lunes, 28 de enero de 2019

UN CAMBIO DE CREENCIA



Tengo un hijo que padece Trastorno Obsesivo Compulsivo y revisa varias veces las cuentas al hacer pagos o que las puertas estén bien cerradas. Creo que se lo ocasionó su papá cuando se lo llevaba muy niño al negocio y quería enseñarle a poner atención. Él ya es adulto y ha estado en tratamientos. Una psicóloga le dijo que para eso no hay cura y lo iba a sufrir toda la vida. Un psiquiatra lo traía atarantado de medicamentos, y pues no. En una conferencia oí que ya hay remedio para este padecimiento y los psicólogos jóvenes lo han estudiado. Mi pregunta es ¿sí hay cura?

OPINIÓN

Prepárate para recibir una opinión inesperada. ¿Lista?

En mi opinión, tu hijo está honrando a su padre mediante el cumplimiento exacto de las enseñanzas que él le dio, las cuales iban dirigidas a un niño. Le fueron inculcadas con todo el amor que el papá tenía para su hijo tal como él entendía dicho amor. Ahora tu hijo ya es adulto y en este momento no importa establecer si el método o las enseñanzas fueron equivocados, tú sabes que los padres solemos cometer diversos errores con muy buena voluntad. Lo que interesa es que tu hijo comprenda que él se comporta como lo hace por amor a papá y existen muchas otras maneras de honrar a su padre que no son tan sufridas. 

Le recomiendo hacer una Constelación Familiar de su “síntoma” para que pueda diferenciar entre los pensamientos de su padre y los suyos propios. Ya sabes que en estos casos no basta con que “comprenda” intelectualmente lo que le sucede, sino que es necesaria una vivencia del alma, emocional, que acomode sus sentimientos antiguos.

En cuanto a la afirmación de la psicóloga de que sufriría este trastorno toda la vida, me inclino a interpretarla como “profecía que se cumple a sí misma”; es decir, que al darle tanto crédito a un dicho éste se convierte en una creencia que sucede por fuerza; pero si se cambiara la creencia, dejaría de tener poder sobre la persona. De nuevo, no basta con decir ya no quiero esta creencia, debe ser sustituida por otra nueva. Y esto va para ti, es tu colaboración en el mejoramiento de tu hijo: El cambio de creencia puede comenzar en tu mente, si la sustituyes por esta otra:

“Hasta hoy, he visto el esfuerzo de mi hijo por ser responsable, cumplido y honesto como un trastorno. Ya no. Puedo alegrarme en vez de sufrir cada vez que compruebo que él hace todo lo que puede, y también puedo confiar en que con mucho menos esfuerzo le será suficiente, porque él ya tiene asimilada la responsabilidad, la honradez y la honestidad”.

Cuando esta nueva creencia se acomode en tu mente, de un modo u otro a veces misterioso se la vas a comunicar a tu hijo sin necesidad de palabras, y él sentirá que tiene permiso de aflojar su propia exigencia.

En qué debes poner atención: Observa si en verdad te sientes orgullosa de que tu hijo sea honesto, honrado y responsable y huye de considerarlo tonto, enfermo o retrasado. Tu pensamiento tiene una importancia capital para lograr la armonía y la salud tuya y de tus seres queridos. Recuerda que los pensamientos primero están en la mente y después saltan a la realidad.

“Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com


lunes, 21 de enero de 2019

UNA MUERTE EN EL GRUPO


Este sábado murió Ma. Estela Velázquez Rodríguez, nuestra compañera en “Escritores8”, grupo de escritores locales con proyectos constantes de publicación, que llevamos varios años reuniéndonos para hacer literatura. Con el tiempo, hemos llegado a ser entrañables unos para los otros, así que la enfermedad y ahora el deceso de nuestra compañera, la primera en abandonarnos de esta manera, no se asimila fácilmente. La muerte, que siempre es impactante, lo es mucho más si ocurre en la cercanía.

Yo mantuve contacto personal con Estela hasta que le fue posible. Hablamos sobre su satisfacción de haber visto publicados dos libros en los que era autora: “Lucía”, y “8 Cuentos, 8 Escritores”. Estaba escribiendo para el tercero y no alcanzó a terminarlo. Nosotros, sus compañeros, para honrar su recuerdo, nos hemos propuesto incluir su manuscrito en el estado en que quedó dentro de nuestra próxima publicación, agregándole aparte el final tal como nos lo relató.

Estela sabía que para mí la muerte no existe, es sólo el final de un capítulo, una graduación para pasar a un grado siguiente, un ser trasplantados del almácigo que es este planeta al campo en donde creceremos y daremos fruto. Me escuchaba con todo el cariño posible y me pidió que le volviera a regalar el libro de mi autoría “Subí al tren sin conocer el destino”. Ella lo conocía porque estuvo presente e hizo aportaciones cuando lo escribí. “Quiero repasarlo”, me dijo.


