lunes, 28 de junio de 2021

ELEGIR UNO POR SÍ MISMO

Todos necesitamos un proyecto de vida, pues nuestro inconsciente trabaja con metas. Estas pueden ser grandes y abarcar varios años de la vida, como cuidar y sustentar a una familia; o tan aparentemente pequeñas como un bebé lograr sentarse solo, llevar la cuchara a la boca o saltar en un solo pie. Son metas, y todas pasan por las mismas etapas: Primero, nos proponemos lograrlas; luego, las logramos; después, pasan a formar parte de nuestras habilidades personales.><. Una meta formulada por nosotros mismos suele alegrarnos y enorgullecernos, por difícil que sea. En cambio, una meta inculcada, que otros la formularon y nos imponen la obligación de alcanzarla, no siempre nos alegra ni siempre encontramos motivación suficiente para cumplirla. Caemos en desánimo. Pongamos un ejemplo: unos niños jugando.><. Los niños juegan sin esfuerzo, es decir, en espontánea exploración del universo, como expresión de su interioridad, en actividades realizadas porque sí, por hacerlas, por placer. Pero imaginemos que llega el profesor de deportes o un adulto que los obliga a cambiar de juego; entonces, este se convierte en una tarea: anotar más canastas, jonrones, goles, etc. Deja de ser exclusivamente juego para convertirse en deporte; es decir, un campo organizado de adquisición y demostración de habilidades, con árbitro y reglas... Puede volverse un tormento, salvo para quien lo practique por jugar. ><. No es fácil discernir si una meta es nuestra o inculcada; sin embargo, si la meta te gusta y eres capaz de hacer grandes esfuerzos para lograrla, entonces la has hecho tuya. Por ejemplo, lograr un título universitario, convertirte en madre o en padre, comenzar tu propio negocio o correr un maratón. Todas son difíciles, imponen incomodidades y requieren de sacrificios. Si amas una meta será como si la hubieras elegido; lo que amas lo haces tuyo en el sentido de que forma parte de ti.><. A veces uno no se da cuenta de que está luchando por algo que no quiere, como cuando soñamos que tenemos que tomar un tren, pasar un puente, escalar una montaña o alguna tarea que no sabemos quién dio la orden ni por qué motivo debemos hacerlo. Incluso nos angustiamos, sudamos, o despertamos frustrados porque no pudimos completar el sueño. Ya despiertos, a veces tardamos rato en comprender que sólo se trataba de imágenes de la fantasía, nada real, y que no tiene importancia que no hayamos tomado el tren o pasado el puente. Sin embargo, algo en nosotros nos dice que sí la tiene... ><. Este tipo de sueños suelen representar objetivos inculcados que estamos empeñados en lograr, y cuyo fracaso nos haría sentir angustiados. Aquí la palabra importante es “inculcados”; es decir, ajenos. El sueño quiere decir que estás haciendo algo que no es tuyo.>< Resulta obvia la diferencia entre elegir uno sus propias metas y ponerles corazón, o dejar que otros nos digan lo que tenemos que hacer. Para las personas que son adoradoras del deber, esta diferenciación puede parecerles casi una blasfemia. Y aquí lo dejo, con la esperanza de que algún lector se pregunte a sí mismo: “Esto que hago, ¿soy yo quien lo quiere?”.><. “Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com

lunes, 21 de junio de 2021

CÓMO SANAR LA RELACIÓN CON PAPÁ

Todos los humanos tenemos un padre y una madre. De ellos venimos. Somos 50% él y 50% ella. Con el tiempo y las experiencias vividas, en ocasiones llega a desagradarnos que sean nuestro origen e incluso creemos que hemos roto con ellos, lo cual es imposible: están vivos en nuestro interior. La consecuencia es lógica: si rechazamos a uno o a la otra estaremos rechazando sendas porciones de nosotros mismos, lo cual sería terrible; nadie puede amarnos tanto como nos amemos a nosotros mismos, somos la medida máxima del amor que podemos recibir, y dar.><. ¿Por qué habría de interesarnos sanar la relación con papá? Porque una buena imagen mental de él en nuestro interior nos genera fuerza, confianza, manejo adecuado de los límites, poder personal y éxito en lo que nos proponemos. En cambio, una imagen pobre, rechazada o conflictiva nos obstaculiza en esos mismos campos. Y si eres mujer, tu imagen mental de papá determina cómo será tu relación con los hombres y lo masculino. ¿Tan exagerado así? Hay que tomar en cuenta que los primeros años de la infancia son decisivos y lo que tomamos entonces no estaba sujeto a la lógica, sino a la emoción, y permanece en un nivel que no es consciente.><. Cuando crecemos, podemos ver con mucha mayor claridad cómo era realmente papá. Sanar la relación con él de ninguna manera significa decir “tan bueno que era” aunque no haya sido cierto, sino decidir amarlo y liberarlo de nuestro juicio por el único hecho de que su esperma colaboró en darnos la vida. Es decir, por amor a nosotros mismos, para conseguir amarnos tal como somos a pesar de nuestros defectos y fracasos.><. Un padre presente con amor en el propio corazón (perdonado, redimido y libre de nuestros veredictos) nos lleva a tomar una profesión y a tener actividades sociales, conocer el mundo, viajar, cambiar de mentalidad, recibir y aceptar el reconocimiento social, tener independencia. Un padre ausente ocasiona depresión, ansiedad, adicciones, desórdenes alimenticios, rebeldía y relaciones dependientes.><. Vale más sanar la imagen de papá y mantenerlo presente en nuestra vida con amor.><. Tomando a tu papá tal como es no estarás engañándote. Sabes. Aceptas. Perdonas. Amas porque tu decisión es amar. Por lo tanto, consigues mayor claridad mental, pones límites, tomas decisiones, te pones en paz contigo, puedes emprender negocios y afrontar tus objetivos. En otras palabras, avanzas hacia la adultez en la que eres tú (no tus experiencias pasadas) quien determina qué tipo de vida quieres vivir y cuáles sentimientos experimentar. Asumes tu poder.><. Sanar la imagen de papá no significa (tampoco lo excluye) que lo buscarás, lo llenarás de besos y le dirás: “eres perfecto para mí”. Esta frase la dirás en tu interior, a sabiendas de que lo perfecto es lo que es, aquello con lo que cuentas y te toca transformar. Estamos hablando de tu imagen mental de papá y de los sentimientos que quieres dedicarle. Con “eres perfecto para mí” estarás renunciando a pretender educarlo o pedirle que cambie por amor a ti. Respetarás su vida y decisiones por pésimas que pudieran parecerte para dejar la responsabilidad en las manos que corresponde; es decir, en las suyas, porque él vivió como pudo o supo. ><. Quizá quieras completar tu ejercicio diciéndole en tu mente: “Querido papá, ahora quedas libre de mis exigencias y yo de las tuyas. Tú vives como eliges y yo también. Puedo amarte a pesar de todas las cosas”.><. Si haces lo anterior, de repente descubrirás que también a ti puedes amarte a pesar de todas las cosas: éxitos, fracasos, aciertos, errores, actos de los que sientes orgullo y actos de los que te avergüenzas. Todo queda sanado con el amor incondicional que te darás por el hecho de ser quien eres, de existir.><. Agradezco la colaboración de mi amiga y compañera de trabajo Adry Podio por su investigación y el material que me envió.><. “Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com

