Es el segundo aniversario de la muerte de una sobrina que
se suicidó. Todos en la familia hemos sufrido trastornos muy grandes a causa de
eso, yo pienso que sobre todo los hermanitos de la muerta, quién sabe cómo se
han de sentir, mi hermano está flaco que nos da miedo que se ponga diabético y
la mamá, mi cuñada, se puso tremendamente gorda, casi creo que fue por eso. Yo
estoy muy preocupada, quisiera poder hacer algo porque toda la familia se puso
en desorden.
RESPUESTA
Qué dolor tan grande que muera un miembro de la
familia, más si el miembro es joven, y se multiplica cuando la
muerte fue por propia mano. Los familiares
se ven sumergidos en un mar de sufrimiento que parece inagotable y se
preguntan ¿por qué?, tratando de encontrar culpables. A veces se enojan con
Dios. Durante un tiempo sienten que no pueden continuar viviendo bien, como si
no tuvieran derecho a estar saludables y alegres mientras uno de ellos, el
muerto, sufrió en tal medida que puso fin a su existencia. Entonces se forma un
círculo vicioso que les impide luchar por sobrevivir y reinsertarse a la vida,
como si todos se hubieran muerto aquel mismo día, junto con el ser amado.
¿Puedes hacer algo? Sí. Antes de tratar de influir
directamente sobre los que consideras más afectados, por ejemplo los hermanitos
de la difunta, tu hermano o tu cuñada, necesitarás ponerte bien tú, porque
nadie da lo que no tiene.
¿A qué me refiero? A que todos tienen sus miradas puestas
en la tragedia y no pueden separarlas de allí. También tú. Alguien dijo que es
mejor encender un cerillo que maldecir la oscuridad. Esta muerte los metió a la
oscuridad, también a ti. Necesitas encender una lucecita. ¿Cómo?
Es imprescindible que te des cuenta de que tú y los demás
familiares siguen con vida. Luego, que voluntariamente vuelvas tus ojos hacia
lo que la vida significa. Entonces, en tu corazón, dices: “Yo me quedo”. Para
despedirte de tu sobrina, en tu mente la miras y le dices: “Respeto tu
decisión. Estabas en tu derecho de decidir lo que te pareció mejor, aunque no
haya sido de mi agrado. Me duele lo que hiciste. Ahora estás muerta. Tu tiempo
terminó; el mío continúa. Por favor, mira con buenos ojos que yo siga viviendo.
Te dejo en donde te toca estar y yo me ubico en donde a mí me toca estar. Siempre te amaré, con el dolor
que tu ausencia me ocasiona. Renuncio a tratar de resolver este enigma y me
entrego a vivir”.
Es probable que necesites varios intentos. Si tú logras
reinsertarte en la vida, puedes ser como el accidentado que cae en un río junto
con otras personas, pero él logra nadar hasta la orilla; entonces, desde tierra
firme, lanza una cuerda o un salvavidas a los que se están ahogando, o corre a
conseguir ayuda.
Quizá prefieras ser asistida en este proceso de soltar la
muerte y tomar la vida. Puedes obtener esta asistencia haciendo una Constelación
Familiar del evento. El proceso será similar al que te describí y probablemente
habrá más información que te ayude.
Deseo que tú y los tuyos puedan volver a tener una vida
buena y satisfactoria.