Ni ella ni yo presuponíamos que este libro fuera una revelación de lo que sucede después de la muerte, nadie lo sabemos; pero es tan poco el consuelo que se puede proporcionar a alguien que sabe que pronto morirá, que leerlo es como un sedante, una apuesta al deseo de que suceda tal como lo describe, o una preparación de la mente para que sepa cómo actuar sin el cuerpo, en caso de que las leyes mentales sean allá las mismas que acá. Se refiere a la proyección del pensamiento que se cumple sin demora porque no tiene la interferencia de la materia, el tiempo y el espacio. Si esto fuera verdad, dominar los pensamientos y sentimientos tendría la misma importancia en la otra vida que en ésta.

Este artículo es un homenaje a Ma. Estela Velázquez Rodríguez y su vida de lucha constante no sólo por sobrevivir sino por superarse. Esposa, madre y abuela, pasó muchos años en su salón de belleza haciendo lucir mejor a sus clientas, luego añadió la ilusión de escribir y la pudo ver cumplida a base de esfuerzo, constancia personal y colaboración con nuestro grupo. Un aplauso para ella. Y para su familia, nuestros deseos de paz y buena adaptación. Estelita, gracias por la parte de tu tiempo que compartiste con nosotros.

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lunes, 14 de enero de 2019

SOLEDAD ATERRADORA


Leí su artículo “Estar solo” y me doy cuenta que tengo gran temor a una soledad futura. Llevo dos divorcios y con mi pareja actual siento inseguridad. Me aterra que vaya yo a tener que estar buscando nuevamente porque no confío ni quiero confiarme en que no me pasará algo malo,  ni modo de pedir un examen de VIH cada mes y carezco de inclinación a ser célibe.

OPINIÓN

Tus palabras son tan convincentes que sólo puedo darte la razón. Dos divorcios y tu inseguridad actual apuntan a una soledad futura con búsquedas y con peligro de contraer alguna enfermedad. La lógica perfecta de tu razonamiento conduce a esa salida.  Tú sabes que los pensamientos y temores viven en la mente y de ahí saltan a la realidad. Siempre se cumplen. Te han conducido hasta donde estás y te conducirán a donde temes.

¿Serías capaz de explorar qué sucedería si giraras en U?

Girar en U significa alimentar otra clase de pensamientos y sentimientos, que conduzcan a otro sitio. 

Esto es un comienzo. Algo sencillo (y difícil en la práctica): preparar un recipiente para el amor.

Imagina el amor como si fuera lluvia y a la gente con diversas reacciones: mientras unos preparan cubetas, tinas o presas para conservar el agua, otros sacan sus paraguas y hacen lo que sea para no mojarse. Estos últimos serían los que temen al amor y no se dejan tocar por él. Se quedan “secos”, es decir, en soledad.

El recipiente para el amor se prepara aceptando que a uno lo “moje” y disponiéndose a permanecer mojado. Por ejemplo: podrías mirarte en el espejo, de preferencia sin ropa, y dirigir cumplidos y frases bonitas a cada parte de tu cuerpo. Luego observas qué sientes, si experimentas comodidad o vergüenza o te parece cursi ser objeto de tales atenciones. Dejarse mojar es que te parezca normal que una mente (en este caso la tuya) se relacione contigo y con tu cuerpo de esa manera amable, y no con pleito. 

Un paso más: decirte alabanzas por tus buenas cualidades. Igual, observas si puedes “soportar” este lenguaje amoroso. Te “mojas” cuando te gusta y no le opones el “impermeable” de rechazarlo pensando: “son falsas” o “no las utilizo”.

Pero todavía no está completo el recipiente.

Hasta después de haber logrado familiarizarte con los cumplidos, las frases bonitas y las alabanzas, puedes hablarle a tu imagen de tus defectos y agregar: “Te quiero tal como eres, de todas maneras, aun si no cambiaras nada”. Otra vez, observas qué sientes y si puedes creerlo. Esta es la parte más difícil; pero si tú mismo no crees en que es posible amarte con tus cualidades y defectos, tampoco lo creerás aunque otra persona te colmara de amor. Serías como un buzo que nadando en el océano sale seco, debido a su traje de protección tan elaborado.

La soledad aterradora es permanecer “seco”. El traje de buzo es cuando uno imagina lo peor, que nadie lo quiere y que no existe la persona adecuada para uno. 

