domingo, 19 de agosto de 2012

DOBLE VÍNCULO


Hacia 1956, en la Universidad de Stanford y en Palo Alto, California, se encontraron varios terapeutas e investigadores famosos de la época, todos de muy alto nivel, algunos  aprovechando su año sabático, (Gregory Bateson, Jay Haley, John Weakland, Don Jackson, Paul Watzlawick, Virginia Satir, y otros), para intercambiar y confrontar puntos de vista de disciplinas diferentes. Ellos propusieron por primera vez el concepto de “double bind”, que fue traducido como “doble vínculo”, y que muchos opinan debería haberse llamado “doble coacción”. ¿De qué se trata?
Es un concepto complejo que presupone otros dos, también complejos: 1) Las familias son sistemas, y 2) Cada familia busca conservar su propio equilibrio tal como está, sin que importe si dicho equilibrio beneficia o perjudica a alguno de sus integrantes. Para conservarlo, exige de sus miembros determinadas conductas y actitudes. El resultado es que los individuos pertenecientes a ella no siempre pueden explicar por qué sienten y se comportan y como lo hacen, aun si les llegara a quedar claro que sus sentimientos o acciones les disgustan o dañan.
El “doble vínculo” es una explicación de lo anterior. ¿Cómo funciona?
Una persona revestida de autoridad exige a una subordinada que cumpla una orden imposible de cumplir. La subordinada se esfuerza por obedecer y al hacerlo se siente inadecuada; pero hay una segunda orden, secreta, que le prohíbe darse cuenta de que se le está exigiendo algo absurdo. Si llegara a notarlo y protestar, el grupo la consideraría rebelde, loca o incongruente, pues a fin de conservar su “equilibrio” sin enmiendas,  necesita que ella permanezca atorada, patinando y sin percibir su situación. Daré dos ejemplos.
Unos padres ordenan a su hijo: “Di siempre la verdad”. El niño se esfuerza por obedecer. Un día advierte que su mamá está borracha y enuncia lo que ve, con voz clara y audible, entonces ella contesta, disgustada: “No es cierto”, y el padre pone fin a la discusión diciendo: “No quiero saberlo, y tú, no se lo digas a nadie”. El doble vínculo se esconde en la palabra “siempre”, junto con el acuerdo de ocultar lo evidente.

Otros padres dicen a su hijo (o hija): “¡Si fueras un mejor niño…!” El pequeño se esforzará por obedecer, lo cual en este caso implica, por un lado, jamás sentirse un “mejor niño” y por otro, esforzarse indefinidamente por ser lo que no es: un mejor niño. La orden es tan nebulosa que resulta casi imposible discernir que la palabra “mejor” implica dos calidades, una inferior actual y otra superior futura, esta última inalcanzable, porque aun cuando alguien “mejore” siempre habrá un nuevo escalón qué alcanzar y nada será suficiente.

Quizá alguno de los lectores ha descubierto que en su familia existen “dobles vínculos” en la comunicación (los hay en todas las familias y son difíciles de identificar) y quiera escapar de ellos. Este artículo es una invitación a un cambio profundo en la formas de interactuar, mediante la asistencia a un diplomado en Constelaciones Familiares que dura dos años y tiene lugar todos los viernes y alternados los sábados. En el diplomado se aprende cómo mirar a la familia sin renegar de ella y al mismo tiempo, vivir la propia vida con libertad.
En vista de que las familias son sistemas, es posible que se den cambios en ellas por el aprendizaje de uno de sus miembros; sin embargo, lo que principalmente se espera es que la persona pueda convivir armoniosamente donde le tocó estar, nacer y crecer.
En el segundo caso descrito más arriba, probablemente serviría una frase como ésta: “Queridos papás, por favor, miren con buenos ojos que yo sea lo que soy, lo cual no significa que he dejado de quererlos a ustedes”.
Informes en  psicologa.dolores@gmail.com  








martes, 14 de agosto de 2012

DESAFÍOS DE ORO, PLATA Y BRONCE


Estamos contentos. Por primera vez en la historia, México obtuvo oro en futbol, más seis medallas de plata y bronce  en diversas disciplinas. “¡México, México!”, gritamos con justificado gozo, experimentando la alegría de que algunos de los nuestros hayan competido y triunfado entre los mejores del mundo.  El éxito de ellos es de todos los mexicanos. Sentimos orgullo y nos congratulamos unos con otros por estos deportistas que obtuvieron el éxito a través de someterse a rudas disciplinas, rígidos horarios e innumerables renuncias.  

Poseemos una profunda conciencia comunitaria, por ella intuimos que las acciones de un mexicano afectan a todos los connacionales. Solidarios por cultura, en lo bueno y en lo malo, hoy las proezas de nuestros compatriotas nos llevan a sentirnos bien y felices. ¡Magnífico! Gracias por ello. Gracias también por el desafío que sus logros suponen para nuestros habituales modos de pensar. ¿En dónde van a quedar ahora el “nunca pasamos del ya merito” y el “estamos mal como País”? ¿Seguiremos aferrados a generalizaciones sin sentido, que denotaban desconfianza y desprecio hacia nosotros mismos? Si lo hiciéramos, estaríamos negando lo que nos ofrece la realidad: la constancia de que es posible lo que en un tiempo creímos imposible. Estos deportistas, todos jóvenes, han demostrado que poseen una mentalidad distinta de la que tradicionalmente fue apoyada por muchos mexicanos, no todos, de que jamás podríamos aspirar al oro ni a completar siete medallas olímpicas.

