martes, 25 de septiembre de 2012

LUZ EN LA OSCURIDAD


Es el segundo aniversario de la muerte de una sobrina que se suicidó. Todos en la familia hemos sufrido trastornos muy grandes a causa de eso, yo pienso que sobre todo los hermanitos de la muerta, quién sabe cómo se han de sentir, mi hermano está flaco que nos da miedo que se ponga diabético y la mamá, mi cuñada, se puso tremendamente gorda, casi creo que fue por eso. Yo estoy muy preocupada, quisiera poder hacer algo porque toda la familia se puso en desorden.

RESPUESTA

Qué dolor tan grande que muera un miembro de la familia, más si el miembro es joven, y se multiplica cuando la muerte fue por propia mano. Los familiares  se ven sumergidos en un mar de sufrimiento que parece inagotable y se preguntan ¿por qué?, tratando de encontrar culpables. A veces se enojan con Dios. Durante un tiempo sienten que no pueden continuar viviendo bien, como si no tuvieran derecho a estar saludables y alegres mientras uno de ellos, el muerto, sufrió en tal medida que puso fin a su existencia. Entonces se forma un círculo vicioso que les impide luchar por sobrevivir y reinsertarse a la vida, como si todos se hubieran muerto aquel mismo día, junto con el ser amado.

¿Puedes hacer algo? Sí. Antes de tratar de influir directamente sobre los que consideras más afectados, por ejemplo los hermanitos de la difunta, tu hermano o tu cuñada, necesitarás ponerte bien tú, porque nadie da lo que no tiene.

¿A qué me refiero? A que todos tienen sus miradas puestas en la tragedia y no pueden separarlas de allí. También tú. Alguien dijo que es mejor encender un cerillo que maldecir la oscuridad. Esta muerte los metió a la oscuridad, también a ti. Necesitas encender una lucecita. ¿Cómo?

Es imprescindible que te des cuenta de que tú y los demás familiares siguen con vida. Luego, que voluntariamente vuelvas tus ojos hacia lo que la vida significa. Entonces, en tu corazón, dices: “Yo me quedo”. Para despedirte de tu sobrina, en tu mente la miras y le dices: “Respeto tu decisión. Estabas en tu derecho de decidir lo que te pareció mejor, aunque no haya sido de mi agrado. Me duele lo que hiciste. Ahora estás muerta. Tu tiempo terminó; el mío continúa. Por favor, mira con buenos ojos que yo siga viviendo. Te dejo en donde te toca estar y yo me ubico en donde a mí  me toca estar. Siempre te amaré, con el dolor que tu ausencia me ocasiona. Renuncio a tratar de resolver este enigma y me entrego a vivir”.

Es probable que necesites varios intentos. Si tú logras reinsertarte en la vida, puedes ser como el accidentado que cae en un río junto con otras personas, pero él logra nadar hasta la orilla; entonces, desde tierra firme, lanza una cuerda o un salvavidas a los que se están ahogando, o corre a conseguir ayuda.

Quizá prefieras ser asistida en este proceso de soltar la muerte y tomar la vida. Puedes obtener esta asistencia haciendo una Constelación Familiar del evento. El proceso será similar al que te describí y probablemente habrá más información que te ayude.

Deseo que tú y los tuyos puedan volver a tener una vida buena y satisfactoria.

 
 

 

lunes, 17 de septiembre de 2012

DÉJANOS LA PREOCUPACIÓN


En junio leí su artículo sobre sentirse responsable o culpable y me lo estuve pensando para escribirle. Tengo dos hijas, ambas casadas y con hijos, una de 35 y la otra de 30 años. La mayor se casó con un profesionista que le va más o menos bien económicamente y ella es cuidadosa en administrar el dinero, en cambio la segunda y el marido siguen pensando en divertirse, van al teatro, al cine, a viajes de fin de semana y nos dejan los niños a mi esposa y a mí. Esto nos gusta, los nietos se han convertido en nuestra alegría, pero estamos preocupados por los papás porque nada conservan, a mi hija le regalé un coche y que tuvieran dos, pero lo vendieron y a cada rato me está pidiendo dinero prestado para pagar su tarjeta de crédito. Su madre y yo la aconsejamos, le decimos que ya es madre y siente cabeza y él también, y nos responde que no intervengamos en su relación de pareja. ¿Debemos abstenernos, o intervenir?

RESPUESTA

Tu hija tiene 30 años y una gran capacidad para divertirse junto con su marido, lo cual es excelente; muchas personas de esa edad pierden la alegría y las ganas de participar en eventos. Tú y tu esposa ¿creen que ella debería ser menos vivaz,  o más bien temen que la pareja no sea capaz de asumir sus responsabilidades como padres? Sería muy interesante saber qué es lo que le aconsejan ustedes, si el “sentar cabeza” quiere decir olvidarse de la diversión o hacerse cargo de sus gastos.

