lunes, 27 de enero de 2020

BUSCAR LA PROPIA FELICIDAD


Todos deseamos ser felices. Y todos hemos obtenido alguna prueba de lo que es la felicidad; la sensación de que todo está bien porque el cuerpo, la mente, el sentimiento y la realidad, coinciden. Es sumamente grato sentirla.

La felicidad es una situación de armonía, amor y concordia con uno mismo, los demás y lo que sucede. Un bebé está feliz si se encuentra sano, nutrido, limpio, seco y su mamá o sus semejantes están de buenas. Con que alguna de esas condiciones faltara, se haría patente un desequilibrio que desencadenaría una reacción tendiente a lograr que la felicidad vuelva. Quizá el bebé se ponga inquieto o llore, avisando que no es completamente feliz. Igual pasa en todas las edades; en cuanto se presenta un desequilibrio aflora una reacción: incomodidad, enojo, tristeza, dolor, dramatismo, enfermedad... 

Podemos suponer que la felicidad es un estado natural del ser humano pero, en la realidad, dicho estado se ha convertido en un ideal casi inalcanzable. Con el paso del tiempo, son raros los momentos en que el cuerpo, la mente, el sentimiento y la realidad coinciden. ¿Por qué es tan difícil hacerlos coincidir?

El cuerpo es lo más disponible para ser feliz. Él es fiel a sí mismo y hace lo posible por conservar su bienestar. Si le falta agua, siente sed; si alimento, siente hambre; calor o frío, suda o se pone en movimiento; algo lo lastima, duele. Por lo general, sus avisos son inmediatos. Sin embargo, debe obedecer a la mente y esta, a veces, lo rechaza: “no fastidies”, “eres un latoso”, “estás feo”... 

La mente suele distraerse del imperativo de retornar a la armonía que tanto deseamos. Barreras de rechazo entre ella, el cuerpo, el sentimiento y la realidad, inculcadas o creadas por nosotros, la hacen divagar. “No tomo agua porque luego me dan ganas de orinar”. “Pospongo el defecar porque debo estar en clase o en junta”. “No reposo mi enfermedad porque tengo cosas urgentes que solucionar”. “No me miro mucho rato en el espejo ni me toco porque es vanidad o es malo”. “No hago de amistades porque estoy muy ocupado para atenderlas”. “No saludo a mis vecinos porque son gente corriente”... 

La mente también suele poner la mirada y el anhelo en cosas ajenas como si estas fueran proveedoras de armonía: un iPhone, Netflix, likes en redes sociales, ropa, autos... O en condicionamientos: “seré feliz cuando sea rico... delgado... famoso...  termine mi carrera... me case...” En un futuro, no hoy, no ahora.

Los sentimientos también son avisos. El amor y la alegría indican que todo va bien. La tristeza y el enfado indican lo contrario. Sería muy bueno que la mente dejara de divagar y se concentrara en escuchar los mensajes que le dan el cuerpo y los sentimientos cada vez que se enfrenta con la realidad; podría hacer lo necesario para que la tan añorada sensación de armonía y concordia se volviera una actitud permanente y no un chispazo que surge de vez en cuando. Valdría la pena, después de todo, la felicidad es demasiado importante.

“Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com



lunes, 20 de enero de 2020

BONITO LEÓN GUANAJUATO


Ayer fue el cumpleaños 444 de nuestra ciudad. Nos regocijamos y asistimos en conglomeración a la feria. Quienes manejan la numerología dirían que este número, tres veces cuatro, es precioso, completo, pleno, de hermosos augurios. El cuatro es casa, hogar, protección, afecto en familia, completud, identidad. Repetido tres veces significa que lo anterior va con firmeza, con toda seguridad. Como el significado es muy positivo, hacemos votos porque tenga algo de cierto y se cumpla, a fin de esperar eventos favorables en este año, sobre todo para el bienestar familiar.

Los de León nos identificamos con orgullo como leoneses. Para los que nacimos aquí, León es lindo y entrañable. Amamos nuestra ciudad. También los que vienen de fuera y radican en ella la aman, puesto que les ha parecido bien quedarse. Aquí abunda el trabajo y no hay temblores, tornados, inundaciones graves y ninguna de las calamidades naturales que se sufren en otras partes. El clima es delicioso. Su gente es maravillosa.

