lunes, 16 de noviembre de 2015

CIENCIA Y CONSTELACIONES FAMILIARES



¿Las Constelaciones Familiares son científicas?, ¿tienen sustento científico?
OPINIÓN
En la propaganda y en el hablar popular, la palabra “científico” suele utilizarse como sinónimo de “verdadero” o “confiable” y referirla a casi cualquier cosa, por absurda que pudiera resultar: “La democracia es científica”, “el Socialismo es científico” “la existencia de Dios es científica”, “la tilma de Juan Diego es científica”… y lo opuesto, decir que algo “no es científico”, parecería significar que es falso. Hay confusión en el uso de los términos.
La palabra “científico” sólo significa: Perteneciente o relativo a la Ciencia. Que tiene que ver con las exigencias de precisión y objetividad propias de la metodología de la Ciencia. Y “Ciencia” es el estudio del universo que utiliza el Método Científico.
Todas las otras formas de conocimiento humano que no utilizan el Método Científico no son Ciencia. Quedan fuera de ésta, aunque antes a algunas se les llamara ciencia: la filosofía, las religiones, los mitos, el folklore, las ideologías políticas, la intuición, lo que llamamos “sentido común”, la tecnología... Se incluye la tecnología como no-Ciencia por ser aplicación práctica de los conocimientos que la Ciencia ha investigado con anterioridad.
De acuerdo con lo anterior, la Medicina, la Arquitectura, las ingenierías o cualquier otra profesión que se dedica a aplicar los conocimientos científicos, no son Ciencia sino tecnologías, salvo si hacen investigación y en ella utilizan el Método Científico.
¿Y las Constelaciones Familiares? Éstas sí investigan, pero no utilizan el Método Científico, por lo tanto, ¿podemos llamarlas científicas? Hacerlo las obligaría a utilizar el multimencionado Método Científico. ¿Y por qué no lo usan? Porque este método, aunque ha comprobado infinidad de veces su eficacia, no se adecúa a toda clase de estudios; sería como forzarlas a entrar en un zapato que no es de su talla.
Con el Método Científico se busca aislar un evento, repetirlo controlando las variables, confirmar una hipótesis (por ejemplo: administrar Aspirina reduce el dolor) y predecir lo que ocurrirá si se repite el evento estudiado (cualquier persona que administre Aspirina logrará reducir un dolor). En Constelaciones Familiares no se busca aislar eventos, ni confirmar hipótesis ni predecir los resultados, sino mirar en cada caso cuáles movimientos son útiles para la integración de una o más personas en su sistema o grupo. Cada constelación es única e irrepetible. Sólo el consultante puede comprobar el resultado.
Concluyendo: La Ciencia ha llegado a ser una poderosa fuerza de influencia en las actividades humanas, pero no es el único método eficaz para llegar a un conocimiento ni puede abarcar todas las situaciones que merecen estudio.
“Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com , o en facebook.com/Pascua Constelaciones Familiares.


martes, 3 de noviembre de 2015

EL MÁS ALLÁ



“Mamy, ¿yo dónde estaba cuando no nací?” Pregunta infantil que surge mirando fotografías familiares en las que el pequeño no aparece. Los padres se ven en aprietos para contestarla, porque si responden: “En ninguna parte”, el niño se angustia e incluso llora. ¿Qué cosa lo asusta?, ¿entrever la fragilidad de la existencia?, ¿sentir que puede desaparecer? “Estabas en nuestros pensamientos”, “en la mente de Dios”, “estabas, pero no sabemos cómo ni dónde”, son respuestas que lo dejan temporalmente satisfecho. Al parecer, necesita reconocer que procede de alguna parte.
Ese anhelo de saber si hay algo antes y después de nuestra existencia, ¿es meramente infantil? ¿Los adultos no lo sentimos? Quien más, quien menos, todos estamos conscientes de que arribamos a la tierra dentro de una historia que ya estaba en marcha, y nos iremos sin presenciar el desenlace.
La mayoría de las personas que conozco prefieren creer que algo esencial de nosotros permanecerá por siempre de alguna manera y en alguna parte. A eso esencial le llaman espíritu o tal vez otro nombre. Me cuento entre ellas y desde esta perspectiva escribí mi nuevo libro: “Subí al tren sin conocer el destino”. En él hablo del Más Allá, de la necesidad que tenemos que exista un Más Allá y cuántas creencias, poderosamente influyentes en nuestra vida, hemos desarrollado sobre dicha existencia.
No se necesita ser muy observador para descubrir que todos pasamos por dos puertas misteriosas, la de entrada y la de salida del planeta, desprovistos de cualquier cosa material que pueda ser adquirida aquí, por sublime que ésta pudiera ser; sólo recibimos, o entregamos, un cuerpo que nos mantendrá o mantuvo temporalmente con vida física. Nacimiento y muerte nos igualan en el sentido de no poseer nada material: o aún no lo hemos adquirido, o tenemos que abandonarlo. ¿Qué nos resta que sea nuestro, imperdible?
Este mes de noviembre, del Más Allá, es adecuado para que mi libro vea la luz. Confío en el apoyo de mis lectores, que siempre me ha acompañado, para que esta obra tenga buen camino. Gracias de antemano por su acogida.
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