martes, 17 de septiembre de 2013

AUTOESTIMA VOLUNTARIA


Tengo 30 años y me considero una persona con una autoestima "media", ya que no siempre me atrevo a expresar mi opinión, me cuesta trabajo tomar decisiones y no soy capaz de establecer relaciones de amistad duraderas. Mi familia era muy criticona y burlona conmigo por mi aspecto físico, mi mamá aun lo sigue siendo, creo que también tiene baja su autoestima. Quiero romper esa cadena generacional y que mi niña no sufra de lo mismo, que goce de una alta confianza en sí misma y para ello debo tenerla yo también. He mejorado mucho a través de la lectura y de la ayuda de mi esposo, él sí goza de una buena autoestima, pero aún tengo ese huequito que falta por llenarse y constantemente me estoy autocriticando. ¿Qué consejos o ejemplos me puedes dar para aumentar mi autoestima?

RESPUESTA

Cuando dices “autoestima media”, imagino que te refieres a que eres como somos la mayoría de los humanos, que no siempre nos atrevemos a expresar nuestra opinión, nos cuesta trabajo tomar decisiones y establecemos muy pocas relaciones duraderas; es decir, con la familia, que aunque tuviera enredos nunca se destruye, y con escasos amigos muy cercanos, los demás son más bien conocidos o compañeros, aunque los llamemos amigos. También imagino que no te gusta “ser del montón” y crees que, autocriticándote, un día lograrás volverte ¿perfecta?, ¿super-humana?,  ¿sobre-natural? o cómo se diga que no eres como los demás hombres. ¿Voy bien? Y que tu aspiración es que tu hija sí sea, desde ahora y para toda su vida, la perfecta super-humana o sobre-natural que a ti te ha sido negado ser. Y que tu esposo ya es, en tu imaginación, un perfecto super-humano o sobre-natural. Eso entiendo.

Mejor vamos a replantear tu pregunta: mi mamá es criticona, yo soy criticona sobre todo conmigo misma y no quisiera que mi hija fuera como somos mi mamá y yo... ¿Voy mejor, o todavía no? Quién sabe. Bueno, creo que preferiré un poco de teoría.

Las ideas que tenemos sobre nosotros mismos y sobre cualquier otra cosa, son ideas; es decir, conclusiones intelectuales que a veces sí y a veces no, concuerdan con la realidad. Muchas ideas pueden ser descabelladas, como: tengo que ser perfecta, si no soy perfecta (o bonita, delgada, simpática, etc.) no merezco ser amada y podríamos poner millones de ejemplos más. Estas ideas, por ser conclusiones que obtenemos a lo largo de la vida, difícilmente pueden ser cuestionadas por nosotros mismos; son nuestras creencias y las expresamos diciendo: “yo creo que…” Al parecer, así somos los humanos.

Diferente a las ideas es nuestra parte afectiva. Ésta “reacciona” a los eventos con emociones y sentimientos. ¿Cómo? Comparando cada hecho con dos “modelos” que tenemos grabados adentro, uno que proviene de la biología y el otro de las ideas. Por ejemplo: voy caminando, tropiezo y me lastimo una rodilla. La biología informa con dolor físico: aquí hubo un raspón. Las ideas me dicen multitud de cosas: que soy atolondrada, imprudente, ridícula... Mi parte afectiva toma en cuenta todo lo anterior y reacciona con emociones: Pobrecita de mí, cuánto me duele el raspón (compasión o conmiseración); Fíjate, tonta (perfeccionismo lastimado); Todos me vieron (vergüenza, culpa) y tantas posibilidades más. Aquí lo importante es distinguir entre ideas y emociones; o sea, entre pensamientos y afectos. Las imágenes sobre nosotros mismos pertenecen al pensamiento, y la autoestima pertenece a los afectos.