Dices que tu hija responde que no intervengan en su relación de pareja, y yo me pregunto qué significan estas palabras. Tal vez esté pidiéndoles que ya no le presten más dinero ni le hagan regalos costosos, porque mientras ustedes acudan a “salvarlos” de sus compromisos económicos, por supuesto que están interviniendo, como si le dijeran: “No estamos de acuerdo en la manera que gastas lo que te damos, pero nos sentimos obligados a seguírtelo proporcionando. Tú no te preocupes, déjanos a nosotros la preocupación”.

Decir “no” a los hijos es muy difícil, sobre todo cuando queremos protegerlos de un sufrimiento. ¿Qué sucedería si ustedes dejaran de prestarles cada vez que ellos no saben qué hacer? Los cambios que deberían efectuar serían espectaculares, quizá tendrían problemas de dinero y comenzarían a culparse mutuamente de no cooperar lo suficiente, y otras dificultades que no es necesario imaginar, porque ustedes ya las previeron y por eso, aunque no les gusta, siguen cooperando para posponer el momento en que los tórtolos se den cuenta de que la vida es más que diversión, también es responsabilidad y trabajo arduo.

Otra pregunta, muy importante: ¿realmente le hacen préstamos a su hija, o son regalos?, ¿ella les paga completo el importe, o les entrega un abono o dos y luego se olvida? Porque ustedes merecen absoluta seriedad en sus tratos. Si ella no los cumpliera, estaría perdiéndoles el respeto y pensando: “Ellos aguantan, puedo abusar”.

“Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com o al teléfono 7 63 47 28

 

 

 

lunes, 10 de septiembre de 2012

CUMPLIR CON EL DESTINO


Leí su artículo del 29 de Agosto, sobre el orden antiguo y el gran peso de la cultura y la educación mexicanas, y quiero compartirle que junto con el hombre que era mi esposo, pagamos el costo cultural del que habla en pérdida y separación concluyendo en divorcio, en gran parte  por la situación económica. Usted menciona que el cambio es posible, con el tiempo, y generará actos y hechos que van a repercutir en mis hijos, mis nietos...

Con todo el tacto y prudencia hacia mi destino y hacia usted, me pregunté, ¿qué hay de mí? En el sentido de que tengo 26 años y mi realización era casarme, tener hijos y trabajar. Ahora, después de mi divorcio, el costo del que usted habla es inmenso, doloroso, agonizante, pero la exigencia aumentó y todo cambia, por lo tanto, ¿qué se puede hacer?, ¿qué pensamientos o afirmaciones diarias tengo que repetir? Yo y las muchas mujeres que están en algo similar. Ya sé que aceptar el tiempo, darse tiempo, todos sabemos que el tiempo lo cura todo, pero cada segundo de ese bendito tiempo se sufre y aquí no es para pensar que se puede dar amor al prójimo, a la comunidad, a un servicio social etc., eso ya se pensó. Una mujer sabe que su complemento es el hombre, que su aspiración personal es vibrar en una misma sintonía con un hombre que elija y que la elija, mas allá de su entorno, mas allá de su educación y su pasado, con todo el amor que por generaciones se ha acumulado y que se quiere vivir ahora, hoy, y que seguramente de ese gran amor los hijos escribirán su historia, diferente a la nuestra.  

RESPUESTA

Estás ubicada en el “hoy”, lo cual es excelente, sólo que para ti ese hoy es sumamente doloroso y quieres respuestas concretas que no sean las clásicas de “se puede dar amor al prójimo, a la comunidad, a un servicio social, etc.” ¿Quedarían éstas descartadas? Luego señalas: “Una mujer sabe que su complemento es el hombre”. En este sentido, tu pregunta no es pregunta sino respuesta, tu respuesta, la que tienes en la mente y te guía. La experimentas urgente. Esta urgencia tiene doble motor, uno biológico y otro cultural. ¡Otra vez la cultura con sus mandatos!

Ya sabes que la cultura interpreta cómo debemos ver el universo; también determina cuáles son las formas permitidas y las prohibidas de satisfacer las necesidades; que las culturas cambian y lo que piensan sobre las cosas influye también en las relaciones. Me explico: En el orden antiguo, se juzgaba la calidad de un artículo (y de una amistad o matrimonio) por su duración, inclusive se los hacía durar mediante reparaciones: se ponía medias suelas a los zapatos, remiendos a la ropa, refacciones nuevas a los aparatos, y filosofías de resignación a las parejas: “Es tu cruz, aguanta”. En el orden nuevo, los productos son desechables, tienen obsolescencia programada, predomina lo pragmático y materialista y decimos: “Esto ya no sirve, otro nuevo”, sin ajustes, reparaciones ni remordimientos por tirar a la basura el último “tecnotrique”. En los matrimonios, ya no queremos hacerlos durar aunque no sirvan y, llorando, decimos adiós.

