lunes, 19 de septiembre de 2016

MATRIMONIOS GAY Y ADOPCIONES



Agradezco a las personas que, en mi muro, por inbox o email, me han pedido expresar mi opinión acerca del tema que en días pasados estuvo de actualidad: las marchas del movimiento en favor de la familia vs. el matrimonio legal entre personas del mismo sexo; la adopción legal por dichas parejas; la enseñanza en las escuelas de que existen homosexuales y heterosexuales y cuáles son las diferencias.
OPINIÓN
No es ésta la primera vez que nuestra sociedad se ve estremecida por temas sexuales. Cuando yo era niña se hizo gran alboroto en contra de que en la enseñanza primaria hubiera niños y niñas en la misma aula y se incluyera la educación sexual como materia. Los padres de aquella época pensaban que lo mejor era el silencio y que los pequeños crecieran separados por sexo. Se asustaban muchísimo. Quienes ahora tienen cincuenta años o más pueden atestiguar que en aquellas épocas no se hablaba de sexo en voz alta. ¡Y cuánta curiosidad despertaba el tema! ¿Así es nuestra cultura, todavía?
Posiblemente algo queda. ¿Seguimos creyendo que el secreto y la prohibición son los mejores métodos para “hacer que la gente sea buena”? ¿Nos da curiosidad saber qué sucede en las alcobas ajenas para luego murmurar o condenar lo espiado?
Hoy se habla abiertamente de estos temas. Sabemos que en todos los tiempos ha habido homosexuales. Antes, muchos de ellos preferían morir que reconocerlo. Algunos “hacían el sacrificio” de casarse para seguir teniendo un lugar en la sociedad. ¿Era aquello preferible? Luego, si se llegaba a saber la verdad, ¡cuánto dolor en las familias! Dolor y vergüenza. Porque las parejas y los hijos pensaban, y todavía en muchos lugares se piensa, que se trata de algo vergonzoso e inmoral. En lugar de darse cuenta de que es un destino pesado con el cual se debe vivir.
El destino pesado al que me refiero se vuelve aún más pesado por la intervención de heterosexuales que, por el hecho de serlo, se catalogan como moralmente buenos. Me pregunto si de veras esperamos que los LGBTI jamás tengan relaciones estables y pasen su vida buscando, huyendo, ocultándose y solos por siempre. ¿Es mejor que tengan sexo ocasional? ¿Que nunca ejerzan su sexualidad? ¿En realidad podemos creer todo esto?
En el fondo me estoy apartando del tema, pues sólo se trata de algo legal; que un miembro de la pareja pueda darle prestaciones al otro, tomar decisiones de salud cuando el otro está gravemente enfermo y heredarle aun en caso de intestado; es decir, que no lleguen los hermanos o sobrinos a reclamar los bienes que hicieron entre los dos. Y heredar a los hijos que cuiden.
La adopción es el tema que suscita más controversia. Personas me han escrito: “que ellos vivan como quieran, pero qué culpa tiene un niño de que sean así, lo que vería”, o: “Un niño tiene derecho a tener papá y mamá”. No hay que olvidar que todo niño tiene papá y mamá, incluidos los que nacen por inseminación artificial. Otro asunto es que los tengan disponibles.
Un menor que necesita ser adoptado no tiene a sus padres disponibles. ¿Estaría mejor en un orfanato que viviendo con dos personas del mismo sexo que se aman entre sí y se ponen al servicio del niño? ¿O con dos personas del mismo sexo que también tienen dificultades en su relación, como cualquier pareja heterosexual? Al menos contaría con alimento, ropa y un domicilio. ¿Dudamos de la educación? ¡Quién sabe qué tipo de experiencias se vivan en un orfanato, ojalá sean todas buenas!
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