Alguna vez oí que los humanos “votamos con los pies” cuando nos marchamos de donde no nos gusta y nos dirigimos hacia donde nos agrada. En este sentido, León ha recibido miles de votos a favor; su población se multiplica constantemente y no porque las familias tengan demasiados hijos, sino porque mucha gente de fuera viene a radicarse aquí, dando testimonio con sus pasos de que León es un estupendo lugar para vivir.

Los nativos de León compartimos con gusto nuestra ciudad con los que llegan. Algunos de estos opinan de nosotros que somos cerrados, demasiado familiares y religiosos, sin tomar cabalmente en cuenta que nuestra fortaleza está en la familia y el trabajo. Todas las mañanas se llenan las orugas con gente que va a sus labores y niños a su escuela. Tenemos fe en el esfuerzo personal y en el afecto entre conocidos. No nos abrimos ingenuamente a cualquiera, nos tomamos nuestro tiempo para saber cómo es la persona que solicita nuestra atención; sin embargo, no la rechazamos por desconocida ni le hacemos malas caras. La respetamos y le deseamos buena suerte. 

Hoy que estamos de fiesta le damos la bienvenida a todos cuantos nos visitan, su presencia nos honra y alegra. También pensamos en la derrama económica que dejará tanta afluencia de gente. 

Cada año nos sentimos más orgullosos de nuestra feria, lo bien organizada que está y los múltiples atractivos que ofrece. Esta vez, todo el parque Explora está ocupado para la diversión. ¡Qué bueno que crezca y sea una de las ferias más prestigiosas de la República! Felicidades a los organizadores y a todas las personas que podrás disfrutar de sus espectáculos y pasar momentos inolvidables. ¡Bonito León Guanajuato!

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lunes, 13 de enero de 2020

MÁS PREGUNTAS QUE RESPUESTAS


En mis ya remotas clases de antropología aprendí que, por el etnocentrismo, cada persona suele pensar que su grupo es superior y sus costumbres mejores que las de otros grupos. Hoy me pregunto: ¿Esto sucede siempre, o en determinadas circunstancias?
Pienso que la respuesta puede ser engañosa. A veces, escuchando opiniones de mexicanos sobre los mexicanos, perecería ocurrir lo opuesto: que sienten a su país en desventaja e inferior a otros países. “Aquí la corrupción es endémica”, “la corrupción somos todos”, “somos impuntuales, decimos a las tres para llegar a las cuatro, por la puntualidad mexicana”, “aquí los convenios nunca se cumplen, no falta quien los rompa”, y miles de críticas más. Por otro lado, también se oye decir: “Como México no hay dos”, “somos de valores y tradición”, “hay que evitar que otras costumbres (como Santa Claus o Halloween) nos contaminen”, y muchas otras afirmaciones que parecen colocarnos en el ombligo del mundo.
Digo que la respuesta es engañosa porque, en el fondo, tanto los que critican como los que alaban cualquier cosa se ubican como los superiores y los que saben, los que pueden emitir una opinión y un juicio, los que pueden guiar y enseñar a otros el sentido y los misterios de la vida. Y a todos suele ocurrirnos, porque nos guiamos por lo que creemos, y quisiéramos convencer a otros para que crean lo mismo.
En la Historia, por ejemplo, los conquistadores españoles estaban convencidos de la inferioridad de los pueblos conquistados y que estaban haciéndoles el favor de civilizarlos. ¿Era real, o sólo “españolizaron” a dichos pueblos, los convencieron de su inferioridad y se apoderaron de muchas de sus riquezas?
Actualmente, se habla de la existencia de un “primer mundo”, “países en vías de desarrollo” y países subdesarrollados”. El criterio para esta clasificación es el estilo de vida de sus habitantes, que posean o no la riqueza, la tecnología y los hábitos y costumbres del llamado “primer mundo”.
Es aquí donde abundan las preguntas: ¿es deseable que todos los pueblos se uniformen y vivan de la misma manera, para que se les considere desarrollados? ¿Son más felices las personas del primero o del tercer mundo? ¿Quiénes tienen todas sus necesidades satisfechas? ¿Y estas necesidades son naturales, o son creadas? Por ejemplo, poseer un teléfono celular ¿es una necesidad natural, o una necesidad creada? ¿Hace que la gente sea más feliz que si no lo tuviera? ¿Y un refrigerador, un microondas, un televisor, un auto? ¿Somos hoy más felices que los griegos en tiempos de Platón, o los indígenas mixes, tarahumaras o del Amazonas? ¿Son las creencias y costumbres de estos grupos inferiores a las nuestras?
En México, y en todo el mundo, existen comunidades que han sobrevivido milenios porque se aislaron o se han negado a asimilar las creencias y costumbres del mundo occidental. ¿Es conveniente que vayamos a buscarlas para enseñarles que están mal, que son inferiores, y que si se portan como nosotros serán más felices? ¿Los occidentales conocemos bien el misterio de la vida y podemos guiar a otras comunidades hacia su bienestar? ¿Somos un buen ejemplo a seguir como culturas? ¿Hemos logrado eliminar la violencia y la inseguridad y en cambio poseemos paz y armonía entre nosotros, y nos interesa comunicarles este conocimiento? ¿Hará más felices y satisfechas a estas comunidades el ponerlas en tentación, con la posibilidad de tener Internet, y hacerlas que ambicionen todo lo que nosotros podemos comprar?
Son más las preguntas que las respuestas.
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lunes, 6 de enero de 2020

