lunes, 29 de julio de 2019

MATRIMONIO IGUALITARIO


Respondo a la pregunta: “¿Qué opina del matrimonio igualitario?”. Mi respuesta va a ser múltiple.

Mi primera respuesta es que están perfectamente utilizadas las palabras “qué opina”, porque este tema es cuestión de opiniones y cada persona tiene derecho a la suya. Tener una opinión es distinto a decretar un dogma o promulgar una ley; las opiniones personales sólo tienen relevancia para la persona que las sustenta.

En cuanto a la palabra “matrimonio”, cuando yo era chica se refería a un convenio entre un hombre y una mujer de convivir y formar una familia, abarcaba una promesa de exclusividad en las relaciones sexuales, y una de apoyo mutuo. Se entendía que era de por vida: “Hasta que la muerte nos separe”, prometían. Dicho convenio era ratificado por un ministro religioso y uno civil; es decir, uno como testigo de una obligación de conciencia y el otro de obligaciones civiles. 

Es superfluo agregar que dicho convenio no siempre se cumplía y el número de divorcios ha ido creciendo, pero posiblemente no se ha encontrado otra manera más eficaz para evitar un desorden de todos con todos. 

Agregando a “matrimonio” la palabra “igualitario” me encuentro con una confusión de términos. Según el diccionario, “igualitario” significa: “Que se fundamenta en la igualdad social o pretende conseguirla”, y también: “Tendencia política que propugna la desaparición o atenuación de las diferencias sociales”. Con estas definiciones me parece estar entrando en temas políticos, no de relaciones interpersonales y familiares. En política, según yo, suelen imponerse las opiniones de los que detentan el poder, aunque aparenten que escuchan a todos.

En la vida diaria, me he vuelto desconfiada con las confusiones de términos, no me gusta que alguien matice lo que verdaderamente desea, siento como si dijera: “No quiero que te des cuenta de lo que estás aceptando”. Al utilizar la palabra “igualitario”, la expresión puede entenderse de mil maneras: matrimonio entre gente de clases diferentes, quizás económicas, raciales, religiosas, de distinta nacionalidad, etc., etc. Creo que debería llamársele con todas sus letras “matrimonio entre homosexuales”, para que no parezca que hay necesidad de disimular el verdadero significado del asunto que se trata.

Regresemos al principio, qué opino yo acerca del matrimonio entre homosexuales. Opino que es un tema político y económico, no psicológico. En política es frecuente el “yo te voy a ayudar en tu lucha” y no porque al político le importe, sino para llegar al poder. En lo económico, es para lograr prestaciones y pensiones que actualmente se otorgan sólo a la familia clásica. En lo psicológico, opino que quien quiere amar a alguien no necesita de permisos ni de leyes, y que la homosexualidad no es invención de este siglo, ha existido siempre. Lo curioso es que muchos jóvenes heterosexuales en edad de casarse parecen estar perdiendo la fe en el matrimonio y prefieren la unión libre, mientras que los homosexuales le están tomando veneración, luchan por resucitarlo y poder tenerlo. Cada quién lo que piensa y cree.

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lunes, 22 de julio de 2019

SIN CULPA NO HAY CRECIMIENTO


“Sin culpa no hay crecimiento”, afirma Bert Hellinger, creador de Constelaciones Familiares.

Por culpa se refiere a la inquietud que se experimenta cada vez que uno piensa o hace algo de manera distinta a como se la inculcaron. Sucede no sólo en familia, también en otros grupos. Las normas varían de uno a otro y si uno piensa o hace algo distinto a lo que se espera en ese grupo, siente un desequilibrio interior. Ir con frac a una excursión de montaña o en traje de baño a misa ocasionaría vergüenza, incomodidad, temor de ser inadecuado y de sufrir un rechazo. 

Todos conocemos ese conjunto de sensaciones que emergen cuando hacemos cualquier cosa “sin permiso”. Dichas sensaciones nos motivan para hacer algo más; generalmente, corregir la desviación y uniformarnos con las expectativas externas, o internas, cuando proceden sólo de la mente. También es posible que reaccionemos ocultando lo que hicimos o diciendo mentiras, a fin de no sufrir el “castigo a la desobediencia”.

La inquietud varía en grados, dependiendo qué tanto nos importa “complacer” al o los autores de la norma. 

Lo curioso es que se siente lo mismo cuando todo el grupo está equivocado y uno no. Es demasiado peligroso saber y decir la verdad entre personas que piensan de manera distinta, por algo así mataron a Jesucristo, a Luther King y a otros. Se requiere gran fortaleza para desafiar una creencia común arraigada y no perder la cordura. 

