La Terapia de Contención consiste en establecer un intenso
contacto físico, mediante un abrazo firme y prolongado, entre dos personas que
se encuentran en conflicto. Durante el abrazo, ambas reconocen y expresan sus
sentimientos ambivalentes de amor-odio y practican el control en la
manifestación de las emociones, persistiendo hasta que se restablece la liga
afectiva que existe entre ellas. ¿Suena fácil, o difícil?
Es difícil, sobre todo por la tendencia masiva de ambas a
huir del contacto. Para que el abrazo pueda suceder con éxito, la persona que
dará la contención, generalmente la madre o el padre, previamente hace una
constelación familiar a fin de conocer la dinámica existente entre los futuros
“contenedor” y “contenido”, y asiste a varias sesiones de preparación.
Prepararse significa que la persona se ubica en su fuerza;
se necesita muchísima para resistir sin abandonar la escucha de cosas que antes
no ha podido oír, por dolorosas, y además de expresar los propios sentimientos
al respecto, sea capaz de recuperarse y conectar con el amor que siempre
subyace en las relaciones padres-hijos.
La sesión puede llevar tiempo, a veces dos o tres horas. La
madre o el padre, o ambos, abrazan al niño y le hacen saber que no van a
soltarlo hasta que los mire y comprenda cuánto lo aman. Éste suele defenderse incluso
con violencia, y los padres siguen conteniéndolo firme y amorosamente. Como ya
han estudiado la situación, saben lo que deben decir, y el terapeuta que los
asiste va sugiriéndoles frases sanadoras. Cuando, por fin, el pequeño se rinde,
ellos lo abrazan y le hacen saber que son sus papás y estarán apoyándolo siempre
con su amor.
Mediante la Terapia de Contención es posible modificar la
dinámica de la relación padres-hijo y establecer patrones de contacto, en lugar de la tendencia a aislar o ignorar al
hijo por las dificultades que ocasiona, enfrentar esos sentimientos de ira,
tristeza, desencanto y otros, así como reconocer que el amor entre ellos es
inmortal e indestructible.
La Terapia de Contención ha demostrado ser eficaz con niños
que tienen trastornos del sueño, de la alimentación, incontinencia urinaria o
fecal, neurodermatitis, asma, cuadros infecciosos frecuentes, agresiones contra
sí mismos o los demás, hiperactividad, dificultades de aprendizaje, inseguridad
básica (porque la madre enfermó, debió dejarlo en incubadora o se ausentó por
cualquier otro motivo), niños tiranos, que han sufrido bulling grave y algunos
casos de autismo. También ayuda a los padres en el asentimiento de sus cargas,
pues una vez que han logrado resistir la tremenda experiencia de escuchar y
seguir firmes en el amor, conocen el camino y saben que poseen la fuerza
necesaria para tomar el liderazgo con el pequeño, y apoyarlo.
La Terapia de Contención también puede aplicarse con
adultos, para la reconciliación con los padres vivos o muertos, contención para
el duelo, para recuperar el amor materno, en parejas... Por razones obvias,
ésta es menos frecuente.
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