lunes, 26 de marzo de 2018

DICCIONARIO Y CREENCIAS



¿Qué pasa cuando algo o alguien cambia, o amenaza cambiar, nuestro mapa mental? Sufrimos una crisis existencial.  Es de los dolores más grandes de la vida.

En PNL se llama MAPA a la representación mental que cada uno lleva del universo, y se dice: El mapa no es la realidad. Éste abarca todas nuestras creencias. Me refiero no sólo a cosas de fe religiosa, sino a cualquier tema o evento. Llevamos información capturada en el cerebro y en el cuerpo que filtra y decide, sin que nos demos cuenta, cuáles cosas podemos percibir y cuáles no. 

Aunque el mapa mental que llevamos dentro no sea la realidad, para cada uno sí lo es; lo guía y orienta en todo lo que piensa, dice y hace. 

Podemos detectar mapas con mayor facilidad en otros y en el pasado, cuando  no forman parte de nuestro propio mapa. Pongamos algunos ejemplos históricos:

Los nacidos en tiempos que era legal la esclavitud y tenían esclavos, se sentían honestos y bondadosos si a sus esclavos les daban bien de comer y les proporcionaban barracas más grandes, pero no los liberaban, sino que los consideraban parte de su patrimonio. En su mapa mental cabía la creencia de la esclavitud.

Un monje que era nombrado jefe de la Inquisición, se sentía honesto y leal si perseguía ideas contrarias a las suyas y les imponía castigos. En su mapa mental cabía la creencia de la uniformidad de ideas.

Una mujer nacida en un sitio con harems que era educada para pertenecer a uno, se sentía honesta y honrada de ser escogida por un señor poderoso como concubina. En su mapa mental cabía la creencia de la poligamia masculina.

Los mapas mentales se heredan. Ya en otras ocasiones he hablado de la transmisión a través de la memoria celular. Hoy me referiré a otra fuente importante: el idioma. Al aprender español, inglés, chino o el que sea, se asimilan las creencias comunitarias de quienes lo han hablado. 

Podemos hacer una exploración de los mapas mentales que recibimos a través del idioma, observando qué reacción interna, qué creencia, nos evocan los siguientes pares de expresiones.

Digo hombre y abarco a hombres y mujeres. – Digo mujer y abarco a hombres y mujeres.

Mi patrimonio sirve para que yo haga lo que quiera. Mi matrimonio sirve para que yo haga lo que quiera.

Ese hombre es un zorro. Esa mujer es una zorra.

Un cualquiera es un don nadie. Una cualquiera es una prostituta.

Pertenece al sexo fuerte. Pertenece al sexo débil.

Es un hombre de la calle. Es una mujer de la calle.

Es un hombre público. Es una mujer pública.

Es un hombre fatal. Es una mujer fatal.

A ese hombre lo tratan como objeto. A esa mujer la tratan como objeto.

¿Verdad que encontraste creencias ocultas en las palabras? Quizás algunas ya no las consideres tuyas, porque estás evolucionando el idioma en tu mente.

Pasemos ahora a explorar qué sucede en nosotros con estas palabras nuevas que han sido incluidas recientemente en el diccionario. ¿Qué significan para cada uno de nosotros? ¿Qué sentimos al leerlas o pronunciarlas? ¿Cuál creencia evocan en nuestra mente?

Papichulo
Amigovio
Homoparental

Pablo Neruda escribió: Diccionario, no eres tumba, sepulcro, féretro, túmulo, mausoleo; sino preservación, fuego escondido, plantación de rubíes, perpetuidad viviente de la esencia, granero del idioma.

¿Crees que es cierto? 

“Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com ,  o en facebook.com/Psic-Ma-Dolores-Hernandez-Gonzalez