Volviendo al primero y segundo párrafos, supongamos que el patrón allí descrito existe en alguna persona, aunque no seas tú. Estaríamos hablando de imágenes, ideas o pensamientos. La  persona en cuestión sólo podría liberarse de todo eso decidiendo en su interior: “Aunque soy imperfecta, de todas maneras elijo amarme y ser siempre mi propia mejor amiga”, entonces tendría autoestima, sin necesidad de llegar a la perfección que su sistema de ideas le exige. Conclusión: la autoestima buena o mala depende de la ELECCIÓN VOLUNTARIA de tener amor u odio hacia uno mismo (afectividad), y no de la buena o mala autoimagen (intelecto) que nos hayamos forjado.

“Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com , al teléfono 7 63 02 51 o en facebook.com/Pascua Constelaciones Familiares.

 

 

 

 

 

martes, 10 de septiembre de 2013

CAMINAR EN CÍRCULOS


Mi madre me golpeaba de tal y tal manera que yo ahora estoy enfermo por esos traumas pasados y siempre tengo miedo de que se me vayan las personas que quiero; pero pensando que tengo derecho a algo aunque sea poco, no me detuvo que mi esposa, entonces novia, se casara conmigo por interés o a lo mejor no, no lo sé con seguridad. Ahora sí que me detiene el miedo a que me engañe. Un amigo me enseñó cómo hacer que el teléfono de ella me avisara dónde anda y me enteré de que miente, dice que va a un lado y está en otro, dice que no sale y sí lo hace, y yo me siento con ganas de no sé qué hacer, necesito algo, una estrategia o cómo cambiar para que ella sienta que quiere quedarse porque quiere.

RESPUESTA

Explicas que estás enfermo por traumas pasados y debido a ellos quedaste con miedo de que las personas queridas se te vayan. Esto debe ocasionarte un dolor muy grande. Y que no estás seguro de que tu esposa se casó contigo porque quería hacerlo, sino por interés de algo que tienes tú y a ella le falta; o sea, no crees que te ama o por lo menos lo dudas. Ahora la vigilas, imagino que sin ella darse cuenta, y has descubierto que tiene miedo de decirte a dónde va y qué hace. ¿Qué sucedería si te lo dijera? ¿Estarías de acuerdo, o se lo impedirías? Y quieres cambiar. ¿Hacia dónde? No dices que quieras sanar tus traumas, sino encontrar una forma de hacer que tu esposa modifique sus sentimientos y deseos. ¿Crees que esto sea posible? No, y si lo fuera, ¿sería deseable que tú manejaras su corazón como si fuera un auto, que da vuelta hacia donde tú giras el volante? Porque en el muy remoto caso de que esto pudiera hacerse realidad, todavía podrías cuestionarte: ¿Me ama porque quiere, o porque yo la estoy obligando? Es un círculo vicioso sin salida, y observa qué deseo tan grande tienes tú de que las personas puedan hacer algo porque desean hacerlo.

Cuando tenemos un trauma, quiere decir que un acontecimiento se ha quedado fijo en nuestra mente y tiñe todos nuestros pensamientos. Es decir, que no pensamos con libertad, sino que todo parece encaminado a repetir aquella situación que tanto nos dolió y sufrirla otra vez, y otra, y otra, aunque las circunstancias sean distintas y no la estén provocando; somos nosotros mismos quienes acomodamos el escenario e interpretamos los acontecimientos de manera tal que puedan ocasionarnos el mismo dolor de nuevo. Inclusive nos mentimos a nosotros mismos para lograrlo, porque estamos atorados y patinando en un mismo hecho. No hacemos lo que queremos. No pensamos lo que queremos. No sentimos lo que queremos. Nuestra atención está puesta en repetir y volver a repetir lo que no queremos. Observa: tú le pusiste truco al teléfono de tu esposa, tarde o temprano ella se va a dar cuenta o tú se lo dirás, ¿qué hará ella cuando lo sepa? Si no te pega como hacía tu mamá, por lo menos te va a castigar duramente, quizá dejándote de hablar o enojándose. Listo. Trauma repetido. Es importante que busques tratamiento, a fin de que recuperes tu libertad para pensar.

