lunes, 20 de diciembre de 2021

NAVIDAD, FESTEJO DE LA VIDA

La vida es difícil, impredecible, a veces dura y sin embargo, hermosa. Navidad festeja esta vida que se renueva. Los romanos la llamaban fiesta del Natalis Solis Invicti; es decir, del sol que resurgía en el solsticio y comenzaba a hacer los días más largos. ¡Luz, luz, decoración de casas y plantas, ampliación de la claridad! También los aztecas hacían fiestas, ellos por el nacimiento de su dios Hitzilopochtli (el sol de la guerra) y obsequiaban comida y unas estatuillas hechas de maíz azul a los invitados. Con el renacimiento del sol, toda la vida se renueva y la atención se dirige espontáneamente al nacer y crecer. Mirar hacia la vida nos vuelve alegres y optimistas; lo opuesto, mirar hacia la muerte y la mortificación, ocasiona tristeza y desamparo. Nos viene bien aprovechar la Navidad para agregar un poco más de alegría, esperanza, amor y fe en el futuro a los días que estamos viviendo. Hemos tenido demasiado tiempo para observar la discordia, el desdén, el desprecio, la falta de amor, la injusticia, los asaltos y accidentes de todas clases. Nos hace falta darnos un respiro. Es cierto que lo feo no se irá, pero sintonizar nuestra alma con lo bueno y lo bello dejará algo positivo en nuestros corazones y el de los seres queridos. Sean bienvenidos los bailes, la música, los villancicos, los rezos de las posadas, los aguinaldos, los desayunos, comidas y cenas de trabajo con los compañeros, las reuniones familiares, los momentos compartidos en los que dejamos fuera todo resentimiento (aun si solo temporalmente) y nos damos abrazos de felicitación y buenos augurios. Como queramos ver esta fiesta, sol que renace o el Niño Dios que llega a nuestros corazones y familias o la interpretación que queramos darle, todo el planeta siente el inicio del nuevo ciclo y se alegra con ello. Podemos unirnos a esta alegría planetaria y permitir que nuestros corazones vibren con lo hermoso. Por mi parte deseo a todos mis lectores y amigos que esta Navidad se vuelva gratamente inolvidable y los llene de dicha. Felicidades.

lunes, 13 de diciembre de 2021

EN LOS MARAVILLOSOS CUARENTA, ¡CAMBIAS O CAMBIAS!

Los cuarenta años son una edad tan variopinta y trascendental como los dieciséis. En ambas edades se toman decisiones buenas o malas que acompañan la vida de uno durante dos décadas o más. Lo diferente en esta segunda adolescencia es que la persona cuenta ya con experiencia; ha visto mucho y vivido cosas que durante la niñez nunca imaginó. En la primera adolescencia pasó de la infancia a la juventud; en esta, de adulto joven a solo adulto.><. La Naturaleza nunca pregunta: “Oye, ¿me permites que haga lo que tengo que hacer?”. No, ella sigue su curso de acuerdo con sus propias leyes. A los cuarenta te va a hacer cambiar de aspecto, sentimientos, aspiraciones, ideales, formas de pensar, de usar el tiempo, de cuidar tu salud y todo cuanto puedas imaginar. Y ya que has de cambiar, lo harás con una de estas dos actitudes: tomando lo que es, o rehusándote. Recibiendo lo que te ofrece la vida, o negándote a recibirlo.><. Tomar consiste en abrazar con amor tu llegada a la plena adultez: “Soy adulto, tengo cuarenta, observo mi vida, lo que he logrado y lo que no, lo que me gusta y lo que me disgusta; cuento con una década para hacer que el resto de mi existencia sea de mi agrado”. Lo opuesto es negarse a entrar en la nueva etapa: “Si alguien piensa que ya no soy joven se equivoca; puedo seguir tomando, desvelándome, cambiando de empleo, teniendo más de una pareja, evitando compromisos y, en general, viviendo experiencias típicas de la primera adolescencia”.><. Los resultados de una y otra actitud son abismalmente distintos. Con la primera, tomar amorosamente la nueva edad como es, los cambios se encaminan a conservarte en buen estado y aprovechar los numerosos recursos con los que cuentas, ¡estás en la plenitud de la vida! La segunda, por el contrario, conduce al desequilibrio físico y mental, a perder relaciones y comenzar otras nuevas que difícilmente serán exitosas (cuando se basan en una búsqueda de juventud), por último a la soledad y a veces a la pobreza.><. Los cambios de edad afectan sobre todo al cuerpo. Esta es la década de mayor productividad material que tendrás; las siguientes décadas serán resultados de las decisiones que tomes durante la presente adolescencia. Si ya eres devoto del gimnasio, ¡qué bueno!, continúa. Si no, es el momento de comenzar a hacer ejercicio y practicar algún deporte. También necesitarás cambiar tu alimentación por una más sana, dormir bien al menos ocho horas, vigilar tu vida afectiva de manera que las emociones y dificultades no te enfermen. ><. Algunas personas llaman a los cuarenta la edad del “yo nunca”: “Yo nunca sufría resacas”, “yo nunca me cansaba”, “yo nunca necesité cuidarme de las grasas y ahora me dan indigestión”, etc., etc. Lo que pasa es que ahora los avisos del cuerpo son más evidentes y hay que hacerles caso, o podrías vivir una vejez anticipada. Hay personas que tienen ochenta años y están sanas, y personas de cuarenta y tantos a las que todo les duele.><. Un asunto de extrema importancia a los cuarenta son las finanzas. Con ellas preparas tu estilo de vida en la vejez, que ojalá llegues a ella y no mueras antes. Para muchos viejos el dinero es un problema vital si no pueden tener un trabajo remunerado aunque quieran. Es ahora cuando tú puedes preparar un ahorro que trabaje para ti y te garantice tener un mínimo de ingresos que cubran tus necesidades básicas, así no te convertirás en una carga para tus hijos o alguien más. ¡Mucho ojo con la tarjeta de crédito que te induce a gastar más de lo que ganas! Eso se acabó para ti, o estarás engendrando graves problemas futuros.><. Aún hay más pero basta por hoy. Deseo a todas las personas que están en la maravillosa década de los cuarenta que la disfruten y la aprovechen trabajando arduamente en su propio beneficio y el de su familia.><. “Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com