lunes, 27 de septiembre de 2021

SOMOS LIBRES

En psicoterapia se aprende cómo vivir cada día más plenamente la libertad. Jean Paul Sartre, filósofo francés, escribió “estamos condenados a ser libres”. Esto significa que siempre estamos eligiendo incluso si no queremos reconocerlo y que, por ínfima que sea, toda decisión tiene consecuencias. Algo tan simple como elegir una comida o el color de un vestido nos afecta a nosotros y a alguien o algo más; a lo mejor se venden más tacos que pizzas o más vestidos verdes que azules.><. Libertad es la facultad del ser humano para elegir actuar de una manera o de otra o no actuar, y ser responsable de sus actos. ><. ¿Por qué “facultad del humano”? En la libertad es indispensable la consciencia de sí mismo. Hasta donde sabemos, el ser humano es el único que posee dicha consciencia y puede ser responsable de sus actos. Un bebé de meses o una persona en coma no tienen consciencia de sí mismos; por lo tanto, no se les puede adjudicar la responsabilidad de sus actos. Tampoco los animales pueden ser responsables.><. Alguien podría argumentar que los animales sí parecen tener consciencia de sí mismos, puesto que muestran sentimientos e incluso remordimiento. Cuando regañamos a nuestro perro él agacha la cabeza y mete su cola entre las patas. Cierto. Y que también eligen al subir, bajar, correr o estarse quietos. Así es; pero no son responsables. Si nuestro perro destruye la maceta del vecino, no podemos cobrarle el daño al perro; será el dueño quien se haga responsable. La libertad está íntimamente ligada a la responsabilidad.><. Por ser libres podemos y necesitamos tener propiedad privada. Sin propiedad privada no hay libertad. Cada uno somos amos y señores de nuestro cuerpo físico y de lo que le agregamos (comida, vestido, medicamentos, etc.), lo que asimilamos (conocimientos, habilidades, creencias, etc.) y lo que generamos con nuestro esfuerzo (un invento, el fruto de nuestro trabajo, sueldos, ganancias, etc.). Nadie puede hacer uso de nuestro cuerpo sin nuestro consentimiento. Tampoco de nuestras cosas. Eso es lo justo. Sin propiedad no hay libertad. Si otra persona se adueñara de mí y me obligara a hacer lo que ella quisiera, como en el caso de la esclavitud, estaría atentando contra mi libertad. Y si yo le otorgara el poder para hacerlo (porque me convenciera de que soy esclava o de alguna manera me creo con la obligación de someterme), yo seguiría siendo libre porque no puedo dejar de serlo, pero mi decisión inhibiría mi capacidad para ejercer plenamente dicha libertad.><. Los individuos somos libres, puesto que podemos elegir imperfecciones, lo bueno y lo malo. Si estuviéramos obligados a elegir siempre lo bueno o impedidos para elegir lo malo, no seríamos libres sino máquinas programadas, como lo es un robot. Somos tan libres que podemos elegir nuestra propia esclavitud, lo cual no implica que hayamos perdido la facultad irrenunciable de ser libres.><. Cada ser humano libre es responsable; o sea que responde por su cuerpo y sus propiedades. Tiene el encargo de cuidar ambas cosas: su cuerpo (con su salud y bienestar) y sus cosas (lo que necesita para cuidar de lo anterior). Un humano (a excepción de cuando es niño y no puede ser enteramente libre, puesto que no puede hacerse cabalmente responsable), un humano adulto libre no vive esperanzado a que otro se haga cargo de él y de lo suyo. Sí puede pedir ayuda pero no esperará que se la proporcionen gratis, debe corresponder con algo equivalente. De aquí surge la división del trabajo: yo hago unos zapatos que a ti te sirven y tú siembras los alimentos o confeccionas la ropa que yo necesito. Los seres humanos libres podemos hacer convenios e intercambiar bienes y servicios.><. Lo anterior se opone frontalmente a la opinión cada vez más en boga de que “los humanos somos algoritmos que actuamos automáticamente”. Sin embargo, por su libertad, el ser humano puede elegir creer que sí lo somos y que la libertad no existe. ><. “Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com