Estas medallas nos han permitido observar que cuando un mexicano, individualmente, entrega  su mejor esfuerzo en lo que hace, a él le va bien y todos salimos beneficiados. Los deportistas llegaron al cumplimiento de su propio anhelo, y con hacerlo están cooperando en el bienestar  nacional y llenándonos de alegría. Ciertamente no todos estamos llamados a realizar proezas tan grandes, pero no importa el tamaño de la empresa, sino el amor y la entrega con que se realiza; cada uno en nuestro propio lugar cooperamos en la creación del México que deseamos, lo mismo el que barre la calle y la deja limpia, que el que cede el paso mientras conduce, respeta los altos, lleva temprano a su hijo a la escuela, le preparó su almuerzo, le compró uniforme, le dio grasa a los zapatos, llega a tiempo y de buen humor a su empleo…   

¡México, Mexico, ra, ra, raaa! Tus nuevas generaciones confían en ti más que las antiguas, y son tu esperanza. Pero también las antiguas, ante este desafío de oro, plata y bronce, cambiamos nuestra mentalidad acerca de ti y comenzamos a mirarte con nuevos ojos, más llenos de amor y confianza en tu destino.








lunes, 6 de agosto de 2012

DESAPRENDER


¿Como desarrollar confianza y creer más en los hombres (como pareja)? Durante mi adolescencia mi padre nos abandonó tanto a mí como a mi madre para formar otra familia, luego regresó a casa tratando de convencer a mi madre de regresar con ella, cosa que ella no aceptó. Mi padre es alcohólico y durante muchos años vivimos maltrato emocional de parte de él, cada vez que conozco un hombre de inmediato me pongo a la defensiva (deseo saber si ingiere alcohol y cada cuando), sencillamente no quiero repetir la historia de mi madre. Tengo 28 años, soltera y por iniciar una relación con un hombre de 31, el cual es muy atento, romántico, divertido, guapo, simplemente tiene todo lo que busco en un hombre, a veces pienso que es demasiado bueno para ser verdad, sin embargo creo que por todo lo que he vivido estoy programada  a sufrir tal como mi madre y a no encontrar a la pareja ideal que me brinde, amor, confianza, cariño, respeto, admiración, etc. A veces siento que no me lo merezco, (trabajo día a día en elevar mi autoestima y autoimagen)

RESPUESTA

Me llama la atención tu lucidez. Dices: he sufrido maltrato emocional, no quiero repetir la historia de mi madre y estoy programada para sufrir como ella. La vida me está dando una oportunidad con un hombre que tiene todo lo que busco, pero pienso que es demasiado bueno para ser verdad. Quiero aprender a desarrollar confianza en los hombres.

Deseas re-programarte; esto es, desaprender y volver a aprender. ¿Con qué cuentas?

Ya tienes en la mente la visión de tu situación actual. ¡Gran adelanto! Muchas personas deben repetir sus patrones durante años, antes de estar dispuestas a reconocer que éstos existen.

Otros adelantos: quieres modificar tus programaciones y crees que es posible lograrlo. Querer y creer son cosas distintas. Algunas personas logran ver sus patrones de conducta, pero dicen: “¡Yo ya soy así, ni modo que cambie!”, y se niegan a hacer lo necesario para modificarse a sí mismas. Otras, que ven y quieren, no creen, y dicen: “Conmigo no sirven las terapias, ni los grupos, ni los libros, soy todo un caso”, y no se abren a explorar nuevas opciones porque piensan que no les servirá.

Imagino que tú estás dispuesta a cambiar lo que sea necesario, aunque requiera esfuerzos. ¡Felicidades!

¿Piensas que puedes lograrlo tú sola? No es así, necesitarás ayuda. ¿Por qué sola no? El grado de confianza y fe en los hombres que cada uno tenemos, nos fue inculcado. ¿Cómo? Interactuando en familia. “Lo normal” es lo que vimos primero, a no ser que le hagamos modificaciones voluntarias. ¿Había gritos? Gritaremos. ¿Silencios? Callaremos. ¿Prevalecía la desconfianza? Desconfiaremos. Son programaciones de relación y permanecen inactivas mientras estamos solos (salvo cuando platicamos con nosotros mismos, entonces las utilizamos para gritarnos en la mente, no escucharnos o desconfiar de nuestras capacidades). Se disparan con cualquier interacción y nos hacen actuar de manera repetitiva, como si pusiéramos a sonar una canción que todas las veces comienza y termina igual. Es difícil caer en la cuenta que estamos ejecutando una grabación, solemos creer que “elegimos” hacerlo, y es falso. Pero otra persona sí lo percibe, sobre todo si cuenta con entrenamiento para ello. Y si además tiene experiencia en los métodos de modificación de paradigmas, puede ayudar a “re-programarte”. Los cambios ocurren primero en la mente, porque allí están las ya muy mencionadas programaciones.

Existen muchos recursos: grupos de Alanon, Constelaciones Familiares, psicoterapia sistémica individual y de grupo, diplomados, seminarios, literatura de autoayuda (la de Alanon es variada y estupenda) y otros. Necesitarás utilizar más de uno. Deseo que veas cumplidos tus anhelos.

“Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com o al teléfono 7 63 47 28