No sólo el de la idea diferente se siente incómodo, también los otros y “llaman al orden” al “transgresor”. Por ejemplo, en un grupo que ha decidido que Fulanito es merecedor de bullyng, aquel que se atreva a hacer amistad con él corre el riesgo de también ser condenado al aislamiento; igual si una familia echó a uno de sus miembros y otro le llama o lo invita a desayunar; si un grupo de científicos avalan una teoría y alguien se atreve a cuestionarla y sacar otra; si un médico atiende su consulta sin vestir la bata blanca de uniforme... El grupo que es mayoría inventará sanciones, criticará al transgresor y tratará de convencerlo de que está equivocado.

La presión social es poderosa. O uno aprende a manejar y remediar este tipo de sensaciones molestas llamadas culpa y mala conciencia, o siempre se comportará “del modo correcto”, pero sin crecimiento. 

El crecimiento es expansión, abarcar más, crear algo nuevo, explorar lo desconocido, inventar. La evolución de cada persona y de toda la humanidad requiere de investigación y descubrimiento. Los niños muy pequeños observan el rostro de mamá para saber si lo que hacen es aprobado o desaprobado porque todavía no tienen criterio ni libertad; en cambio, un adulto posee la capacidad de mirarse a sí mismo, reflexionar, calcular, elegir y asumir: “Fue mi elección, buena o mala estoy de acuerdo y asumo las consecuencias”. Y si no le gusta lo que eligió, puede elegir otra vez.

Es seguro que todos los humanos hemos experimentado la culpa, pues ni en todo ni siempre nos comportamos como nos inculcaron o como los grupos exigen. Podemos sentir culpa hasta por cosas que nada tienen qué ver con la moral. Por ejemplo, no poseer una alberca del mismo tamaño que nuestros amigos ricos, o poseerla y nuestros amigos pobres no. 

La culpa se remedia con responsabilidad y toma del propio poder; es decir, asumiendo nuestras decisiones y sus consecuencias: “Sí, yo decidí hacerlo”. Si nos fuera  imposible llegar al “decidí hacerlo”, la culpabilidad seguiría empujándonos a corregirnos o a castigarnos de manera inconsciente. 

Con frecuencia escuchamos: “¿Por qué me saboteo yo mismo?”, “¿Por qué me lesiono con tanta frecuencia?”, “¿Por qué tengo pesadillas o no puedo dormir?”. Subterráneamente podría haber una necesidad de castigo por algún sentimiento de culpa. 

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lunes, 15 de julio de 2019

NEWTON Y EINSTEIN


Todos tenemos en la mente una Cosmología, pues nos hemos formado una imagen de cómo es el universo, cómo son las personas y cosas que están dentro de él, y cuál debe ser nuestra relación con ellas. Esta imagen mental es subjetiva, única y original, pues depende de lo que hemos aprendido a través del estudio y la experiencia. Dicha imagen ocupa un lugar importantísimo en nuestra manera particular de pensar y comportarnos.

Nadie en todo el planeta tiene exactamente la misma imagen que yo, pues cada persona vive sus propias circunstancias; sin embargo, las imágenes suelen parecerse al conocimiento predominante de la época; es decir, al pensamiento considerado correcto por la sociedad y, hoy, por la ciencia.

En la actualidad, ya no existe la antigua controversia acerca de si la tierra es plana o redonda y gira alrededor del sol. En su tiempo fue importante. Personas sintieron atacada su fe en un Dios que creó la tierra en seis días y puso al hombre por encima de todas las demás creaturas. Para algunos actuales, tal controversia sigue vigente, por lo menos en parte, respecto a si los humanos somos la cúspide de la creación, o debemos compartir este hipotético primer sitio con los animales. Un ejemplo de cómo influye la cosmología en pensamientos, moral y conducta es que uno considere que está bien, o mal, matar animales para comerlos, hacerlos trabajar para nuestro provecho o someterlos a experimentos científicos.

Más recientes y controversiales son las visiones de Newton (1642-1727) y Einstein (1879-1955). Para el primero, el universo es materia física regulada por leyes que pueden ser descubiertas. Él estudió sobre todo la luz y los cuerpos celestes, incluida la tierra. Se considera que los viajes inter espaciales deben su posibilidad a estas teorías.

Einstein, sin oponerse originalmente a los postulados de Newton, formula la teoría de la relatividad y dirige su mirada al mundo subatómico. Con su famosa fórmula E=mc2, describe el universo como solo energía que en ocasiones se solidifica en materia. Hizo observaciones sobre los “cuantos” y fue precursor de la física cuántica, aunque luego le costó trabajo otorgar crédito a los nuevos descubrimientos. Aun las mentes más brillantes tardan tiempo en permear las nuevas ideas.