MUCHAS GRACIAS


¡Qué lindo es tener familia, amigos y amigas! Hay momentos y episodios en la vida en los que se agradece el doble tener estos lazos. Estoy en medio de uno de esos: El domingo pasado, día 29, mi hermano mayor, Miguel, sacerdote salesiano que residía en Tehuacán y se hospedaba en mi casa, entregó el alma al Creador. Estaba en esta ciudad para celebrar su 50º. Aniversario de sacerdocio. En esos momentos, para mí, la alegría de su visita se convirtió en emociones de otro tipo muy distinto: sorpresa, confusión, desconcierto, estupefacción, dolor, pena, desánimo, impotencia, pérdida sin remedio...

Todos sabemos que hemos de morir; sin embargo, enfrentar la muerte es siempre impactante. Mi hermano se había ido. Docenas de recuerdos de la infancia transcurrida en su compañía, de sus visitas o de sus palabras se agolpaban en mi mente. No podía creerlo. Entonces sentí a mi familia cerquita, rodeándome y sosteniéndome. E igual con mis amigos; me envolvieron amorosos como si fueran frazadas protectoras que me permitían continuar de pie. Cada uno supo cómo acercarse a mí y darme algo que necesitaba. ¡Muchas gracias! 

También la comunidad de mi hermano estuvo presente. Un sacerdote compañero de estudios de él pidió hablar en su funeral y nos platicó de su vida, cómo era, los recuerdos que le quedaban de su existencia. Era como asomarse a lo que le tocó vivir lejos de la familia y recuperar un poco de ese ser querido que vivía en otra parte. Tener a un hermano sacerdote que se va a ejercer su ministerio en otra ciudad es como tenerlo a medias y compartirlo con desconocidos, pero de pronto esos desconocidos tomaban rostro y decían “agradezco haber conocido al padre Miguel”, “me hizo bien su presencia” y tantas cosas más.

También el padre provincial viajó a concelebrar misa de cuerpo presente junto con otros salesianos. Fue un encuentro amoroso de las dos familias de mi hermano, la biológica y la religiosa. Al día siguiente, en el templo de San Juan Bosco, concelebró misa de cenizas. Ocho salesianos acompañaban a nuestro mutuo hermano en su paso a la eternidad y de alguna manera me dejaron en el alma la sensación de “todo está consumado, comenzó y terminó, su vida ha sido completada”. Lo que más me sorprendía era la sensación de paz y plenitud que yo experimentaba, muy distinta al desasosiego y estupefacción de cuando sucedió su muerte.

A través de este medio quiero expresar mi profundo agradecimiento a las personas que nos acompañaron en este doloroso proceso de entregar un hermano al misterio y me hicieron sentir amada y acompañada. La vida continúa y sentir cerca a los vivos ha sido un regalo mucho muy apreciado para mi corazón. ¡Gracias! Y termino como inicié: ¡Qué lindo es tener familia y amigos y amigas que te sostengan en los momentos en que los necesitas!

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