lunes, 25 de enero de 2021

NADA ES GRATIS

Seguramente has conocido a personas que parecen odiar al mundo y a los humanos. Sufren con respirar. Viven como si su vida fuera una carga o una maldición. Esperan lo peor: una traición, una crítica malintencionada, un fraude, una estafa o un golpe bajo. Derraman disgusto, desconfianza, pesimismo, rechazo, tristeza o coraje. Uno los mira y piensa: ¿Qué les pasa? > < Nada es gratis ni ocurre porque sí; siempre hay un motivo. Tampoco nadie elige conscientemente el rol del antipático y molesto que hace daño con su presencia. La persona amargada o recelosa ha vivido experiencias fuertes y dolorosas que no ha podido superar. Aunque son pasadas, no las deja en el pasado sino que están presentes, vivas y con el poder de matizar toda nueva experiencia con sus colores sombríos. > < Todos los humanos, sin excepción, vivimos eventos estremecedores alguna vez. Nos estremecen por la fuerza con que contrarían lo que hubiéramos deseado que sucediera. Quizá se trate de la pérdida de un ser querido, de la salud, de un miembro, órgano o sentido corporal, del prestigio, de la fortuna, de la fe, de la libertad, de las ilusiones forjadas para un futuro... Tantas cosas más que podemos perder. > < Luego de que ocurre la pérdida horriblemente dolorosa, la vida continúa. Entonces, o decidimos seguir viviendo y pagar el costo que sea, o nos convertimos en uno de esos seres desdichados que parecen sumergidos en lo malo. > < Es fácil decirlo, ¿verdad? Hacerlo es de esas tareas que parecen imposibles. > < Es difícil ponerse de pie otra vez y sacudirse el dolor que la pérdida ocasiona; sin embargo es preciso hacerlo. De lo contrario, lo cargaremos toda la vida y se lo haremos pagar a los demás. > < Hoy, con la pandemia y el confinamiento, estamos sufriendo innumerables pérdidas. Ponernos de pie y sacudirnos el dolor que tanta tragedia ocasiona puede que parezca imposible o insensible; sin embargo, hay que hacerlo: poner un límite a la queja y al llanto, salir del victimismo y pasar a la autoafirmación. > < Nótese que no se trata de negar lo que sucede. Es cierto que tenemos sobrados motivos de queja. También, que somos víctimas de un evento que no hemos provocado (por más que alguien intentara culparnos y convencernos de lo contrario). Pero la queja, el victimismo y el buscar compasión no nos ponen de pie. > < Necesitamos estar de pie y sacudirnos el dolor, porque la vida continúa y hay que extraer de ella todo lo mejor que podamos. También necesitamos enseñar a las nuevas generaciones (víctimas aún más inocentes que nosotros) cómo se recupera uno de la adversidad y logra que la vida siga siendo bella, pues solo si descubrimos su belleza vale la pena vivirla. > < “Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com

