lunes, 29 de octubre de 2012

EL TRIÁNGULO DRAMÁTICO


Mi terapeuta opina que estoy en un triángulo dramático. ¿Podría hablar algo del tema?

RESPUESTA

Si estás en un “triángulo dramático”, quiere decir que en tu medio ambiente existe un conflicto, y tú has recibido una “invitación” para participar en él; por lo tanto, tienes opción de hacerlo desde alguno de los tres roles clásicos: víctima, perseguidor  y salvador, o como persona responsable de sí misma que no se deja enganchar.

Voy a poner un ejemplo: Una abuela ama entrañablemente a su nieta. Durante una comida, el actor uno, la pequeña, empuja intencionalmente el plato y anuncia: “Está feo”. El actor dos, la madre, la reprende: “Esos no son modales”; el actor tres, la abuela, interviene y convierte la situación en triángulo dramático al decir a la hija: “Tú siempre desaprobándola, si no le gusta, dale otra cosa”. Ya está: ha puesto a la hija en el rol de perseguidora, a la niña como víctima y ella misma es la salvadora que viene a poner orden.  Desde ese momento, los  roles pueden ser intercambiados entre los tres protagonistas. Imaginemos que la hija se engancha y contesta: “Y tú siempre desaprobándome a mí”; ha tomado el rol de víctima, como si dijera: “Tú me haces daño”; por lo tanto, ahora la perseguidora es la abuela. A la niña le toca ser salvadora; acepta el rol y dice: “Mi abuelita sí me quiere (es buena)”. Así pueden continuar indefinidamente, lanzándose acusaciones (perseguidor); doliéndose de ellas (víctima) y entrando al rescate (salvador) al tomar partido.  El resultado es siempre enormes cantidades de dolor, resentimiento y frustración; crece cada día la sensación de soledad e incomprensión y los participantes, aun queriéndose, pueden tener la convicción de que se odian. Y solamente hay entre ellos un mal hábito de interacción.

Es difícil escapar de un triángulo dramático cuando ya se ha aceptado participar en él; sin embargo, es posible. ¿Cómo? Cada actor dedicándose a saber cuál es exactamente su responsabilidad, y limitándose a vivir lo que le corresponde. En el ejemplo, la responsabilidad de la niña es adquirir modales; la de la madre, enseñarlos y exigirlos; la de la abuela, estar presente dándoles amor a todos por igual, sin opinar sobre los métodos de educación, máxime si no se le pregunta.

El modelo del triángulo dramático puede aplicarse en cualquier interacción, ya sea entre personas o entre grupos. Una maestra llama a la mamá de un alumno y le informa: “Su hijo hace esto y aquello”. La madre puede limitarse a su responsabilidad y preguntar: “¿Qué solución sugiere?”, o decir: “Usted le tiene antipatía” o “sus métodos son inadecuados”. Con las últimas expresiones, estaría haciendo una invitación a participar en un triángulo dramático. En cuanto los otros dos actores acepten, tendrán en marcha un conflicto sin fin. En grupos: Digamos que un comité debe organizar una tómbola y pide al personal docente que les permita entrar a los salones y solicitar obsequios. Uno de los maestros dice: “Van a interrumpir, luego es difícil recuperar el orden”. Los miembros del comité pueden respetar la responsabilidad de cada campo y preguntar: “¿Cómo sugiere que hagamos?”,  o invitar al triángulo dramático: “Ustedes son maestros y no quieren a la escuela”. Si ellos se perciben como víctimas de una acusación y responden como tales, no faltará otro grupo o persona que sea invitado como salvador. En cuanto éste acepte el rol, tendremos conflicto para rato entre comité, maestros y el grupo o persona que quiso intervenir.  “El que mete paz, saca más”. Y ya sabemos que los roles se intercambian constantemente, así que pronto circularán acusaciones cada vez más graves y defensas más desgarradoras.

Fuente: Stephen Karpman describió este modelo por primera vez en 1968. Se utiliza en Análisis Transaccional.

 
 

 

lunes, 22 de octubre de 2012


RESONANCIA EN EL ALMA

Quiero destacar que me parece buena idea que su columna sea abierta e incluya teléfono y correo electrónico para comunicarse, de esta manera se establece un diálogo entre quien escribe y quienes leen; que presente vivencias, porque me parece un pleonasmo tratar de lo obvio si no tiene aplicación práctica, ¿y cómo replicar?; que personas con conocimiento académico para tratar temas, lo hagan; pero tener cómo responderles,  porque considero que es una obligación de los ciudadanos ser garantes de la libertad de expresión pacífica.  Mi sugerencia es que usted no se limite a escribir como una “Doctora Corazón”, sino que incluya las fuentes, de dónde saca lo que dice, cómo se relaciona con qué, estudios comparativos con otras partes del mundo, porque si queremos ser hombres integrales, necesitamos ver los continentes, qué sucede en ellos, en qué sitio estamos. Es como si me dicen: el SIT tiene excelencia, ¿comparado con qué? Por ejemplo, la arquidiócesis trata de cumplir en sacar adelante la pastoral de migrantes, y el día 30 va a venir a La Salle de León un líder que muchos conocen, el padre Solalinde, que dará una plática abierta al público, y un día antes habrá un evento. A él se le pregunta, porque conoce, no se cierran con sus ideas.

