lunes, 27 de marzo de 2017

AMOR Y PROSPERIDAD



Trato de amarme a mí mismo, perdonarme y perdonar a mi familia y semejantes para permitir que en mi vida entre la abundancia en todos sus aspectos y creo que no merezco esto que me pasa: me libré de dos fraudes fuertes pero no me libré de otros 4, las personas que me deben me llevan a su casa para que vea donde viven, donde trabajan y nada de pagos, me deben al menos 120 mil pesos. Yo me endrogo con las tarjetas de crédito para hacer las compras o inversiones del negocio y es donde me pregunto, ¿me falta quererme más para tener la abundancia económica y poder llevar una vida con comodidades y algún lujo de vez en cuando, o qué me falta? 

OPINIÓN

Los mazos de naipes y los sistemas de creencias se parecen en que están compuestos de imágenes que interactúan sólo con aquellas que les pertenecen. Así como una baraja inglesa no admite cartas de la española o del tarot ni viceversa, tampoco un sistema de creencias admite una idea extraña. Puede uno engañarse pensando que sí y mezclar doctrinas o cartas distintas y termina arruinando la situación o el juego y desconcertando a los jugadores, como si pretendiera incluir la carta de la muerte o el ahorcado en un póquer.

Hablando de amor por uno mismo, hay “mazos” de creencias y cada uno funciona a su modo. Aquí te pongo cuatro ejemplos distintos, puede haber miles.

Uno: “Yo me amo como soy y estoy siempre de mi parte pase lo que pase, lo cual me capacita para amar a otros como son, mirarlos como son y relacionarme con ellos como son; por lo tanto, cuido primero de mí y mis intereses y con los demás, hago intercambios que sirvan para que yo viva como deseo y también ellos”.

Dos: “Yo me amo en lo positivo y detesto mis defectos. Para amarme más busco ser joven, rico, delgado, simpático, famoso, etc., y a los otros los amo cuando me aman, son leales, sinceros, guapos, ricos, responsables, puntuales en sus pagos, etc.; por lo tanto, en mí, busco aumentar lo positivo y mitigar lo negativo. Con los demás, acepto relacionarme sólo con personas positivas y desecho a las negativas”.

Tres: “Amarme es egoísmo y está mal. Me sacrifico por otros, los sirvo y complazco con la esperanza de que ellos hagan por mí otro tanto, porque el mundo es un espejo y me sonríe si le sonrío.

Cuatro: El amor ¿qué es? No existe. Nadie me quiere ni yo los quiero, sólo estamos obligados a vivir necesitándonos unos a los otros. Por lo tanto, hago lo posible por ubicarme en un lugar donde otros me proporcionen lo que necesito”.

Seguramente identificaste grandes diferencias en los comportamientos que propicia cada “mazo de creencias”. Ninguno admite tomar ideas de otro, no funcionarían. Imagina si alguien intentara mezclar el primero con el tercero, el “yo me amo y amo a todos” con “el mundo me sonríe si le sonrío”. Puede ser que espere que porque ama lo amarán (que como es puntual en sus pagos todos serán puntuales), y no sabrá qué hacer con los que no le aman (o que son morosos) debido a que el tercer mazo también le ordena agradar y complacer a sus semejantes a fin de que el mundo le sonría.

Amar y mirar a los otros como son significa que la persona no se hace ilusiones de que el mal no existe, sino que toma las medidas necesarias para convivir con el mal y seguir estando bien. Todos podemos encontrar gente morosa y tal vez tramposa y entonces, con amor y todo (no le va a quitar 100 por 10 que le debe) lo demanda o le embarga bienes suficientes para que pague su deuda, y sigue deseándole que le vaya bien.

“Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com , o en facebook.com/Psic-Ma-Dolores-Hernandez-Gonzalez

















 

TOMAR RESPONSABILIDADES AJENAS, TENTACIÓN Y AMENAZA



Tuve un matrimonio echado a perder por alcoholismo de él. Tengo dos hijos, hombre y mujer, afectados los dos, creo, pero más mi hija. Ella se casó con un hombre bueno bueno que no le dio nunca economía, nada más un hijo y luego se fue, dejándola sin nada. Ella se buscó otra pareja que aceptó al niño y duraron un tiempo, pero de la noche a la mañana, nada más así, él la dejó y ahora mi hija quiere venirse conmigo a mi casa, con su hijo. Para esto, mi otro hijo ya también vive conmigo por lo mismo y yo qué voy a hacer, soy solvente para mí, no puedo mantener a nadie. Vivo angustiada y pensando qué debo hacer, no me animaría a echarla porque mi hija no sabe hacer nada, la pobre se ha ido poniendo enferma, llena de várices. Para colmo dice que piensa buscarse otra pareja, no escarmienta. ¿Qué puedo hacer yo?  

OPINIÓN

Los padres nos sentimos muy tristes si vemos sufrir a los hijos, quisiéramos tenerlo todo y remediarles sus penas, aunque sabemos que todo el oro del mundo sería insuficiente para darles la felicidad que no pueden obtener por sí mismos. Siendo abuelos, estamos conscientes de que la responsabilidad de nuestros hijos y nietos no es nuestra, pero con frecuencia lamentamos nuestra incapacidad para hacernos cargo en lugar de ellos. Tomar responsabilidades ajenas es una tentación y al mismo tiempo una amenaza que nos hacen sufrir. 

Lamento que debas enfrentar esta situación tan dolorosa precisamente ahora que, por edad, esperabas vivir con mayor paz y serenidad. 