lunes, 20 de septiembre de 2021

POR QUÉ ALGUNAS PERSONAS NO VAN A PSICOTERAPIA

Hace unas décadas, la disculpa más socorrida para no asistir a psicoterapia era: “¡Oye, no estoy loco!”, pero el pensamiento social ha cambiado y aquel estigma desapareció. Ahora estamos conscientes de que la sociedad en la que nacimos está enferma de muchas maneras: odio, inseguridad, violencia, deshonestidad, contradicciones, etc. Sin embargo, de todas maneras exige que nos sometamos a una serie de paradigmas que durante siglos han dado malos resultados: gente infeliz, odiándose, saboteándose, con relaciones humanas o intrafamiliares que conducen a la desdicha, dominio y sometimiento de unos humanos sobre otros...>< Desde la segunda mitad del siglo pasado, las técnicas y recursos de psicoterapia han ido teniendo avances impresionantes. Tomar psicoterapia es como asistir de nuevo a la escuela, pero con otro método. No se trata de uno ubicarse como alumno de un maestro que sabe más, sino de experimentarse adulto conversando con otro adulto al que pide: “Pon a mi servicio tus ojos, tus oídos, tu atención y las técnicas que conoces para que juntos estudiemos de qué manera puedo sentirme mejor”. Ambos se embarcarán en la aventura de explorar las necesidades, hábitos, ideologías y programaciones del que paga hasta encontrar una nueva estrategia que le parezca adecuada. <. A pesar de que el servicio de psicoterapia existe y la mayoría de las personas saben que tienen aspectos de su vida que podrían (o que incluso les urge) mejorar y la psicoterapia les sería de utilidad, no la solicitan por motivos muy diversos. “Iré un día de estos, en cuanto pueda”, “no me queda tiempo”, “No hay dinero”, “qué flojera”, “dicen que es complicada y uno se siente más angustiado”, “no sé con quién ir”, “los psicólogos y psiquiatras están más locos que uno”, “mi pareja (mi padre o mi madre o alguien más) no quiere que yo cuente nuestros secretos”, y podríamos continuar. Es parecido a las personas que no consultan al médico o al dentista hasta que tienen una emergencia y entonces sí, el tiempo y el dinero salen de donde no los había, la angustia y la complicación se multiplican y a veces ya es demasiado tarde.<. También sucede que personas asisten a psicoterapia y no la toman. Es decir, no llegan con la intención de investigar sino de dar órdenes o exigir que las cosas sucedan como creen que deberían ser, parecido a lo que refería una enfermera de un centro de salud oficial: “Traen niños con diarrea y los padres exigen suero intravenoso y una inyección de antibiótico. Les recetamos suero oral y no se lo dan a beber, mejor acuden con otro médico o enfermera que sí les administre lo que piden, aunque el niño no lo necesite e incluso pueda hacerle daño y le provoque resistencia a los antibióticos”. En psicoterapia también sucede. A veces, al cliente le parece que no ha habido suficiente dramatismo en las sesiones, o que estas deberían haber comenzado con “cuénteme toda su infancia”, quizás el cambio prescrito le parece ínfimo o ridículo y no está dispuesto a probarlo, o el terapeuta no da señales de aliarse en contra de las personas que el consultante considera culpables de su malestar, y concluye hasta con gusto: “No sirve. Adiós”. <. Otras veces, se juzga la calidad de un servicio por su costo monetario. Una sesión de psicoterapia o el tratamiento completo suelen costar varias veces menos que, por ejemplo, una cirugía. Una sesión de Constelaciones Familiares requiere poco dinero y tiempo (una hora aproximadamente) y esto hace que surja la pregunta “¿de veras sirven?”. Hay quienes prefieren pagar el viaje a Houston y desembolsar honorarios en dólares “para cerciorarse” de que reciben un buen servicio. OK, have a good trip. <. Muchos otros pretextos podríamos haber descrito, pero es obvio que el tiempo y el dinero mejor invertidos son aquellos que se dedican a la propia salud y felicidad.<. “Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com

lunes, 13 de septiembre de 2021

DE MI LIBRO “LOS SECRETOS HACEN RUIDO”