RESPUESTA

Agradezco tu colaboración; para mí es siempre satisfactorio que las personas quieran comunicarse y expresen sus pensamientos. Gracias también por tus palabras de aprecio por lo que escribo, y porque me llames “Doctora Corazón”. Esta expresión viene de un programa de radio de tiempos en que tal vez tú y yo no habíamos nacido; tuvo tanto éxito al introducir el sentimiento y la conducta entre los temas radiofónicos, que su nombre quedó incluido entre nuestras frases hechas o dichos con los que expresamos una idea más compleja, como cuando decimos “cantinflear” o “hacerle al jipie”. Gracias. De hecho, la intención de la columna es mantener una ventana abierta al público, y procuro responder a las solicitudes de la mejor manera que puedo. No siempre aparecen publicadas, en ocasiones solamente respondo por teléfono o por correo.

Respecto a incluir las fuentes que apoyan lo que afirmo y estudios comparativos, trataré de ser más explícita cuando los estoy citando, posiblemente han quedado poco evidenciados o como una mención no relevante; digo esto sin dejar de ser consciente de que todo lenguaje, no solamente el mío, tiene siempre un punto ciego, pues al intentar atraer la mirada del interlocutor hacia un tema específico, y lograrlo, se deja afuera algo más, que también forma parte del entorno. Dicho de otra forma, en cualquier intervención somos parciales, porque captar y expresar la totalidad, rebasa con mucho nuestras capacidades.

Ciertamente los humanos tenemos que aceptar la necesidad de reducirnos, de ubicarnos, porque nadie posee conocimiento sobre todos los temas; un político habla de política, un médico de medicina, y yo, al hablar de psicología, sólo intento llegar al alma de las personas y encontrar resonancia en ella, de manera que en el lector se dé una reconciliación interior consigo mismo y con su entorno, a fin de que conserve su armonía tanto en circunstancias que le gustan como en las que le desagradan. Nuevamente, gracias por tu aportación.

martes, 16 de octubre de 2012

LA MEDITACIÓN


Muchos recomiendan la meditación, ¿por qué es importante?, yo nunca he podido hacerla, dejar la mente en blanco no se me da, me distraigo pensando en lo que tengo qué hacer o lo que me preocupa. ¿Puede hablar algo sobre ella?

RESPUESTA

La meditación es una técnica muy antigua que consiste, esencialmente, en cerrar los ojos al mundo exterior y centrarlos en el interior, de manera que la respiración se acompasa y profundiza y el cuerpo se relaja.

Meditar es un regalo que te haces a ti mismo. Puede evitar que te sumerjas en una estampida frenética en la que ya nadie sabe por qué corre, de qué huye o hacia dónde va. Precisamente cuando estás muy estresado u ocupado, será excelente para ti que detengas tu carrera y te ocupes en centrarte.

Muchas personas creen que es muy difícil meditar, pero no es así; sólo se requiere decidir hacerlo y dedicarle unos minutos al día.  Luchar por poner la mente en blanco es sólo una de las muchísimas técnicas que existen: centrando la atención en algo: la respiración, los pensamientos, un objeto como la luz de una vela o una flor, un mantra (palabra o jaculatoria), un texto sagrado, un rezo repetitivo, una imagen mental, un propósito, deseo, visión, una parte del cuerpo, etc., etc. Lo importante es detenerse y “mirar”.

Para ti, quizá sea una buena idea centrarte en lo que te preocupa. Olvidas lo de poner tu mente en blanco y te dices: “Ahora me concentro en este asunto y lo miro con amor”. Respiras, y mientras el aire entra y sale de tus pulmones, formas una imagen (visual) del tema. No la juzgas ni la presionas para que aparezca, tu mente la creará y tú sólo das permiso para que se forme libremente.

La meditación es utilizada para lograr diversos objetivos. Es mejor tener uno. Por ejemplo, entrar en contacto consciente con la divinidad, la propia mente, el cuerpo, la sabiduría interior, la paz, la salud, la solución para problemas, soltar algo que obstaculiza el propio bienestar, como rencores, preocupaciones, obsesiones, contracturas musculares, etc.

