estaban acostumbradas a la vertiginosidad de atender hijos, casa y trabajo y de pronto debieron quedarse encerradas con toda la familia reunida, ¿cómo hicieron de este un día especial?

Las que jamás cocinaban pero debieron darle “vacaciones” a la sirvienta y han pasado horas en la cocina o el cuarto de lavado, ¿en qué consistió su regalo? ¿De qué manera se permitieron ser receptivas y dar oportunidad a sus seres queridos de ofrecerles amor?

Las que viviendo solas o ya sin hijos, viajaban, salían, entraban, iban y venían a voluntad y de repente, ¡zas!, no sales ni recibes visitas y tampoco sigues con tus rutinas. ¿What? Debieron encontrar la manera de abrir su corazón y recibir afecto.

Las abuelas que, porque se quedaban muy solas, debieron irse a vivir a casa del yerno o la nuera, ¿Qué arreglos necesitaron hacer en sus corazones para permitirse vivir un día pleno de amor? 

Sería imposible describir tantas y tantas circunstancias tan variadas. Discúlpenme los señores por no dar la debida atención a lo que ustedes están viviendo en la cuarentena, pero esta es una fiesta de mujeres. Madres.  Y ustedes, hombres, son extremadamente importantes en esa construcción de un ambiente amoroso en casa.

Cada uno de nosotros sabe y ha sentido alguna vez que en la vida debe crear algo. Que está creando. Lo que uno vive es la creación particular y original de cada quién, dentro de un mundo que sigue su marcha. Hoy se nos ordena aislamiento físico, pero la mente y el corazón no necesariamente se desconectan, sino que permanecen en contacto amoroso donde y con quien quieren. ¡Nada ni nadie puede obligarnos a dejar de dar y recibir amor!

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lunes, 4 de mayo de 2020

AUTORITARISMO


Con la palabra “autoritario” solemos evocar la imagen de una persona mandona que exige sumisión y obediencia. No siempre ponemos atención en que dicha persona necesita a quienes mandar. Los dominados y sometidos forman parte de esta danza y también son autoritarios, en el sentido de que comparten la manera de pensar; el autoritarismo es una visión vertical y jerárquica de las interacciones humanas.

De acuerdo con lo anterior, autoritario no es aquel que tiene autoridad, sino los que profesan la creencia de que los humanos necesitamos dominarnos unos a los otros. Aquí el énfasis va en “necesitamos”, pues no se refiere a convenios voluntarios sino a la calidad de las personas; unas superiores y otras inferiores, nacidas para estar arriba o abajo, mandar o someterse. 

El sueño de todo autoritario es ser el que manda, estar arriba y forzar a otros a hacer lo que él diga, ya sea mediante un rango o a través de la manipulación. Así esté subido en un pequeño tabique, eso le es suficiente para sentirse autorizado a maltratar a los que puede. Quizá sea un simple portero de dos viviendas, traiga placa de policía o tenga una empresa; habla grueso, impone su capricho y utiliza a otros para sus fines, aunque solo se trate de inflar su ego: “Por aquí usted no pasa”,  “no sabe con quién está hablando”.

La persona autoritaria está convencida de que se necesita un líder, caudillo o persona autorizada que indique lo permitido o prohibido. Se adhiere a lo que este diga. Se somete y lucha para que otros también se sometan. No cree en el valor del individuo. Nada de libres pensadores autónomos que se arroguen el derecho de opinar por sí mismos o sentirse responsables de su propio bienestar. Suele decir: “¿En base a qué autoridad opinas así?, ¿en la tuya propia? ¡Bah, eso vale muy poco! Aquí las cosas son así”.

Puesto que una comunidad autoritaria está convencida de necesitar un líder fuerte, lo crea. Luego, lo adora, le atribuye características sobrehumanas, lo defiende contra los disidentes que no quieren rendirle pleitesía y finalmente cataloga a estos como malos, enemigos a los que hay que destruir (en las familias autoritarias, el desobediente es “oveja negra”).
No es extraño que en muchos países hayan existido gobiernos totalitarios, encabezados por un líder al que otros autoritarios siguen ciegamente, por mucho que sufran sus respectivos pueblos. 

 Mussolini usó por primera vez el término "totalitarismo" y lo expresó en el eslogan "todo en el estado, todo para el estado, nada fuera del estado, nada contra el estado".  

Un refrán popular asegura que “de músico, poeta y loco, todos tenemos un poco”. Podríamos añadir: de autoritario, también, por la influencia cultural.

Hoy que estamos en cuarentena, cada uno podemos descubrir qué tan autoritarios somos y cuál es la motivación de nuestra conducta, preguntándonos: ¿Me quedo en casa voluntariamente, porque considero es lo mejor para mí o para otros, o porque me amenazan con una multa? Y cuando veo a los que salen y siguen trabajando, ¿confío en que tienen motivos importantes, o me gustaría que alguien los recluyera por la fuerza, como en los países que los han obligado a palos? 

“Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com