Circulan y se comparten por internet montones
de frases cursis que aburren y hacen sentir como que si no me va bien y no soy
rico se debe a que no tengo autoestima, que piense de mí que soy maravilloso,
que para el humano no hay límites y todo ese rollo. ¿No son frases de
megalomanía, delirio de grandeza?
OPINIÓN
Todas las personas intuimos de manera
instintiva lo mucho que valemos, de ahí que a ninguna nos gustan el desprecio y
la humillación. Nos enojamos si alguien quiere hacernos sentir menos, porque
en alguna parte del alma sabemos que todos los humanos tenemos igual valor e
igual dignidad, ya se trate de un niño, un estudiante, un maestro, un graduado
de algo, un ama de casa, un vendedor de seguros o el presidente de la
república. Esto no es megalomanía, sino humildad.
La humildad es la
verdad; nadie es más ni tampoco menos. Obviamente, cuando hablamos de este
valor, no nos estamos refiriendo a lo grueso de sus carteras ni al monto de sus
logros, sino a algo más profundo y no material. ¿Qué será?
Busquémoslo por omisión. Aparentemente es obvio que no todos somos iguales. En lo material
y para la sociedad, sí hay personas mejores que otras: es
mejor una persona rica que una pobre; una cultivada que una grosera; una
generosa que una tacaña; una respetuosa que una delincuente. Sin embargo, ante
lo no material y más profundo, todas conservamos nuestra igual dignidad de
personas. Esto no es megalomanía pero sí la base de una autoestima por la cual
podemos decir sin mentira y a pesar de cualquier cosa: merezco amor, soy
maravillosa, etc. Se trata de una autoestima instintiva, real, que nunca
disminuye y que muchas personas rechazan llamándola egoísmo; pero el rechazo es
otro tema.
Lo más profundo y no material nos ha sido dado, no es resultado
de nuestro esfuerzo; se trata de la vida y aquello
misterioso por lo cual podemos tener conciencia de nosotros mismos.
Ahora voy a darte la razón: Sin referirnos a
lo profundo y no material, sí es megalomanía decir que somos
maravillosos, que no tenemos límites o que poseemos recursos infinitos, ¿dónde
estaría lo maravilloso entre tanta violencia y corrupción?, ¿dónde estaría lo
infinito si cada uno termináramos donde acaban nuestra propia piel y nuestro
tiempo? Sin “algo más grande” que nos respalde, nos veríamos reducidos al nivel
del animal o del insecto, que también poseen excelentes y complejas estructuras
biológicas que los mantienen vivos pero no pueden saberlo: no tienen conciencia
de sí mismos ni dejan herencia cultural.
Me gusta comparar a nuestro cuerpo y mente
con una computadora magnífica y poderosa que sabe hacer muchas cosas bien, pero
si permanece encerrada en sí misma, sin conexión a internet, tiene un límite de
lo que puede abarcar. En cambio, conectada a la red (lo que equivaldría que los
humanos nos conectemos con el espíritu), sus capacidades se ven multiplicadas
por un número desconocido de veces, tiene acceso a datos que están en el otro
lado del mundo o que pertenecen a otras épocas, puede transmitir las ideas de
su creación hasta confines que nunca sabrá qué tan alejados están, y tantas
cosas más.
También pienso que hay personas que viven conectadas con el espíritu
pero no quieren admitirlo y se llaman a sí mismas ateas sólo porque no creen en
él. Se me figuran a alguien que hace un buen trabajo con datos extraídos de
internet, y luego argumenta que los obtuvo solo.
Resumiendo. En mi opinión, las personas somos
maravillosas, infinitas, plenas de recursos y dignas de todo amor porque nos
respalda “algo más grande”. Desconectada nuestra conciencia de esto, podríamos
pensar que diferimos poco de otros mamíferos a cuyo reino pertenecemos y que la
existencia sirve para perpetuar la especie y conseguir comida y abrigo.
“Psicología” es una columna abierta. Puedes
participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com en facebook.com/Psic-Ma-Dolores-Hernandez-Gonzalez