Hace 23 años tuve un aborto inducido, me parecía la mejor
solución o más bien la única, por ningún motivo estaba lista. Nadie lo supo,
solo yo. Pasado el tiempo me casé y tuve tres hijos, están sanos, pero ahora
que todo me está saliendo mal con mi familia, yo me estoy acordando muchísimo de
aquello, ¿se puede deber a que me siento culpable? Quisiera que me recomendara
algo para no pensar tanto en lo mismo.
OPINIÓN
Entiendo que estás preocupada por ti y por tu familia.
Que sospechas que aquella acción del pasado está influyendo en tu presente. Que
quisieras poder dejarla atrás y continuar con tu vida. Voy a imaginar que
tienes razón y que es dicha experiencia lo que te ocasiona malestar. ¿De acuerdo?
Inducir un aborto es un acto realizado con libre
albedrío, es decir, usando tu libertad, la cual significa que las personas
podemos elegir entre opciones, sean éstas acertadas o equivocadas, y luego
asumir las consecuencias. Digamos que tu culpabilidad es una de estas consecuencias.
¿Debes conservarla para siempre? ¿Buscar maneras de expiar tu acción (auto
castigarte, buscar castigos para tu familia)?
Todo dolor debe tener un final. Cada madre que pierde un
hijo se enfrenta con uno de los dolores más profundos de la vida, también
cuando se trata de un aborto espontáneo o inducido. En el último caso, la madre
“no tiene permiso” de asumir su dolor, no se siente con derecho a reconocerlo, puesto
que ella misma optó por la muerte del hijo, y esto es lo que hace más
complicada la situación; pero ella no ha dejado de ser madre, tampoco se ha
convertido en una madre mala, solo que el estado de su desarrollo le aconsejó
tomarlo todo del hijo, en lugar de darle todo y correr los riesgos de tenerlo.
Esta es una realidad que debe ser mirada. Puedes decir a tu hijo abortado: “Lo
tomé todo a tu costa. Lo siento y me duele”. No se lo digas de forma dramática,
si el dolor que en aquel momento no pudiste sentir ahora te ahogara, primero
llora hasta que te canses, luego espera a que estés entera y entonces se lo
dices, desde el fondo de tu alma. Puedes agregar: “Me decidí contra ti y lo
sostengo. Nunca podré repararlo, pero tienes un lugar en mi corazón como mi
hijo y formas parte de mi vida y la de mi familia y la tuya”. ¿Te suena muy
duro?
Los humanos tenemos una curiosa característica: nos duele
profundamente reconocer y asumir los errores. Todos queremos ser buenos,
sentirnos buenos. Requerimos de una fortaleza especial para confesar ante
nosotros mismos: “Puedo equivocarme y de hecho me equivoco”. Tú requerirás de
esta fortaleza especial para reconocer ante tu hijo: “Opté contra ti y lo
sostengo”. La expresión “lo sostengo” es importante: no puedes devolver las
hojas del calendario y tomar una decisión distinta. Pelear contra la que
tomaste hace 23 años solamente hace que te dividas en contra de ti misma. Las
personas que tienen culpabilidad y luchan contra ella arruinan sus vidas y las
de sus seres amados, es mejor asumir conscientemente: “Soy culpable y con esto
voy a vivir. Usé mi libertad de esta manera y para mí está bien ser libre”.
“Psicología” es una columna abierta. Puedes participar
con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com , o en facebook.com/Pascua Constelaciones Familiares.