domingo, 26 de julio de 2015

ESPIRITISMO VS. CONSTELACIONES FAMILIARES



¿Qué tan cierto es que en las Constelaciones Familiares se practica el espiritismo y se invoca a los muertos?
RESPUESTA
Falso, rotundamente falso.  Una versión así debe provenir de alguien que nunca ha estado en una Constelación o si estuvo, se le escapó la esencia de lo que ahí sucede.
En una sesión espiritista, una persona llamada “médium”, un consultante y otras personas, forman un círculo para entre todas llamar a un ser querido difunto, quien supuestamente se hace presente mediante ruidos, luces, movimientos, cambios en la voz del médium… Entonces, el interesado en llamar a ese ser le hace preguntas, que éste “responde”. Tal o similar es la creencia de quienes practican el espiritismo.
En una Constelación Familiar no se llama a los muertos. Se trata de mirar las dinámicas de relación existentes dentro de un grupo, las cuales generalmente van asociadas con imágenes mentales que el consultante tiene dentro de su mente, relativas a sí mismo y a los miembros de su familia, vivos o muertos. Entonces se utilizan personas o figuras para representar dichas imágenes y ver cómo interactúan entre ellas. Subrayo la palabra “imágenes”.
Una imagen no es la cosa en sí. Cuando me miro en el espejo y veo mi imagen, puedo tener información acerca de mí, pero no significa que ahora existen dos “yo” ni que pararme junto a una superficie reflejante sea una invocación a mi alma, espíritu o como quiera llamarlo. Igual, si le pido a alguien que me represente en una constelación, es para que yo pueda permanecer sentada mirando lo que ese alguien me muestra de mí. Y si representa a algún miembro de mi familia; puedo observar con toda claridad si tengo armonía con esa persona o “no la puedo ver”.
De la misma manera que Freud consideró que los recuerdos reprimidos ocasionan enfermedades, dentro de la teoría de Constelaciones Familiares se afirma que la exclusión de un miembro de la familia, por justificada que parezca (personalidad repulsiva, crímenes, cárcel, adicciones, ofensas graves a la unidad familiar, etc., etc.) ocasiona enfermedades físicas y mentales en los demás miembros, especialmente en los más jóvenes. Entonces, se pregunta al consultante si en su familia hay excluidos y en caso afirmativo, se asigna un representante para el ausente, se le coloca en el lugar que es el suyo, se le reconoce y devuelve su responsabilidad, luego, se da tiempo y apoyo para que el alma del consultante pueda reconciliarse con los hechos, por dolorosos que hayan sido, y los deje en la persona, tiempo y lugar les corresponde; opuesto a llevar cargando responsabilidades que no le tocan (como cuando un hijo “debe” vengar la muerte de su padre o abuelo, o un hermano “debe” sustituir a un hermano muerto, etc.).
¿Y qué pasa si dicho pariente ya murió? Se le honra como miembro de la familia inclinándose ante el representante, de manera que el alma del consultante comprenda que eso no es suyo y quede libre de mandatos, odios, resentimientos e injusticias que se hayan cometido en su sistema familiar. Así, podrá vivir su propia vida, sin cargas del pasado. He descrito uno de los muchos casos en que se usa un representante para un muerto. Queda claro que es muy distinto recordarlo y honrarlo, que supuestamente obligarlo a venir para que toque campanitas o apague velas.
“Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com , al teléfono 7 63 02 51 o en facebook.com/Pascua Constelaciones Familiares.

martes, 21 de julio de 2015

SIENTO UN VACÍO



¿Por qué todo el tiempo siento como que algo me falta? Con mi familia estoy bien, mi esposo bien, mis hijos bien, de dinero bien, salgo y voy a fiestas pero aunque me divierto, siento un hueco que no me deja y así es todo el tiempo, ¿por qué será?