martes, 19 de enero de 2021

GRATITUD

Sumados el confinamiento y el exceso de noticias aterradoras, están dando como resultado que estemos al borde de la psicosis; es decir, fuera de la realidad (igualmente fuera de la realidad está el exagerar lo bueno como exagerar lo malo). >< Lejos de mí la intención de negar la gravedad de lo que vivimos; es cierto que hay exceso de contagios y fallecimientos y que la economía se vislumbra problemática, pero es necesario insistir en la importancia de conservar nuestra salud mental. Si enloqueciéramos todos, diría el personaje de Chespirito: “¿Quién podrá defendernos?”. Hay una receta infalible para conservar la cordura. Se llama gratitud. Se basa en que es imposible ser agradecido y desgraciado al mismo tiempo. Dar las gracias coloca nuestra mirada en lo bueno y no en lo malo. ><. . Es real que junto con lo espantoso que nos está tocando vivir también tenemos cosas buenas que agradecer. Pero damos por sentado que deben estar allí. Mirarlas, descubrirlas, agradecerlas, trae a nuestra alma un nuevo tipo de sentimientos distintos al miedo o al terror. >< Una excelente tarea para salir de esta psicosis inducida consiste en escribir una lista de 50 cosas que puedo agradecer el día de hoy, y cada vez que descubro una, decir “gracias”. Se puede dar las gracias de lo que se tiene y de lo que no se tiene, como: “Esta mañana pude levantarme de mi cama. Gracias”. “Hoy mis hijos no se metieron en ningún problema, gracias”. ”No estoy hospitalizado ni en terapia intensiva, gracias”. “Nadie de mi familia ha sido secuestrado ni está desaparecido, gracias”. “Me tomé una hora para ver los chismes de Facebook, gracias”. “Pude ir al supermercado y comprar mi despensa, gracias”. “El auto encendió, gracias”. “Hoy me llamó una amiga que fue mi compañera de primaria, gracias”. >< Una señora me contó que ella le está dando un uso nuevo a su rosario: pasa una cuenta cada vez que descubre una cosa por la cual puede estar agradecida. Me refirió algunas cosas de su lista bastante graciosas: “Hoy pude ir al baño sin problema, gracias”. “El drenaje funciona perfectamente, gracias”. “Tengo un gato, gracias”. “Tuve ánimos para quitar el cochambre de la estufa, gracias”. “Mi mamá durmió bien anoche, gracias”. “Puedo andar en casa en chanclas, gracias”. “Este día mi vecina recogió su basura y no la echó para mi banqueta, gracias”. Me llamó la atención esta: “He comprendido las ventajas de la gratitud, gracias”. >< Un paso más y que posiblemente mucha gente no comprenda consiste en agradecer también lo que no nos gusta; pero si miramos hacia atrás en nuestra historia descubriremos que los episodios de crisis han traído después grandes comprensiones y cambios que nos hicieron crecer, y que sin aquella desagradable situación no habríamos estado motivados para realizar dicho adelanto. “Gracias por aquel despido injusto de mi empleo que me motivó a...”. “Gracias por aquella ruptura que tanto me dolió y por la que ahora...”. Quizá para muchos sea demasiado decir: “Gracias por esta pandemia y este confinamiento que me están llevando a...” >< Mientras más cosas encuentres para agradecer, más en paz contigo mismo, seguro y confiado te sentirás. Recuerda que es imposible ser agradecido y desgraciado al mismo tiempo. >< “Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com

lunes, 11 de enero de 2021

PSICOTERAPIA Y SALUD INTEGRAL

“Ver nuestro mundo interno es observar un rostro que en ocasiones no queremos ver” Ante el nuevo 2021, vale la pena revisar los recursos de salud, emocionales, educativos, económicos y de valores que poseemos para el recorrido. Habrá quien: • Inicia con problemas de sobrepeso o deficiencias de salud que viene arrastrando de años anteriores. • Carece de hábitos como limpiar, mover o cambiar objetos, muebles, ropa o juguetes que ya no tienen ninguna finalidad de estar. • Persiste con las deudas, tarjetas de crédito atiborradas y sin ahorro. • Se niega a perdonar errores del pasado, rencores, duelos no superados y vive con la sensación de que caminará el nuevo año otra vez solo. Tales circunstancias debilitan nuestra condición ante la vida y hacia nosotros mismos. Necesitan ser revisadas. Si los obstáculos para hacer cambios radican en haber desarrollado una estructura de personalidad desvalida, frágil, dependiente, incapaz de adaptarse a las exigencias sociales de nuestros tiempos y de romper con vínculos dañinos y disfuncionales, ¿qué hacer? ¿Cómo obtener visión y proyecto de vida? Existen cuatro caminos: El primero es invertir en la salud física. Partimos de la premisa que el cuerpo y la mente no son capaces de funcionar con dolor. No obstante, algunas personas están habituadas a trabajar con dolor físico de cualquier índole: de cabeza, espalda, abdomen inflamado, hipertensión, estrés, vista cansada; no visitan al dentista o al ginecólogo cuando se requiere. Aunque el malestar sea intolerable, pocas veces se visualiza que este dolor inevitablemente lleva al sufrimiento emocional. Es importante la cultura de atención y prevención de la salud del cuerpo. El segundo es iniciar un proceso de trabajo personal a través de la psicoterapia, que es una práctica profesional cuyo objetivo es el conocimiento de sí mismo, guiada por un especialista en psicología clínica. Esta actividad posibilita desenmascarar miedos, frustraciones y conflictos personales que bloquean la posibilidad de sanar, para con ello adquirir bienestar, paz y salud emocional. El tercer parámetro es la salud financiera, que está vinculada con la salud emocional y el equilibrio. Se trata de la administración personal de la vida y cuidado de los recursos, cuyo descuido provoca aumento de estrés, ansiedad y violencia y se asocia con diversos problemas de salud. La cultura financiera no radica solamente en el ahorro sino en evitar gastos innecesarios, usar adecuadamente la tarjeta de crédito y prever para el envejecimiento, entre otros. Valdría la pena este año nuevo instruir a los niños en el valor del dinero. Esta formación se inicia en casa: apagar la luz o la TV si no se utiliza, comer solamente lo requerido, guardar dinero cada fin de semana, evitar el exceso de juguetes que en muchos de los casos no aprecian. El cuarto sendero está vinculado con la calidad de vida y salud integral, considerando esta no solamente como ausencia de enfermedad, sino que incluye cinco componentes: alimentación saludable, actividad física, capacidad para ser funcionales, adaptación mental y social, y sensación subjetiva de bienestar. Estos elementos implican mantener una alta auto estima, adecuado manejo de los conflictos y del estrés, valorar la experiencia de la vida y tener una meta que nos levante cada día con ilusión. Paul Michel Foucault, psiquiatra, psicólogo y uno de los grandes pensadores del siglo XX, planteó que el cuerpo no es solamente una unidad mecánica de órganos, sistemas y huesos sino una unidad humana que interactúa entre sistemas de inteligencia y emociones, y que en esta intercomunicación radican la felicidad o la enfermedad. Agradezco la colaboración de la Psic. Irma Campos Escalante, directora del Instituto de Desarrollo Humano de León, A.C. “Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com

