Algunas personas gustan de los inicios: contemplar a un
bebé, comenzar una relación, estrenar auto, comprar casa, inaugurar un negocio,
cambiar de empleo, adquirir nuevas perspectivas, pensamientos nuevos, mirar
hacia el futuro, desear feliz año… Otras tienen predilección por los finales:
una graduación, terminar de pagar un crédito, completar un proyecto, obtener
resultados, cumplir un anhelo, decir “terminó este año”…
Todo tiene un principio y un final dentro de la línea del
tiempo; también un proceso, y se ubica en medio del pasado y el futuro: es el
instante presente. Allí, precisamente, ocurre todo. En ese instante fugaz decimos
sí, o no, a la vida, la gente y la buena fortuna. También en ese instante podemos
convertir un sí en no, y viceversa; el presente no es esclavo de lo sucedido,
tampoco se somete a lo que vendrá. Sin embargo, contiene a ambos, pasado y
futuro.
Estamos vivos hoy. Los que decimos “Feliz Año” somos
resultado y actualización de la multitud de experiencias que ya vivimos. También
somos proyecto, esperanza y trayectoria por vivir, no al azar, sino influenciados
por el ahora.
Estamos vivos hoy. Quienes nos alegramos de haber arribado
al 2013, podemos traer al presente los recuerdos de hace años y décadas, pero
no revivirlos; pertenecen a su tiempo. E imaginar el futuro con optimismo o con
temor, y tampoco vivirlo
anticipadamente; pertenece a su tiempo.
Estamos vivos hoy. Elegimos mirar o no al presente, puerta
abierta que permite traer cualquier cosa y experiencia desde el infinito. Nos
dedicamos a obtener todos los regalos
que podamos extraer de dicha puerta, o a darles la espalda porque todavía no
podemos asimilar lo ocurrido en otros presentes, o esperamos determinado
acontecimiento para comenzar a recibirlos: “Cuando me gradúe, cuando encuentre
pareja, cuando tenga un hijo, cuando se mude mi suegra, cuando me aumenten el
sueldo, cuando sea rico, cuando haya justicia social, cuando los políticos sean
honestos…”
Estamos vivos hoy. El infinito nos lo ofrece todo. Podemos
tomarlo, o decir NO, porque… me vería tonto. Haría el ridículo. Demasiado
infantil. Demasiado pesado. Demasiado doloroso. Demasiado emocional. Demasiado
bueno para ser cierto. Demasiada responsabilidad. Demasiado compromiso…
Estamos vivos hoy. HOY. La vida nos respalda. Llegará el día
en que seamos sólo un recuerdo. Hoy estamos aquí, respirando. El presente, serie de instantes que se desgranan frente a
nuestros ojos como cuentas de rosario, pasa constantemente con su multicolor
carga de regalos; brillantes y oscuros; para reír y llorar, trabajar y
descansar, divertirse y concentrarse, iniciar y terminar...
¡Feliz 2013 con todo lo que guarda!
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