lunes, 19 de marzo de 2018

PADRES SEPARADOS




Llevo algún tiempo separada de mi esposo y tengo 2 hijas, pero me angustia la mayor, de 13 años. Quiere estar con su papá y no le veo nada de malo en eso, pero él está muy permisivo con ella y a todo le toma parecer. Ella, con el consentimiento del señor, se hizo una perforación en la boca a lo cual yo me opuse cuando se la vi, le llamé la atención pero él está en una actitud con ella de amigos y eso no es así, se lo dije a él, pero no sé qué hacer. Ya hablé con mi hija y le dije que para todo hay una edad pero me angustia que se me vaya de las manos y el papá no reacciona, ojalá me pudiera ayudar con un consejo.
OPINIÓN
De tus palabras puedo deducir cuánto amas a tus hijas y que te preocupa la mayor. También, que por tu separación reciente tienes los sentimientos a flor de piel, tanto de dolor como de muchos otros que se sienten en una experiencia tan difícil; parecen aumentar de intensidad y una sufre doble cualquier cosa, también el temor.
A pesar de lo anterior, puedes confiar en ti, porque el gran amor que tienes a tus niñas te va a guiar y siempre harás lo mejor que puedas. ¿Sí sabes que todos los padres nos equivocamos alguna vez con los hijos, verdad? El papá de tu hija lo hace y también tú lo harás, no con mala voluntad sino porque no podemos saberlo todo. Hazte el ánimo a que sus hijas les reclamarán algo en el futuro, o ya mismo, culpándolos de ser causantes de que ellas tuvieran equis dificultades. De esto no escaparán; sin embargo, ustedes siguen siendo los padres y cuidando de sus hijas.
Regresando al tema, que ves al papá de tu hija permisivo y ella se aprovecha para hacer cosas que tú no apruebas. Esto es algo que, aunque te esforzaras mucho, jamás podrás controlar. Gastarías demasiadas energías en peleas. En su casa él pone las normas, y tú en la tuya. Incluso parejas que viven juntas no siempre logran estar de acuerdo, entonces los hijos aprenden a distinguir qué aprueba mamá y qué papá, y con uno se portan de un modo y con el otro, de modo distinto. Es imposible que dos cabezas piensen exactamente igual, y teniendo dos casas, los hijos de padres separados se enfrentan con el reto de volverse doblemente adaptables. Les cuesta.
No es imposible que tu hija esté provocando, con su conducta, que ustedes hablen entre sí. A veces los hijos toman sobre sus espaldas la tarea de volver a juntar a los padres; o al contrario, adoptan los sentimientos del uno contra el otro como si fueran propios, olvidándose del propio crecimiento, lo cual es muy dañino para ellos. Es difícil mantenerlos al margen, pero hay que hacerlo.
No sé cómo te sentirías tú y cómo reaccionaría tu hija ante palabras más o menos como las siguientes: Hija, sabes que yo no apruebo las perforaciones en el propio cuerpo, como la que te hiciste. No estoy de acuerdo, pienso que arruinas tu cara; sin embargo, respeto mucho a tu padre y debo asentir a que él es como es. Él te dio un permiso que no me gustó, pero estabas en su casa y debes obedecerlo y cumplir sus normas, porque es tu padre y la relación entre ustedes dos es sagrada. Ojalá otro día pienses más a la hora de solicitar permisos, que sean para tu bien y no para lastimarte.
Es importante que estés alerta para descubrir qué tipo de sentimientos te ocasiona el hablar con tu hija de respeto y obediencia hacia su padre, características inherentes a la relación padre-hija adolescente. También, si en ti se despiertan deseos de que tus hijas dejen de querer a su papá, o que le digan lo malo que ha sido contigo y tantas otras cosas que tu corazón seguramente guarda, por el derrumbamiento de los sueños que te forjaste al casarte. ¿Cuánto tiempo crees necesitar para dejar de llamarlo “mi esposo” y decirle “el padre de mis hijas”?
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lunes, 12 de marzo de 2018

GANAR GANAR



Impartiendo un taller de prosperidad, apliqué un ejercicio para estudiar la propia actitud frente al dinero. Consistía en que cada participante arriesgara una pequeña cantidad del suyo y, según el turno, pidiera a sus compañeros le regalaran o regalarles el importe que libremente decidieran. Al terminar el ejercicio, cada uno contó lo que tenía para saber si al final ganó o perdió. Los resultados fueron que mientras algunos habían aumentado su “patrimonio”, otros terminaron con las manos casi vacías. Una participante en particular, se quedó sin un centavo.
-No tienes prosperidad –le dije-, por el momento eres indigente.
-No es así –respondió-. Yo le doy todo al Universo y Él me surte.

Aunque estuve de acuerdo con tal actitud de fe y entrega, también pensé que la enorme mayoría de nosotros no estamos sintonizados a una altura tan grande, y nos ubicamos en el proceso de dar y recibir entre humanos. Después conversamos acerca de las experiencias de  cada uno y dónde se había sentido más cómodo, dando o recibiendo, y por qué es imposible sólo dar o sólo recibir. El que sólo da, pronto se agota; y el que sólo recibe, termina abusando de los demás.

También pudimos contemplar que, en los intercambios de todo tipo, subyacen dos paradigmas inconscientes: 1) El llamado de suma cero (+1-1=0), en el que se piensa que donde uno gana, otro pierde; y 2) El de suma más dos o de ganar ganar (+1+1=+2), en éste se supone que ambos ganarán en el intercambio. Dichos paradigmas, suma cero y suma más dos, tienen implicaciones en la propia actitud y en la sociedad. Veámoslas con detenimiento.

En el suma cero, la persona cree que los recursos son limitados y en sus pensamientos no entra la creación de otros nuevos. Es como repartir rebanadas de un pastel ya cocinado: si es entre pocos, las rebanadas son más grandes, pero si se comparte con nuevos comensales, los primeros ven reducidas sus porciones; por lo tanto, sería mejor repartir la riqueza entre unos pocos y excluir a los demás. En este mismo paradigma, dicha riqueza es vista como exclusión y estafa de los menos favorecidos; si alguien está rico, es porque ha despojado a sus semejantes. Si el vecino compró coche nuevo, de alguna manera me ha hecho daño; es injusto que él esté bien y yo siga igual, yo tendría derecho a una partecita de lo que él disfruta. Este paradigma subyace en las concepciones políticas donde se necesita un repartidor justo que nos dé a todos por igual.