lunes, 4 de enero de 2021

DECEPCIÓN EN EL DÍA DE REYES

Cursaba sexto de primaria cuando me enteré de que los Santos Reyes no eran tres sino dos. Además, demasiado cotidianos; es decir, conocidos, de carne y hueso y en ocasiones irritables. ¡Oh tremenda desilusión! No solo me habían engañado sino que la realidad daba al traste con el mundo encantador y fantasioso que me había permitido imaginar situaciones espectaculares, objetos fabricados en el cielo, llegados a mis manos de manera milagrosa. La fantasía infantil podía tomar caminos y formas de lo más abigarradas. Pero ya las tres estrellas brillando en la noche no anunciarían la visita de los amados Reyes Magos y, ante mis ojos, toda la parafernalia que rodeaba aquel misterio se volvió estúpida. - . Afortunadamente, cuando uno es niño, pone mayor atención a lo inmediato y unos juguetes que ahí están invitan a utilizarlos y olvidar la decepción. - . Transcurridos los años me he dado cuenta de que similares experiencias de decepción son más frecuentes de lo que creía. Y todas las veces cuesta el mismo trabajo soltar la fantasía y poner los pies en la tierra. “Me dieron estos tenis pero los quería de marca”, “que mi mamá no vaya a la escuela y sepan cómo viste”, “Quiero de novia a Selena Gómez”, “mi novio no le llega a mi amor de la preparatoria que me dejó y al que no he olvidado”, son fantasías no realizadas que estorban el disfrute de lo actual e impiden tomar lo que la vida ofrece. - . Igual que el niño sufre y se niega a reconocer lo valioso que tiene a la mano (dos seres de carne y hueso que le hacen regalos por amor y gozan de verlo contento) así puede uno de joven y de adulto rebelarse ante la necesidad de distinguir lo real de lo fantasioso. - . A todos nos acaba de suceder una decepción similar con la pandemia y el confinamiento. La vida en 2020 no fue como la esperábamos. Sin embargo, es vida. Estamos vivos, respirando. El vivir, por muy cotidiano que sea, sigue siendo un verdadero milagro; podríamos no haber cruzado la línea entre 2020 y 2021 y aquí estamos. - . Así como es bueno que el niño dé las gracias por los regalos recibidos, igual para nosotros agradecer lo que tenemos. Podríamos hacer una lista y no acabaríamos: personas, lugares, experiencias, oportunidades de experimentar amor, alegría, salud, creatividad, y cosas: una casa, energía eléctrica, gas, agua en la regadera y el grifo, comida, ropa, supermercados bien surtidos, Internet, teléfono celular, medios de transporte... Cuando uno pone más atención a lo que tiene que a lo que le hace falta, cambia su ánimo de taciturno a sonriente. Y si además lo agradece, se siente favorecido. - . La falta de gratitud y las quejas no ocasionan regocijo. La gratitud produce más cosas por las cuales estar agradecidos, aumenta la abundancia y hace que desaparezca la creencia en la escasez. - . Deseo a todos un feliz día de Reyes colmado de regalos, sobre todo de los que nos hacen mirar la vida de manera amable. - . “Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com