Días
de festejo. Primero, de los 35 años de nacimiento de la Escuela de Psicología
de la Universidad de Guanajuato, y luego, del grupo que cumplió 30 años de
haberse graduado; ambos acontecimientos muy importantes para mí. Fui invitada por mis exalumnos.
Muchas gracias y qué alegría. Por circunstancias personales, solamente pude
asistir al segundo y fue una noche de las que se graban en el alma y jamás se
olvidan.
Concurrieron
los cumpleañeros de graduación con sus familias, ¡una gran fiesta! Comenzamos
con misa de agradecimiento, celebrada por un compañero de estudios, el padre
Carlos Hernández Talavera, él puso el toque de espiritualidad y también nos
hizo recordar pequeñas anécdotas que nos transportaron a aquel tiempo y nos
permitieron comprobar cómo cambian las mentalidades con los años.
Por
increíble que ahora nos parezca, en ese entonces se permitía fumar en el salón
de clases de las preparatorias y universidades. Betos, así le llamábamos a este
compañero, se quejaba constantemente y suplicaba a los fumadores que no
sometieran a los demás al suplicio de inhalar el humo en un espacio cerrado,
pero nadie le hacía caso. “Se van a arrepentir”, les advertía, y lo cumplió. Un
fin de semana lo pasó en su rancho atendiendo vacas y cerdos y el lunes se
presentó a clases con los zapatos y la ropa sucios de estiércol, así ocupó su
lugar. Las protestas fueron inmediatas: “Oye, hueles muy mal, y aquí está muy
encerrado”. “Ni modo. Yo les pedí que no fumaran, ahora nos vamos a aguantar nuestros
olores unos con otros”. Muy asertivo desde entonces, en la fiesta recordamos la
anécdota con hilaridad.
También
recordamos a los que ya se fueron: Carmelita Badillo Murga, la fundadora, a quien
todos teníamos especial cariño y que nos influyó con su manera amorosa de tomar
la vida, a Guillermo Bello Albo, Serafín Estrada Gallegos y Guillermo Muñoz.
Pedimos a Dios por ellos.Este grupo ha permanecido unido y en contacto en parte por la actividad de Mayra Aguirre Almeida y Chava Escobar González, que convocan a los compañeros y han logrado reunirlos en diecisiete ocasiones. Ellos prepararon el festejo. Cenamos riquísimo y mientras tanto exhibieron un video con fotografías del tiempo de la escuela y posterior, organizadas humorísticamente, del cual nos obsequiaron el CD a cada uno. Y Mario Zaragoza nos regaló, también a cada uno, una botella de tequila grabada con el logo de Psicología y el escudo de la Universidad. Luego me llamaron al micrófono y me entregaron un reconocimiento como cofundadora de la carrera. Sentí que se volcaba sobre mí tanto el cariño que todos le habían tenido a Carmelita Badillo, que ya no está entre nosotros, como el que generosamente dan a mi persona. Mi corazón golpeteaba de felicidad. De ahí fuimos a tomar la foto, nos abrazábamos unos a otros alegrándonos de ser psicólogos y de estar vivos y juntos. En ocasiones como ésta, la alegría se enseñorea de todos. Yo me sentía como si estuviera haciendo depósitos de dicha en mi alma, que me han de servir cuando la vida me traiga situaciones duras, como es su costumbre. Luego bailamos. ¡Qué bonito! Y se finalizó la velada con la interpretación de música de mariachi.
Hoy hago patente mi gratitud tanto a los organizadores como a los asistentes por esos momentos tan gratos y por el afecto que me demostraron. Su magnanimidad para conmigo da testimonio de la nobleza de sus corazones. ¡Mil felicidades a todos y les deseo que la vida siga siendo generosa con cada uno, como todos lo están siendo con sus semejantes! Y gracias, muchas gracias.
“Psicología” es una columna abierta. Puedes participar
con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com o en facebook.com/Pascua Constelaciones Familiares.