Quiero comentar acerca de mi libro “Los secretos hacen ruido” que a muchas personas les ha gustado, no a todas. De él he recibido más retroalimentación que de otros y esta ha sido muy variada, desde las que lo consideran creíble y oportuno hasta quienes califican el tema como escandaloso, escabroso y discutible. Casi todas me han dicho que es demasiado fuerte y les da trabajo asimilarlo. Citando palabras específicas: “qué acertado”, “muy ágil y fácil de leer”, “demasiado antiguo”, “con ideas retrógradas”, “heteronormativo”. Esta última palabra significa que considera a la heterosexualidad como la norma, lo cual ha llamado mi atención debido a que está inspirado en una sociedad como la nuestra, leonesa. He observado que las opiniones dependen mucho del sitio donde radican los lectores.><. Primero, agradezco a las personas que lo han leído, sea cual fuere la opinión que les haya dejado su lectura. Luego, respondo a algunas preguntas que me han sido formuladas.>< El tema que he querido expresar es, como en todos mis libros, el de la libertad personal que permite a cada uno estar de acuerdo consigo mismo, u ocultarse. En esta historia, la confrontación de dicha libertad con las normas y expectativas sociales que premian determinadas conductas y reprueban otras. Presento a una familia que aparentemente se somete a las normas al grado de ser considerada ejemplar, pero en secreto necesita transgredirlas para sobrevivir y hacer lo que necesita. Obviamente, en algún punto debe darse una distorsión de la realidad. Y también en algún punto, la tendencia hacia la salud y la honestidad, que siempre hace lo suyo, amenaza al secreto.>< La homosexualidad en la familia es el argumento utilizado para presentar las distintas opiniones y expectativas que se involucran: la costumbre, las estructuras políticas, la ciencia y la religión. Es un recurso que simboliza las situaciones en las cuales una persona no está disponible para cumplir las expectativas que sobre ella se tienen, toma su propio camino y se ve expuesta a las consecuencias.><. También quise presentar el uso del silencio tanto como como fuente de confusión como un recurso de libertad. Por un lado, con quiénes se necesita decir toda la verdad, y por otro, con quiénes conviene reservársela. Una pregunta es: ¿se tiene derecho a callar?, ¿cuándo?, ¿dónde? Y la opuesta: ¿Se tiene derecho a expresarse?, ¿cuándo?, ¿dónde?><. Los lectores que están familiarizados con mis escritos posiblemente han notado que, en mi visión, las personas queremos pertenecer a nuestros grupos y, para ello, muchas veces negamos u ocultamos impulsos, sentimientos y necesidades a fin de ser aceptadas. Pero también queremos ser lo que somos, nosotras mismas, personas con libertad de crecer y expresarnos de acuerdo con nuestra propia medida. A veces, ambas motivaciones chocan entre sí. En nuestro cuerpo y en nuestra vida se da la disyuntiva milenaria de qué cosa es más importante, el bien común o el bienestar individual. También habrán notado que considero al bienestar individual como fuente imprescindible del bienestar social.><. Nuevamente agradezco a los lectores que compraron y terminaron la lectura de mi libro, deseo que siga vendiéndose y también seguir recibiendo su valiosa retroalimentación. Por último me permito tomar y repetir una expresión de Pedro Vargas, un cantante mexicano de otra época: “Muy agradecida, muy agradecida y muy agradecida”.><. “Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com

martes, 7 de septiembre de 2021

SEXO Y GÉNERO

Entre estos dos términos, sexo y género, se ha estado dando una confusión tremenda que resulta problemática para algunas personas. Son muy distintos entre sí, aunque se relacionan.><. Sexo: Todo mundo sabe que cuando nace un bebé se examinan sus genitales para comprobar su sexo. “Es niño” quiere decir que tiene sexo masculino y “es niña”, sexo femenino. Eso es sexo. No se elige. Lo da la naturaleza. Con la edad, ocasionará diferencias importantes entre los individuos de uno u otro sexo.><. Si bien la palabra “sexo” ha adquirido otros significados, como en las expresiones “tuvimos sexo” o “está obsesionado con el sexo” que se refieren a las relaciones sexuales, en este artículo me referiré solo la realidad biológica, orgánica, de animales y plantas, que los hace machos o hembras. ><. Género, en cambio, además de otros significados que no examinaremos, abarca los géneros gramaticales que son masculino y femenino, y también al conjunto de costumbres, rituales, comportamientos, obligaciones, sentimientos, actitudes y prerrogativas que una cultura adjudica a los hombres y a las mujeres por su sexo”. ><. Los géneros gramaticales pertenecen al idioma. En el nuestro se aplican tanto a individuos de sexo femenino y masculino como a cosas y conceptos que no poseen sexo. ¿Sabemos por qué decimos la rosa, y no el roso?, ¿la luna y no el luno?, ¿el automóvil y no la automóvila? Son costumbres cuyo origen no siempre podemos identificar. >< Entremos al significado más controvertido de género, el cultural. Se cuestiona si las diferentes culturas tienen derecho de imponer costumbres, rituales, comportamientos, obligaciones, sentimientos, actitudes y prerrogativas distintas a los hombres y a las mujeres por su sexo. Con o sin derecho, sabemos que lo hacen y discutirlo rebasa el propósito de este artículo. No es lo mismo nacer hombre o mujer hoy que en la Edad Media. Tampoco es igual en Asia, África, Europa, América u Oceanía. En cada tiempo y lugar se tienen conceptos muy distintos acerca de qué cosas son apropiadas para ser buenas mujeres o buenos hombres. Quizá la confusión se deba a que a esta normativa se le ha llamado “sexo asignado”, en lugar de “género asignado”, expresión esta última que no se usa. ><. Tal vez por llamarle así, sexo asignado, algunas personas tienen la impresión de que lo biológico no debería importar y podría suprimirse, o que está supeditado a si la persona lo acepta o lo rechaza, y no es así. Independientemente de la actitud y la voluntad personales, el sexo está ahí y existe.><. Deseo que sea una fake new y no una realidad la noticia que circuló en redes acerca de que en algunos lugares se está promoviendo omitir en las actas de nacimiento la anotación de “sexo femenino” o “sexo masculino” del recién nacido. Mi opinión es que la inconformidad de algunas personas acerca de cómo se va a educar al niño o a la niña no justifica que se ignore la información biológica de su cuerpo; el sexo biológico es importante y objetivo. Lo que después se le atribuya es otro cantar. Con el sexo se nace; el género se aprende.><. “Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com