Hace tiempo publiqué un artículo llamado “Casarse con una
mujer rica” y pedí a los lectores me enviaran vivencias u opiniones. Agradezco
de todo corazón a quienes respondieron aportando su experiencia. Si tú, estimado lector, tienes alguna, por
favor envíala a psicologa.dolores@gmail.com
, ya sea de éste como de cualquier otro tema publicado. Gracias. A continuación
incluyo tres resúmenes de aportaciones.
Número uno, VARÓN:
Bien puede ser ella rica original, o resultar
rica durante el matrimonio, lo interesante sería asociar y estudiar
profesionalmente la aceptación social, el abuso legal y la nula educación
familiar en estos temas. Cuando el varón cae en desgracia y la rica mujer
olvida su compromiso original, se habla con mucha soltura de "maridos
reciclables", sin apreciar las catastróficas consecuencias para el varón,
los hijos y amistades en general. Esto genera falta de responsabilidad,
reciprocidad y lealtad. No sucede en otras sociedades ricas y con poca
frecuencia en parejas de clase media hacia abajo; allí existe mucha mas
conciencia de su papel en la sociedad conyugal y se mantienen juntos, en las
buenas y en las malas. Buena investigación tiene entre sus manos.
Número dos, MUJER:
No necesariamente la mujer puede ser más rica en
dinero o cuentas bancarias, sino en bienes intangibles, como por ejemplo, saber
identificar las oportunidades. En mi caso los dos éramos contadores y con un
ingreso, pero terminamos divorciándonos por los celos profesionales y las
limitaciones que él pretendía imponer. Al principio compartimos mi despacho y
él aportaba menos de los gastos porque estaba comenzando, también en la casa
aportó menos que yo por igual razón, y no sé si esto lo hacía sentir menos a él
o qué sentía, porque se la pasaba criticando lo que yo hacía, trataba de
imponerme su horario de poco trabajo y me prohibía ver a mis amistades, según
él, para estar parejos. Mi inquietud es qué tan iguales deben hacerse los
miembros de una pareja para que ésta funcione.
Número tres, MUJER.
Yo recibí una herencia estando ya casada y fue muy
difícil. Primero, compartí una parte con mi pareja donándole una propiedad, la
cual vendió y pasado un tiempo estábamos de nuevo como al principio, yo con más
y él con menos. Desde entonces no volví a redistribuir. Tuvimos problemas que
casi terminan en divorcio y poco a poco llegamos a un acuerdo del tipo socio
capitalista y socio industrial: él realizaría el trabajo y yo aportaría el
capital en aquellas cosas que me pareciera bien hacerlo, pero el dinero sería
considerado exclusivamente mío y herencia de nuestros hijos. Por un tiempo él
lo tomó como una traición de mi parte, decía que me gustaba tenerlo sobajado. Me
costó mucho mantenerme firme. Ahora es como si tuviéramos tres arreglos para
tres zonas distintas: los gastos de la casa van por partes iguales, en esta
zona no tenemos ahorrado nada y los dos tenemos que estar de acuerdo en
cualquier desembolso; en lo que somos socios, compartimos gastos y utilidades,
solamente yo reinvierto y él retira sus utilidades, las cuales no me consulta
cómo usarlas; en lo que es mío, recibo mis rentas y las uso como yo quiera, también
sin consultarle. Quisiera decir que ha sido una solución maravillosa, pero no;
ocasionalmente sigue siendo conflictiva, sobre todo cuando me solicita un
préstamo y se lo niego. Pienso que una mujer que se casa con un hombre rico la
tiene más fácil y hasta lo presume, pero cuando es al contrario, ninguno de los
dos quiere que se hable del asunto con nadie.
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