A simple vista podríamos pensar que sus discrepancias no nos atañen y no es así; las diversas ciencias hacen aportaciones unas a otras y los descubrimientos científicos modifican nuestras creencias y expectativas. Hoy no pensamos ni actuamos igual que personas de siglos pasados. Sin embargo, los cambios no se dan de golpe, tardan tiempo en establecerse.

Por ejemplo: En la medicina convencional aún prevalece la visión de Newton; el ser humano es mirado como un cuerpo con órganos en perfecto y coordinado funcionamiento, con leyes que pueden ser comprendidas, o quebrantadas. De acuerdo con este modelo, los pensamientos, emociones y sentimientos son intercambios físico-químicos entre neuronas, glándulas, órganos y músculos cuya “descompostura” puede ser reparada con medios físicos (cirugía, masajes, temperaturas...) o químicos (medicamentos). En el siglo pasado, las escuelas de medicina apostaban más a una intervención quirúrgica o medicamentosa que a una psicoterapia u otro tipo de medicina alternativa.

Este modelo también influyó en la Psicología. Como ciencia joven, en sus inicios hizo grandes esfuerzos por ser considerada una ciencia positiva y se acercó bastante a mirar a la persona como cuerpo. Más tarde, fue indispensable que tomara en cuenta la energía para estudiar los pensamientos y las emociones.

Hoy, Medicina y Psicología están en franco acercamiento y se van poniendo de acuerdo en que las emociones negativas y positivas “le hablan” al cuerpo y éste realiza cambios en sus células debido al diálogo; muchas enfermedades son ocasionadas por microbios, y muchas provienen de pensamientos “tóxicos”.

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También la fisica es una ciencia natural que estudia las propiedades del espacio, el tiempo, la materia, la energia y sus interacciones. La Física es la ciencia dedicada alestudio de los fenómenos naturales. Estudia las propiedades del espacio, el tiempo, la materia y la energía, así como sus interacciones.

lunes, 8 de julio de 2019

LIBRO "RELATOS DE AMOR, VIDA Y MUERTE"


Disfruté muchísimo la presentación de mi libro “Relatos de amor, vida y muerte”. Fue lindo estar rodeada de personas que me mostraban hermosos sentimientos. En mi opinión, hay mayor belleza de alma en quien expresa amor que en quien lo recibe, y el segundo resulta gratamente fortalecido, en este caso, yo. Me encantó ser objeto de la consideración de las personas que asistieron y me siento profundamente agradecida.

Deseo expresar una especial gratitud al Periódico a.m. y a su personal por el apoyo brindado a mi obra, de manera particular a la lic. Martha Edith Padilla Sosa, jefa de Redacción de Sociales, quien además me hizo el favor de estar presente a nombre de la institución anfitriona, habló hermosamente al público acerca de mi libro y publicó una reseña de lo sucedido. Muchas gracias.

Igualmente agradezco a la maestra Lula Prado su participación en el estrado, así como al compañero Jorge Jáuregui, maestro de ceremonias.

También doy las gracias a quienes colaboraron en el libro haciéndolo posible. En primer lugar, a las personas que me relataron sus historias y accedieron a que yo las re-creara al escribirlas. A mis amigos y compañeros del grupo Escritores8: Augusto Costas, Eugenia Padilla Moreno, Eduardo Castillo, Lourdes de Luz, Manuel Ángel Aranda Portal, Ma. Estela Velázquez Rodríguez q. p. d. y Julieta Auxiliadora Egui Sánchez. Les agradezco su apoyo y aportaciones, así como la experiencia de colaborar con ellos en crear literatura.

De manera especial agradezco a Eduardo Castillo por la pasión con que realizó la portada y las ilustraciones, a Patricia Monserrat Luna Jiménez por su paciente apoyo en el diseño editorial y la realización de la portada; a Nora Silvia Aguirre Villarreal por la corrección de estilo y a todas las personas que de alguna manera favorecieron que esta obra sea publicada.

“Relatos de amor, vida y muerte” puede ser adquirido en Clínica Pascua, San Sebastián 408, Col. La Martinica; Librería Minerva, 20 de Enero 332, Centro; Distribuidora Papiros, Paseo Centro Comercial 110, Col. Paraísos; Fondo de Cultura Económica, Farallón 416, Col. Jardines del Moral. Gracias de antemano a quienes lo adquieran y lean. 

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