Hoy es miércoles segundo de mes, nos toca charla informativa de entrada libre. Será a las 8pm. La daré yo con el tema “El corazón en México”. Invito a todos, me alegrará que asistan. San Esteban 408, La Martinica. También el próximo miércoles 18 me toca dar el tema “Ecología de la mente”, pero éste va dirigido exclusivamente a personas entrenadas en Constelaciones Familiares.

“Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com , o en facebook.com/Pascua Constelaciones Familiares.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

martes, 3 de septiembre de 2013

TOMAR UNA DECISIÓN


Soy soltera, de 28 años, tengo pareja, soltero también él y no vivimos juntos. A mi edad, accidentalmente salgo embarazada y he comenzado a tener problemas con mi pareja, él me culpa, porque no planeábamos esto. Yo tampoco entiendo cómo pudo pasar, pienso que no fue una decisión de ninguno de los dos y que no estamos listos para tanta responsabilidad. No sé qué hacer. Él opina que debemos abortar y a mí me espanta igual acceder y no acceder, no puedo imaginarme como mamá, cambiaría toda mi vida, y tener que decirles a mis padres  y luego las murmuraciones y que yo lo obligue a él a una responsabilidad que no desea, pero yo sola me parece imposible.

RESPUESTA

¿Tú sabes qué empuja al vapor a subir hasta las nubes?,  ¿y al agua para que corra siempre hacia abajo? Hay fuerzas, las entendamos o no, que conducen el universo. Entre ellas está el instinto. Si este poderoso impulso no nos empujara, nunca tomaríamos cargas tan enormes como tener hijos o formar una familia, no tendríamos fuerza para enfrentar un parto ni motivación para entregarnos a satisfacer necesidades de otros seres que no somos nosotros mismos. Quiero decir que somos empujados también por dentro, no solo por la gente, la costumbre o el deber. Dices que este embarazo no fue decisión de ustedes dos, y yo me pregunto entonces de quién fue. ¿Del instinto? Él está al servicio de la vida y te ha hecho una invitación a un cambio drástico en tu existencia. ¿La aceptarás? No lo sé. ¿Trataré de influir en ti para que te inclines por el sí o por el no? Creo que en lo más profundo y secreto, tu decisión ha sido tomada. Cuando es así, atendemos sólo aquellos consejos u opiniones que coincidan con lo decidido. También podemos cambiar de elección, pero desde adentro. Desviaré mi respuesta hacia otros puntos que me llaman la atención en tu relato.

Utilizas las palabras “acceder o no acceder”, en este caso, a la opinión de él, de abortar. ¿Son palabras justas? ¿Significan que él decide y tú lo sigues? ¿Estás pensando que la responsabilidad es sólo suya? Porque ambos son adultos, no solamente él, ni solamente tú.

Más adelante incluyes entre tus temores: “que yo lo obligue a él a una responsabilidad que no desea”. ¿Crees que alguien puede obligar a otro a que se sienta y comporte como persona responsable? Si obligar fuera posible, el sujeto obligado seguiría siendo irresponsable, y en el momento en que la amenaza o la presión desaparecieran, hará lo que quería y no le fue permitido.  Me pregunto si piensas que la responsabilidad no es inherente para él y para ti, sí. ¿Acaso opinas que los hijos son sólo de las madres?

Estas situaciones en que la vida nos pone en la necesidad de tomar decisiones importantes marcan un hito en nuestro desarrollo; cambiamos. El cambio es hacia una mayor o menor armonía con nosotros mismos. Te deseo que tu armonía aumente cada día.

El próximo viernes 6 comenzaremos nuestro Diplomado de Constelaciones Familiares, para la reconciliación de las personas con su origen y su historia. Pido a los lectores que nos deseen éxito.

 

 

 “Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com , o en facebook.com/Pascua Constelaciones Familiares.