OPINIÓN

Tu pregunta es muy basta y puede tener muchísimas respuestas. Te daré unas pocas, tú las sientes y ves si alguna resuena en tu alma.
¿Te gustaría ser famosa?, ¿que la gente hablara de ti y te admirara? Si así fuera, ¿con cuál tipo de famosos te identificarías? Lady Gaga, Madona, la madre Teresa, el Papa Francisco, algún científico, un político, el Chapo… O quizás menos famosa, pero sí reconocida, que tus familiares y amigos te dijeran “qué bien lo haces”, “me buena suerte que tú seas tú”. O todavía más íntimo, que te miraras en el espejo y pudieras decir a tu imagen: “Te quiero para siempre, hagas lo que hagas y pase lo que pase”. ¿Podría esto llenar tu hueco?
Otra posibilidad: Tú sabes que los humanos somos seres inacabados y en movimiento; logramos éxito en un proyecto y estamos disponibles para el siguiente. ¿Tienes un proyecto nuevo o alguno en marcha, que exija todas tus capacidades y adquirir otras nuevas? ¿Crees que algo así de exigente podría proporcionarte una sensación de plenitud, de decirte a ti misma “doy todo de mí y sigo creciendo”?
A ver esta teoría: dicho hueco da testimonio de tus ansias de infinito, las cuales no se ven colmadas hasta que vuelves tu mirada a Dios y lo tomas en tu vida como lo trascendental y básico, aquello “en Quien somos, nos movemos y existimos”. ¿Cómo es tu vida espiritual?, ¿estás en búsqueda de conocer la voluntad divina y cumplirla? ¿Crees que entregándote  más a Dios se colmaría tu hueco?
Ahora interpretemos literalmente el hueco como una información precisa de tu interior que dice: “algo falta”, algo que te toca tomar y no has tomado. ¿Cómo qué? Por ejemplo, tu destino: tus padres, tu historia, la historia de tu familia, un excluido o determinadas circunstancias que te niegas a asimilar. Generalmente negamos o rechazamos cosas difíciles; una culpa, un padre o una madre crueles o inaccesibles, un hijo con discapacidad, pobreza extrema, pérdidas de seres queridos, de una fortuna, de la salud, de algo muy deseado, o cualquier evento que sentimos superior a nuestras fuerzas. El destino lo da la vida y está ahí, sin que dependa de nuestra aceptación o rechazo; rebelarnos contra él sólo nos ocasiona desperdicio de energía y la información de que no estamos plenos o completos. Debe ser tomado con el corazón; quiero decir que no basta con pensar “ahora me hago el ánimo”, sino que se necesita amarlo. No es fácil, tampoco imposible. Ya alguien dijo que el camino más largo es el que va de la cabeza al corazón.
Te invito a que tomes el Diplomado de Constelaciones Familiares, sirve precisamente para esto, ver, reconocer e incluir lo que hemos excluido y forma parte de nosotros.
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lunes, 13 de julio de 2015

DERECHO A DECIDIR SOBRE EL PROPIO CUERPO



¿Tiene derecho una esposa a tomar anticonceptivos sin que su esposo lo sepa? La mía lo hace y no tenemos hijos. Cuando lo supe, me enojé.  Ella alega que “una mujer tiene derecho a tomar decisiones sobre su propio cuerpo”. Que no me salga con eso estando casados, ¿luego la opinión del hombre no cuenta?
OPINIÓN
Por tus palabras estoy entendiendo que te casaste con la intención de tener hijos con tu esposa y que, según tu pensamiento, eso quedaba convenido; pero según el de ella, los seres humanos, como dueños de nuestros cuerpos, podemos negarnos a ser padres o madres. Ahora, al saber tú que ella usa anticonceptivos sin tu consentimiento, sientes que pasó sobre tu derecho de participar en la decisión y que no te está tomado en cuenta como su marido.
Es importante que sepas si deseas encontrar algo que te permita mitigar la intensidad de tus sentimientos. Sólo manteniéndolos en la intensidad óptima podemos tomar decisiones convenientes, sin apasionamiento y también sin miedo. A veces, cuando uno está muy herido, más que solucionar un problema le importa tener la razón y aplicar justicia, ojalá no sea tu caso. ¿Sabes por qué? Tener razón no te pone a salvo, sólo lastima tu corazón profundamente y podría ubicarte como “víctima de una mala mujer” a la que debes hacer algo, ¿castigarla?, ¿abandonarla?, ¿acusarla con alguien?, ¿obligarla a que cambie de creencias?
En nuestra cultura actual se habla mucho de que la mujer tiene derecho a tomar decisiones sobre su propio cuerpo, y cabe la pregunta: ¿Esto sería atributo sólo de las mujeres, o también de los hombres? Profundicemos un poco.
Para ser padres se requiere del consenso de un hombre y una mujer que forman pareja. A veces, aunque ya lo sean, él y ella no saben si están de acuerdo o no en tener hijos, se dan casos en que la llegada de un embarazo los toma por sorpresa y hasta entonces hablan del asunto. Sobre este tema tan importante, nuestra cultura actual tiene normas tácitas e incluso leyes bastante peculiares: es la mujer quien toma la decisión de que el hijo nazca o no, como si el padre careciera de importancia; muchas mujeres jamás enteran al  hombre de su paternidad y se marchan llevándose al hijo, algunas lo abortan o dan en adopción, otras usan anticonceptivos por su cuenta sin que el hombre lo sepa, y están las que recurren a la inseminación de un donador para ser madres... Por el lado de ellos, existen padres que desaparecen diciéndose a sí mismos que el hijo es de ella y el hombre nada tiene que ver, otros donan esperma, o al contrario, algunos exigen a la mujer que aborte.
Casi nadie percibe la injusticia de un proceder cuando éste se vuelve costumbre. Tu caso podría estar relacionado con este tipo de pensamientos; quizá tu esposa cree que está en lo correcto. Posiblemente ustedes no lo hablaron con anterioridad y ahora te llenas de sorpresa al descubrir que ambos piensan distinto.
Todos sabemos que las parejas piensan distinto, puesto que vienen de familias y experiencias diferentes. Al casarse, lo quieran o no, necesitan seleccionar qué conservarán, qué desecharán y qué modificarán de sus respectivos  “ajuares educacionales”. Ahora bien, ha pasado un tiempo sin que ustedes tengan hijos, ¿qué sigue?, ¿deseas separarte de tu esposa?, ¿llegar a algún acuerdo?, ¿preguntarle por qué lo hizo?, ¿investigar si tiene miedo de ti, de la maternidad o de qué? Este incidente ha detonado el momento en que ustedes necesitan estudiar cómo nutrir su vida de pareja o qué es lo que desean vivir.
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