Tú sabes que te urge obtener la paz y la serenidad porque sin ellas uno no puede pensar y no acierta en sus decisiones, así que lograrlas es lo primero. ¿Cómo?

Cuando uno necesita ayuda, la busca. Solos ustedes, sin ayuda externa, es poco probable que hagan cambiar sus vidas. Dices que en tu familia ha habido alcoholismo. Bueno, pues existen grupos llamados ALANON en los que se recuperan las personas que han vivido expuestas a dicha enfermedad. Tú y tus hijos necesitan asistir a estas reuniones regularmente, una o dos veces por semana, y practicar los 12 pasos del programa. Será un proceso paulatino en el que reconocerán los daños que ocasiona vivir con una persona alcohólica en la propia personalidad, luego se centrarán en hacer los cambios necesarios para ya no vivir tantas angustias.

Si bien es cierto que los defectos de carácter que uno posee no son culpa de uno, también lo es que duelen igual que si lo fueran. Sólo aprendiendo nuevas formas de reaccionar hay esperanza de una vida mejor.

Quiero recalcar que no es suficiente con asistir a unas pocas reuniones y tampoco ir a veces sí y a veces no. Es un asunto muy serio, tan serio como la propia felicidad.

Si vas a estos grupos tú, además de dar el ejemplo y aprender muchas cosas, probablemente harás amistades y te sentirás más acompañada. Esto poco a poco trae paz y serenidad y ayudarás más a tus hijos que si vives nerviosa, angustiada, temiendo por el futuro o irritable. Tú puedes ser un excelente pilar donde los otros miembros de tu familia encuentren la fuerza y el valor para enfrentar sus propios problemas. Lo que está en juego es muy valioso como para hacerlo a un lado o dejarlo para después. 

Comienza en cuanto puedas, hay muchos grupos en horarios diversos, busca el que te acomode y no te fuerces a quedarte en alguno que no es de tu agrado. Es mejor que te despierten simpatía; vas a convivir años con los compañeros y compañeras que también asisten y a darles cosas muy buenas de ti, de tu interior. Te deseo éxito.

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lunes, 20 de marzo de 2017

CÓMO SON LAS RELACIONES ÍNTIMAS



Todos los humanos estamos relacionados unos con los otros. Cuando compro un vestido o un helado puedo hacerlo porque miles de personas trabajaron en ello: unos me lo venden, otros lo fabrican y otros más obtienen de la tierra las materias primas, sin mencionar a quienes elaboraron las máquinas que intervinieron en el proceso, y más gente. Estoy relacionada con todos pero no de forma íntima; inclusive podría darse el caso que al alejarme de la tienda los despachadores exclamaran: ¡Qué clienta más odiosa!, pero no lo dicen frente a mí, pues lo que sienten forma parte de su intimidad.

Las relaciones íntimas involucran algo del propio interior y del interior del otro, van desde un adentro a otro adentro. Íntimo proviene del latín intimu, que a su vez proviene de inti interior y el superlativo mus (como la terminación ísimo en nuestro idioma). Significa adentrísimo, más adentro de todo, profundo. Íntimo también se utiliza como sinónimo de privado, en oposición a aquello que es público y está a la vista de todos o pertenece a todos. 

Lo íntimo es nuestro, de cada uno, nuestra esencia, y a esa interioridad invitamos o excluimos a determinadas personas. Tiene grados: intimidad física, de la psique y del espíritu.

La intimidad presupone un acercamiento afectuoso, benevolente; opuesto a que alguien se entrometa a husmear con el propósito de robar algo o conocer secretos y divulgarlos o burlarse. 

Los acercamientos íntimos pueden ser leves o intensos. Una mirada, un saludo, una palmadita, un giño, una sonrisa, compartir una cena, invitar a que visiten la propia casa, un beso, un abrazo, una relación sexual, son grados de intimidad física, la cual nos hace sentir que pertenecemos. Si dichos acercamientos involucran al corazón, son intimidad de la psique y tal vez del espíritu, y aumentan la conciencia de sí mismos. En cambio, no son intimidad ni proporcionan nada bueno el estrujamiento en una fila, un pisotón, una relación sexual que no es voluntaria o es producto de una mentira. 

La mentira es una puerta que cierra la entrada y está detrás de otra puerta aparentemente abierta. 

Permitir o propiciar un acercamiento a lo confidencial y privado de los afectos y pensamientos, que forman parte de la intimidad psíquica, es un honor que prodigamos a quien nos parece digno de recibirlo y constituye una ocasión de felicidad, generalmente mutua. Es lo que llamamos tener buenos amigos, amigos íntimos. No sólo nos sentimos conectados, pertenecientes y con conciencia de nosotros mismos, también amados. Este grado de intimidad también puede darse en alguna pareja que además la complementa con la intimidad física ¡qué suerte tan maravillosa!, pero no es demasiado frecuente; algo tiene la exclusividad en el erotismo que dificulta la transparencia que se puede tener con un amigo.

La intimidad del espíritu es tan sublime que puede uno sentirla inalcanzable. Consiste en acercarse con benevolencia a todo ser humano sin excepción, igual como lo hace el sol, que no distingue y calienta igual a los buenos que a los malos. Se dice que quien practica esta intimidad jamás se experimenta solo, porque se sabe conectado con todos en algo más grande.

Concluyendo: para sobrevivir necesitamos relaciones aunque no sean íntimas; mas para vivir plenamente y sabernos conectados, pertenecientes, con conciencia de nosotros mismos y amados, es indispensable abrir nuestra puerta y exponernos a la intimidad, en el grado que podamos consentirla.

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