miércoles, 16 de junio de 2021

¿Por qué el día del padre es menos festejado que el día de la madre?

Nuestro siglo XXI parece impregnado de una lucha contra la “androcracia” y el “patriarcado” que, por cercanía gramatical, posiblemente alcanza a quitar brillo a la figura paterna. ><. Cada siglo pone y quita conceptos y requisitos de lo que se considera adecuado acerca de cómo deben ser los hombres y cómo las mujeres. Ser padre o madre cae dentro de este cúmulo de normas no escritas que se pasan de generación en generación. Una novela, serie o película ubicada en los años veinte del siglo pasado, mostrará enormes diferencias con otra de los años veinte de este siglo, en cuanto a lo que se considera correcto y deseable en maneras de vestir, costumbres y expectativas de hombres y mujeres. ><. Los paradigmas culturales tienen gran importancia sobre las mentes, los sentimientos y las expectativas de las personas. Son profecías que se cumplen a sí mismas. Moldes. Instrucciones, mandatos y prohibiciones que no siempre toman en cuenta a la naturaleza y, a veces, incluso van contra ella. En nuestro siglo, parece ir tomando forma el paradigma de que el padre no es necesario y, a lo más, es una figura de seguridad y confort.><. Lo terrible de los paradigmas es que la gente los cree y los practica. Si un adolescente, hombre o mujer, se convence de que el padre es poco relevante en la crianza del hijo, así lo vivirá. Si es hombre, posiblemente abandone parcial o totalmente al hijo. Si es mujer, vivirá esperando el momento en que el padre se vaya y los deje solos. Quizá convenza al hijo de que no necesitan al papá, dando cumplimiento al paradigma y eternizándolo. ><. En alguna parte leí la narración de una madre y su hijo pequeño que contemplaban una fotografía de ella embarazada. El niño preguntó: “Tú eres mi mamá porque me cargaste en tu panza, pero mi papá ¿por qué es mi papá?”. La señora respondió: “Antes de tú estar en mi cuerpo, estuviste en el cuerpo de papá”. “¿Dónde?, ¿en qué parte?”, insistió en preguntar el pequeño. “En los testículos”. El niño se sobresaltó, puso la mano sobre los suyos y exclamó: “¿Tengo bebés aquí dentro?”, y la madre: “Todavía no, eres un niño, antes deberás crecer hasta ser capaz de cuidar a un hijo”.><. Recuerdo que me gustó aquella lectura y dudé de que en nuestro medio se repitiera a menudo algo parecido; recibimos un bagaje cultural en el que se diluye la importancia del padre, también parece que heredamos de nuestros ancestros la tendencia a ver con ojos de sospecha el acto sexual, restarle importancia a la fecundación, incluso desvirtuarla, llenarla de vergüenza y darle interpretaciones poco favorables: “que no lo sepan los niños”, “es puro instinto”, “eso no basta para convertir a alguien en padre o en madre”, “la mujer es la única que tiene derecho a opinar sobre su embarazo”, “los hombres no sienten el mismo amor por los hijos” y muchas otras que oímos por ahí.><. Desde esta columna quiero dar testimonio de que el padre es mucho muy importante en casa y para los hijos. Que el abandono de la familia por parte del papá se experimenta como un dolor muy grande. Que un hijo siempre tiene derecho de saber quiénes son su padre y su madre biológicos, y si los tiene adoptivos, el día del padre es una fecha adecuada para agradecer a quienes se tomaron el encargo de cuidar de él.><. A todos los hombres que han tenido al menos un hijo, ¡muchas felicidades en el próximo día del padre!><. “Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com