Todos hemos tenido estos temores alguna vez, pero no todos les damos luz verde para que nos invadan. Se necesita mucha insistencia en pensamientos nocivos para uno convencerse de que entre los 7 000 000 000 de personas que existen en el planeta, ninguna le sirve ni lo va a querer bien. 

“Siempre hay un roto para un descosido”, pero el roto y el descosido han de estar disponibles para quererse en el estado en que están. De lo contrario, en lugar de alegrarse por la presencia y disponibilidad del otro, se dedican a señalar la rotura o el defecto y a exigir que sean reparados. Y no duran; pronto se cansan de pelear, exigir y desilusionarse al ver que nada cambia, a pesar de tanto esfuerzo. 

En suma: el recipiente para el amor es lograr uno amarse tal como es, y luego, casi sin darse uno cuenta, ama a los otros tal como son. ¡Eso sí que es maravilloso! Y es el inicio de un proceso.

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lunes, 7 de enero de 2019

LOS SANTOS REYES


Me han preguntado si es malsano para los niños alentarles la ilusión de recibir regalos de los Santos Reyes, el Niño Dios o Santa Claus, ya que llega el día en que descubren la verdad y algunos sufren, se sienten engañados e incluso resentidos porque se les indujo a creer en algo que no era exactamente verdad. 

Generalmente, mi respuesta es la siguiente: este engaño es de los más pequeños e inocuos; existen miles de otros grandes y pesados que nadie se atreve a contradecir, porque la complicidad de creer en lo que ordena la cultura, tal como ésta lo sanciona, se da en todas partes. Además, nos hace pertenecer. Piénsese en cualquier tema que sea tabú y comprobarán que prefieren no tocarlo y ni siquiera mencionarlo. ¿Un ejemplo? Hasta hace poco, la virginidad de la mujer al momento de casarse. 

Los humanos amamos la verdad y nos molesta la mentira. Si hay algo que nos hace sentir muy mal es tener que reconocer que estábamos equivocados. Hay quienes prefieren romper una relación o cometer un crimen antes que admitir que no tenían razón. Y mientras más fuerte, vistosa o pública sea la defensa de una idea, más trabajo da renunciar a ella y más ciegos nos volvemos para ideas opuestas o diferentes. Es irónico y una paradoja que el amor por la verdad sea la base que sustenta cualquier fanatismo.

Divaguemos un poco. Circulan en red memes con imágenes ambiguas y un reto: ¿Qué ves, una joven o una vieja?  En otro, de un árbol con las ramas secas: ¿Puedes descubrir los rostros? Y si uno ve a la vieja deja de ver a la joven. Y si descubre los rostros en el tronco, las ramas y las raíces, deja de ver el árbol. Si vuelve a ver a la joven deja de ver a la vieja, o al árbol y deja de ver los rostros. Una cosa a la vez.  Así trabaja el cerebro; no puede examinar imágenes o ideas antagónicas al mismo tiempo, sino que se enfoca en una y luego en la otra, a veces a una velocidad fantástica.

Lo anterior da una característica a nuestro acto de pensar; necesitamos los opuestos y los diferentes. Son opuestos: claro-oscuro, grande-pequeño, verdadero-falso, blanco-negro, bueno-malo. Son diferentes: nosotros-ellos, patrón-empleado, rico-pobre, niño-adolescente-adulto-joven-viejo.  

El cerebro sí puede recibir y obedecer la orden de integrar los opuestos y los diferentes de alguna manera, y para hacerlo debe crear algo nuevo; una nueva imagen o una nueva idea, y ésta también será susceptible de ser opuesta o diferente a otra. Por ejemplo: de claro-oscuro puede darse atardecer, o gris. Y de nosotros-ellos la de ser vecinos, o humanos. Son ideas nuevas y distintas.

Es por demás intentar ser creativos y permanecer analizando una sola idea; necesitamos otras distintas para que el cerebro se esfuerce, comprenda las similitudes y las diferencias y las integre en algo nuevo. Mucha gente presume de tener sólo una clase de lecturas o mirar sólo una clase de películas, pero eso inhibe la creatividad y retarda la evolución de la humanidad. Algunos padres de familia, maestros y gobiernos censuran y prohíben determinadas formas de arte; pero sin exponerse uno a ideas y pensamientos que le duelen (por ser distintos a los acostumbrados) corre el riesgo de volverse fanático. 

Para terminar. En mi opinión, proteger a los niños de la desilusión que sufrirán cuando se enteren de determinadas verdades no siempre les ayuda. Claro que hay formas y formas de hacérselas saber y de apoyarlos en su desilusión, pero a nadie le hace daño ejercitarse en el desengaño. A este tema dedico un capítulo completo en mi libro “Lo mejor de lo peor”, de Trillas.
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