Digamos que tu objetivo es encontrar una solución a lo que te preocupa. Ya con la imagen que formó tu mente, esperas a mirar qué ocurre con ella. Voy a inventar que dicha imagen fue un caballo con muchos lazos al cuello que no lo dejan caminar, unos tiran hacia adelante y otros hacia atrás. No es necesario que una imagen sea tan compleja, puede ser una simple hormiga cargando su hoja, o que te vas de viaje y estás abordando el avión. Como dije antes, no juzgas las imágenes ni piensas que son distracciones, sino que te detienes a mirarlas, especialmente a una. Te cercioras que tu respiración está acompasada y continúas observando pasivamente qué ocurre. Quizá sientas la inspiración de hacer algo, como por ejemplo, quitar un lazo del cuello del animal; lo haces y esperas a observar qué pasa, mientras te vuelves a cerciorar que tu respiración continúa pausada y profunda. Cuando, por los cambios realizados, sientes que la imagen está como tú la deseas, es tiempo de terminar la meditación. Éste es un ejemplo de una bastante larga; es decir, que requiere buen tiempo de concentración. Hay otras que son muy cortas.

Una meditación corta sería hacer algunas inhalaciones profundas, cerrar los ojos, localizar cualquier tensión en el cuerpo y centrarte en disolverla. Al inhalar, dices para ti: “Te amo y te apruebo”. Y al exhalar: “Con amor todo se puede mejorar”. Esto lo repites cada vez que te acuerdas, hasta que sientes que la tensión te abandona y tu ser se armoniza.

Los anteriores han sido sólo ejemplos, pero tu mente puede enseñarte muchas otras formas, si decides concentrarte en contactar con ella, escucharla, mirar o sentir lo que te comunica.

“Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com o al teléfono 7 63 47 28

 

 

 

 

 

lunes, 8 de octubre de 2012

LA FUERZA DEL ESPÍRITU


Mis papás tienen 38 años de casados y nunca la llevaron muy bien que digamos, sin embargo estuvieron juntos, pero mi papá se fue de la casa, ya de 59 años, y tuvo una hija por ahí a los 57,  mi mamá se puso enferma no sé si de tristeza o del coraje, dice que tanto aguantarlo para que ahora salga con esto. Lo que yo más lamento es el ejemplo que están teniendo mis hijos, no sé cómo explicarles y temo que lo vean como normal.

RESPUESTA

Un psicólogo e investigador muy famoso, Bateson, decía que un problema nunca se resuelve en el nivel en que se planteó; su solución exige llegar a un nivel superior. ¿Cuál? Se le puede llamar “conexión con el Espíritu”, es decir, estar conectado con Aquel que da el mismo amor a todo lo que existe y “hace salir el sol sobre buenos y malos, justos e injustos”. Significa que, para integrar y superar lo que describes, todos ustedes necesitarán acceder a ese nivel superior; de lo contrario, no hay solución posible y todos seguirán afectados, también tus hijos. ¿Cómo se accede?

En cuanto asentimos a un conflicto, crisis, enfermedad o la vida tal como se presentan, entramos en resonancia con la fuerza del Espíritu; esto es, crecemos, sanamos y nos transformamos en una poderosa fuerza de sanación que eleva la frecuencia de todos y de todo lo que vibra con nosotros.

Este asentimiento muchas veces nos parece irracional: ¿acaso debemos estar de acuerdo con la injusticia?, ¿deberíamos quedarnos sin hacer nada? Y decimos: “¡De ninguna manera!”. Entonces, nos aplicamos a cambiar o detener el curso de las cosas, con el mismo éxito que si quisiéramos detener o modificar un caudaloso río. Después de enorme gasto y esfuerzo, tenemos que comprobar que el río tiende a seguir su cauce original.

Hacernos cargo de conflictos que ya pasaron, o que sus verdaderos dueños dejaron sin resolver, solamente nos inmiscuye en una situación sin salida y nos obliga a repetir una y otra vez las reacciones no deseadas, ahora en nuestra propia vida. ¿Qué significa?

Los verdaderos dueños del conflicto que describes son tu papá y tu mamá, a ellos les toca hacer o no hacer algo. Ustedes, los hijos y nietos, solamente serán afectados si se inmiscuyen. ¿Cómo nos inmiscuimos? Reclamando, juzgando, condenando, queriendo hacer algo para que las cosas sean diferentes de como son, apropiándonos de una responsabilidad que no nos corresponde. Ellos, los dueños, han tomado u omitido decisiones en sus vidas; las consecuencias son suyas. Nadie, aparte de ellos mismos, debe hacerse cargo de dichas consecuencias.

Tú temes por tus hijos y el ejemplo que están recibiendo; pero ésta es una magnífica oportunidad para que ellos aprendan de ti el respeto y el contenerse frente a una situación que no les toca resolver. Es un hecho que nacieron en este planeta y en él deben vivir. Contiene multitud de eventos agradables y desagradables. Tú no puedes crearles otro mundo a tu gusto; o aprenden a convivir con el bien y el mal, o toda la vida estarán quejándose de la injusticia. La fuerza del Espíritu nos permite actuar como Él: dejando que nuestro amor alumbre también a aquellos que no nos gusta lo que hacen.