Tú, como hija de tu tiempo, estás recibiendo presión de ambos órdenes culturales; el nuevo te dijo: “Esta relación expiró; si necesitas llorarla, llórala, pero déjala ir”. Y el antiguo te dice: “Busca algo que dure”. Bajo estas presiones, te sientes tan impaciente como un atleta que dedicó su cien por ciento a conseguir una medalla de oro y luego sufrió una lesión temporal incapacitante. Ahora, lesionado, siente que él no es lo que debe ser, que su identidad está en entredicho y quiere salir del hospital de inmediato para continuar su entrenamiento. Cada minuto de espera le parece perdido y absurdo; sin embargo, si omitiera la espera, podría arruinar su carrera y sus ideales. El consejo es: “Paciencia, dale tiempo y atención para que sane”.

¿Qué frase repetir? Prueba con ésta: “Honro mi historia y mi experiencia. Me abro confiada y con amor a mi mayor bien. Es inútil resistirme, opto por cumplir con mi destino”.

En León existen grupos de separados y divorciados cuyo objetivo es apoyar a las personas a volver a tener esperanza, prepararse y estar listas para las oportunidades que están por venir. Allí escuché esta frase: "Para tener éxito en una relación, primero debes aprender a vivir solo, en tu sola compañía".Te conseguí el teléfono donde dan informes: 514 05 65.

 “Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com 

 

 

martes, 4 de septiembre de 2012

VOLVER AL AMOR QUE SANA


¿Qué pasa cuando alguien sabe que su mamá le pintó el cuerno a su papá y sospecha que un hermanito no es hijo de él?

RESPUESTA

¿Tu pregunta es hipotética? Voy a suponer que no y que se trata de tu caso o de algún amiguito o amiguita tuyo. Por lo pronto, pueden pasar dos cosas: que ese “alguien” esté en lo cierto, o equivocado. Sin embargo, para la persona que sospecha lo que describes, da lo mismo que sea verdad o una invención de su mente, sufrirá igual, porque ese pensamiento ya se instaló en él, o ella.

¿Y qué le pasa? Lo primero es que se siente tremendamente amenazado de perder a papá y mamá, de que su propio lugar deje de existir y de que su medio ambiente más cercano se vuelva caótico. El hijo o hija pone en duda su propia identidad, lo cual es aterrador. En otras palabras, se le puede hacer un trauma, lo cual sucedería si el reto resultara superior a sus fuerzas.

¿Hay algo que se puede hacer para evitar, o para sanar, un trauma como éste? Sí, muchas cosas.

De niña me gustaba leer historietas. En una de ellas encontré una afirmación que se me quedó grabada en calidad de duda: que en otras galaxias existían humanos tan adelantados que podían sanarse a sí mismos con el poder del pensamiento.  Con el tiempo resultó que esta afirmación es verdadera, y que los humanos de ahora podemos sanar de los traumas (o enfermar) teniendo determinados pensamientos; esto es la base de la psicoterapia en cualquiera de sus formas. La persona a la que se refiere tu pregunta necesita ayuda profesional, para que adquiera pensamientos que la fortalezcan y la pongan en posibilidad de vivir una vida satisfactoria, a pesar del “episodio traumático”. No puede salir por sí misma y sería un error que dijera: “Yo lo hago”, o “yo me aguanto”, porque lo más probable es que se sienta empujado o empujada a actuar, de acuerdo con lo que siente. Y lo que siente está impregnado de coraje, deseos de acusar, de destruir lo que le hiere y tantos más, cuando lo que subyace es un amor  herido y amenazado.

En mi opinión, antes o durante la psicoterapia, esta persona necesitaría hacer una o más constelaciones de su familia. En Constelaciones Familiares podemos ver que el amor a la familia es siempre muy profundo, el más profundo que podemos tener en esta tierra, pero circunstancias como la que describes hacen olvidar lo anterior y “disfrazan” dicho amor como odio, rencor, resentimiento, desconfianza y muchos otros sentimientos que enferman. Vemos que un hijo jamás deja de ser el hijo de sus padres, aunque éstos murieran, se alejaran o hicieran algo malo o incomprensible; que un hijo no puede resolver los problemas de sus papás aunque lo intentara, y necesita mantenerse al margen, sin adjudicarse una responsabilidad que no le corresponde.

Mientras este hijo o hija encuentra un buen terapeuta, posiblemente le sea provechoso repetir en su interior: “Papá, mamá, yo soy su hijo y jamás dejaré de serlo”.

Este viernes iniciaremos un diplomado en Constelaciones Familiares para personas que desean acomodar sus vidas y vivir en el amor. Está abierto a todo público.