En el paradigma suma más dos subyace la creencia de que la riqueza se crea constantemente y se distribuye mediante los intercambios; es decir, si yo quiero un intercambio, debo aportar algo en pago y también ganar, y lo mismo el otro. Ambos ganamos aunque uno gane más, y me quedo contento. Si me parece que voy a perder, no realizo la transacción. Si compro pan o un pastel, doy al panadero una cantidad como pago de su trabajo y el de los que participaron, y yo recibo un alimento que necesito y del que no tengo que sembrar el trigo, cosecharlo y cocinarlo. En este paradigma no existe el ¿me regalas?, ni la palabra gratis; siempre hay un pago y una ganancia. El filántropo que da, recibe a cambio un aplauso y un aumento de su ego, puesto que cada quién sabe qué cosas quiere intercambiar para obtener cuáles otras. En el plano político, no habría regalos ni subsidios ni apoyos distintos al de brindar una oportunidad para trabajar y producir, que luego debe pagarse. La justicia se entendería como nadie vive de gorra ni a expensas del trabajo de otro, salvo los niños cuyos padres trabajan para darles de comer.

En el ejercicio en cuestión se aplicaba el paradigma de suma cero, porque los recursos circulantes se limitaban a lo que cada participante aportó y el capital variaba pidiendo o regalando; el resultado era que unos se enriquecían a costa de los otros. Para que hubiera sido suma más dos tendrían que haberse incluido el trabajo y la creatividad.

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lunes, 5 de marzo de 2018

ESTAFETA EPIGENÉTICA



Cada uno de nosotros es la mejor versión de ser humano que su familia ha producido, el punto máximo de evolución logrado en su sistema familiar. Somos el fruto de lo que papá, mamá, nuestros abuelos y bisabuelos y demás ancestros vivieron; el producto de sus victorias y derrotas. Cualquier evento y la manera de vivirlo preparó no sólo el hábitat donde nacimos, sino que se convirtió en una de los millares de grabaciones y creencias que no inventamos ni descubrimos personalmente, sólo  las llevamos dentro como una continuación de la historia que ellos vivieron. 

¿Fueron eventos dichosos o desafortunados? ¿Nuestros ancestros lograron comprenderlos y asimilarlos, o les fue imposible? Todo lo que ellos gozaron o fueron incapaces de digerir, nos es dado como herencia, reto y materia prima que conforma nuestra personalidad, incluidos aquellos eventos cuya solución estaba fuera de su alcance y los afectaron, como las guerras, las hambrunas, la efervescencia poblacional, los cambios de gobierno… 

La Epigenética, ciencia que es rama de la Biología Molecular, ha encontrado pruebas de que la respuesta a un evento estresante activa el interruptor de un gen, que luego es heredado. Esto significaría que la evolución genética continúa como forma adaptativa a las circunstancias y que pasaremos a nuestros descendientes las experiencias de los eventos que hoy vivimos, solucionados y para solucionar. Serán su manera de pensar y conducirse, más lo que ellos logren avanzar por sí mismos.

A veces, las generaciones mayores suelen decir, “en mis tiempos todo era mejor”; pero no es posible sostener esas expresiones como verdaderas porque, en cada ser humano, la humanidad intenta evolucionar y mejorarse a sí misma. Esta humanidad se configura constantemente con el conjunto de acciones de las personas que la constituyen, o sea, nosotros. Así como una familia es y vive tal como sus miembros logran hacerla funcionar, igual las sociedades muestran los aciertos y desatinos de sus individuos. 

Las generaciones ahora viejas recibieron, al nacer, una humanidad atrapada en costumbres intrafamiliares que los jóvenes de hoy no las pueden creer; y además, doliente y herida por las guerras más atroces de la historia. Cierto, las familias se veían sólidas, pero a costa de grandes inhibiciones y  sufrimientos ocultos. No muchas eran felices ni apoyaban a todos sus miembros. 

Estas mismas generaciones ahora viejas lucharon denodadamente y obtuvieron numerosos cambios a favor de la vida y el bienestar de las personas y las familias. ¿Será exagerado decir que donde menos se ven transformaciones positivas es en la política? La juventud que recibe estos cambios ya realizados, ni idea puede formarse de lo difícil que fue obtenerlos, toman la estafeta y la pasarán a las que les siguen. ¿Cómo es la humanidad que hoy se entrega y se recibe? Una en búsqueda de formas nuevas de solucionar sus problemas, que también vive en la carne de sus miembros los aciertos y errores de estos. 

Quiere decir que al tomar decisiones que aumentan el propio bienestar, o tomarlas desafortunadas que ocasionan dolor y confusión, no sólo nos afectamos a nosotros mismos que hemos de vivirlas, sino a las generaciones que nos siguen y las recibirán tanto como aprendizaje por la convivencia, como adosadas a su paquete de ADN. 

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