 

 

 

 

 

 

martes, 2 de octubre de 2012

MI HIJA ES ADOPTADA


Tengo una hija que es adoptada. Su madre biológica la regaló al nacer y hace dos años vino hasta mi casa a pedirme que la dejara ver a la niña, yo me negué. Pienso que para ser padres no basta con haber traído hijos al mundo y luego desentenderse de ellos, en cambio mi esposo y yo la hemos querido, sostenido y dado todo nuestro apoyo y cariño. Mi pregunta es que ahora mi hija tiene 9 años y no sé de dónde ha sacado la obsesión por saber si es nuestra o adoptada, quién sabe si  alguien de la familia le haya insinuado algo y no sé cómo protegerla de indiscreciones, porque no puedo controlarles la boca a todos los que saben la historia. Pregunto qué hacer o decir para que mi hija deje atrás sus dudas.

RESPUESTA

Un hombre y una mujer que adoptan a un niño pasan a ser padres de éste, con los derechos y obligaciones que corresponden a cualquier padre. Ustedes hacen muy bien en sostener a su hija y darle todo su apoyo y su cariño, para que ella pueda enfrentar y manejar su vida de la mejor manera posible, hoy y en el futuro. Felicidades por esta generosidad y por el amor tan grande que le tienen, ella les agradecerá toda la vida. Con cada comprensión de cómo ha sido su destino, más motivos tendrá para sentirse afortunada de tenerlos como padres, a pesar de que no fueron ustedes la puerta que la trajo a la vida.

Tú preguntas qué hacer o decir para que tu hija deje atrás sus dudas, y yo imagino que te refieres a cómo decirle la verdad; lo contrario, es decir, fortalecer el secreto de su origen, no la hará “salir de dudas”, sino que las aumentará, puesto que sus células lo saben todo: que la niña está relacionada con dos sistemas a los que debe dar un orden en su corazón; que ustedes  le han proporcionado uno con abuelos, tíos, primos, quizá hermanos, y una forma cultural de vivir que contiene creencias, actitudes y conductas muy establecidas; que ella sigue perteneciendo a otro igualmente complejo, el de sus padres biológicos, que también debe ser honrado y reconocido.  

Decir la verdad a tu hija requiere de un proceso de preparación de parte tuya y del papá, en el sentido de que primero realicen ustedes, en sí mismos, los pasos que ella dará después, con el propósito de que la información le sea menos traumática. ¿Cuáles son estos pasos?

1)      1. Agradecer a los padres biológicos que hayan renunciado a su hija, y con ello dado oportunidad de que la adoptaran. Ayudará mucho que ustedes, los padres actuales, hayan comprendido que salieron beneficiados donde otras personas perdieron.

2)    2.   Honrar en estos padres el derecho a elegir -acertada o desacertadamente-  las opciones que en su momento consideraron mejores o menos malas, y dejar en sus manos la responsabilidad de su decisión. No es incumbencia de ustedes, ni de la niña, analizar la bondad o maldad de ellos, encontrar justificantes o agravantes, aliviarlos o condenarlos por lo que hicieron. El honrar este derecho a equivocarse, intrínseco a todo ser humano, será crucial respecto a la paz con que la niña pueda asimilar la verdad.

3)     3.  Honrar el dolor de los padres biológicos que, consciente o inconscientemente, de manera voluntaria u obligada,  se vieron privados de continuar con su labor paternal. Y el dolor y frustración de la niña al ser separada de ellos, lo mismo en el momento que sepa conscientemente  la verdad, puesto que no existe argumento que explique bastante a un hijo el que sus padres no pudieran tomarlo.

4)      4. Aceptar de buen grado y no negar que:

a.       la niña ha sido enriquecida con dos sistemas familiares distintos;

b.      que para lo anterior, uno, el biológico, debió retirarse. Reconciliarse ustedes con esta situación y agradecerla, será de capital importancia para el momento en que su hija deba hacerlo;

c.       la niña debe renunciar para siempre a “lo que pudo haber sido y no fue”; es decir, haber vivido ella con sus padres de sangre. No sucedió ni sucederá, sería vano y dañino incluirlo entre “lo posible”; el pasado es pasado. En cambio, si ustedes pueden ver que la Vida cuidó de la niña, también ella podrá comprender que la puso en un sitio seguro, un hogar, lo cual es un buen regalo de Dios o del Destino, que necesita agradecer.

Una vez logrado lo anterior, posiblemente ustedes ya sabrán cómo hablar y actuar. Si desearan ser acompañados en lo descrito, podrían hacer una Constelación Familiar, o varias, si resultara necesario.