miércoles, 4 de diciembre de 2019

ESTAR A CARGO DE LA PROPIA FELICIDAD

Leí su publicación donde dice que hay que dejar de cargar problemas ajenos, miedos inculcados, etcétera. Pero hay algo que por más que intento que no me afecte no he podido estar tranquilo. No es un miedo que traiga de mi infancia, es un miedo que tengo como padre. Me da miedo mi país, su inseguridad, los asaltos, secuestros, asesinatos, y me quitan la tranquilidad porque ya nos alcanzó esta realidad, ya no hablamos del país vecino o de una ciudad alejada de nosotros, ya saltó a la vuelta de tu hogar, secuestros a personas conocidas. Sé que yo no soy el del secuestro o el que asaltó o mató a alguien, y me vienen a la mente sus palabras en donde la acción de una persona no tiene por qué afectarme, pero en este caso me afecta en mi paz en mi tranquilidad y en mi hijo; quisiera dejarle un país tranquilo y seguro para vivir. ¿Cómo poder superar o dejar de sentir este enojo hacia la gente que hace este mal?
OPINIÓN
¡Qué pregunta más difícil e interesante! Tienes razón en que el ambiente actual no ayuda para que vivamos tranquilos y felices; más bien es adverso. Produce personas asustadas y enojadas. Nuestra sociedad está enferma de la enfermedad de la violencia. Nuestro país da miedo por su inseguridad. No es que estemos inventando o exagerando ni que nuestros miedos sean los delirios de un loco, sino que son muy reales.
Sabemos que cada uno de los pensamientos y sentimientos que experimentamos modifican nuestro cuerpo en sus reacciones electroquímicas y, por lo tanto, influyen en nuestra salud física y mental. ¿Nos resignaremos a enfermar, o haremos algo para permanecer sanos?
Por lo pronto, no hay señales ciertas de que la solución al miedo y enojo que nos provoca la inseguridad vaya a provenir de afuera, de la sociedad o del gobierno. Debe surgir de adentro, de la habilidad de cada uno para luchar por la propia felicidad.
La felicidad no es fácil, hay que buscarla, defenderla y cuidarla todos los días, día y noche, pero ¿cómo lograrla si estamos enojados o asustados?
Con la paz interior.  Necesitamos lograr esta paz, por amor a nosotros y a nuestros seres queridos, o formaremos parte del problema. Si uno sabe de un atraco o un secuestro y siente ganas de patear a los autores, ya se contaminó de violencia, la trae adentro. Necesita limpiarse y soltarla: “Esto no es mío”.
Si uno deja de cargar con culpas y miedos ajenos y se enfoca sólo en sus propias responsabilidades, puede atender la de encontrar la manera de ser feliz.
Cada persona puede preguntarse: ¿Cuál es mi responsabilidad respecto a la inseguridad? Por ejemplo, cerrar mi puerta con llave. No ser ostentosa ni presuntuosa. Rodearme de personas honestas y conocidas, no pedir favores o préstamos o hacer negocios con delincuentes... Eso en lo físico.
En lo mental: mantener mi mundo sin violencia y con amor. Mi mundo soy yo y mis seres queridos. También los conocidos. Por lo general, los pares se juntan: ratas con ratas, colibríes con colibríes, pacíficos y amorosos con pacíficos y amorosos. 
En lo espiritual. Quienes tienen fe en un Poder Superior y hacen oración, poseen un recurso adicional: orar por la propia paz y también por los delincuentes, pedir para ellos, con amor, la paz y la sabiduría.
Por último: legar a nuestros hijos un país tranquilo y seguro para vivir no está en nuestras manos. Vamos a dejarles lo que hay más lo que somos; nuestro estilo y aprendizaje de cómo imponernos a la adversidad en lugar de sucumbir ante ella.
“Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com , o al teléfono 7 63 02 51