miércoles, 24 de noviembre de 2021

CONDICIONAMIENTO vs. LIBERTAD

Hasta donde sabemos (y mientras no se demuestre lo contrario), la humanidad es la única especie del planeta capaz de tener consciencia de sí misma y ejercer su libertad, entendida esta como la posibilidad de elegir entre hacer o no hacer algo por decisión; opuesto a hacerlo a causa de un condicionamiento o programación previa.><. En el condicionamiento no se elige; se obedece sin saber, como les sucedía a los famosos perros de Pavlov, el médico ruso que también era cirujano y operó a perros de manera que pudiera medirles la cantidad de saliva que secretaban y en qué momento lo hacían. Luego, los condicionó haciendo tocar una campana al mismo tiempo que les daba comida. Pasado un tiempo de aprendizaje, los perros salivaban automáticamente cada vez que sonaba la campana, aunque no les diera alimento. ><. El aprendizaje consistió en que cada animal asociara dos estímulos que nada tenían que ver entre sí (sonido y comida) y diera una respuesta automática, involuntaria, muy parecida a las respuestas instintivas que son siempre automáticas. Era como grabar una programación a la que el perro debía obedecer sin saberlo. Hay otros métodos de condicionamiento de los que no hablaremos.><. Nos queda claro que no corresponde a la naturaleza de un perro el salivar cada vez que suena una campana. Hacerlo obedecía a la programación añadida.><. Se vienen preguntas a la mente: ¿Puede hacerse esto en humanos? ¿Es posible grabarnos programaciones inconscientes a las que demos siempre una respuesta prevista? En ambos casos, sí.><. Estamos condicionados a multitud de cosas y no siempre es fácil distinguir lo natural de lo añadido. He aquí un ejemplo. Un grupo de familiares se encontraron después de años y quisieron celebrar la ocasión. Casualmente, pasaron frente a una panadería que les era conocida por sus conchas y chorreadas esponjosas recién horneadas. Se les antojaron, pero como eran muchos para entrar todos al establecimiento, le dieron dinero a una tía que se ofreció a ir a comprarlas. La señora entró y al rato salió muy contenta, les devolvió la mitad de su cooperación y dijo: “¡Encontré pan a mitad de precio y aquí tienen su ahorro!”. ¡Oh desilusión! Las conchas y las chorreadas estaban duras. ¿Qué pasó? La tía tenía un condicionamiento a sentirse pobre, buscar ofertas y comprar barato aunque no fuera necesario ni oportuno. ><. Veamos otros ejemplos con palabras. Ya sabemos que los humanos somos capaces de evocar cualquier cosa no presente, por abstracta que sea, con mencionar el nombre. Será una investigación acerca de ti, de cómo fuiste condicionado a pensar. El ejercicio consiste en observar qué ideas vienen a tu mente con cada palabra. Ejemplo. Con “trabajo”, puede ser que pienses algo como esto: empleo, sueldo, riqueza, realización, castigo, sufrimiento, injusticia, explotación... La o las palabras que vienen a tu mente son condicionamientos o programaciones que están en tu subconsciente. ><. Te dejo una pequeña lista de palabras para que investigues que evocas con cada una:>< Éxito Dinero Sexo Matrimonio Muerte Amistad Hombre Mujer>< Cuando uno conoce sus condicionamientos, puede modificarlos a través de la consciencia, si quiere hacerlo. El punto es que al obedecer los condicionamientos no se es libre sino un repetidor obediente de respuestas programadas. Para ser libres necesitamos querer serlo y decidir qué y cómo queremos pensar o actuar.><, “Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com

lunes, 15 de noviembre de 2021

LO POSITIVO Y NEGATIVO DE LA CULTURA

Si hubiéramos nacido en tiempos de la esclavitud y como dueños de esclavos, posiblemente creeríamos que estar arriba y mandar era nuestro derecho de nacimiento; en cambio, si nos hubiera tocado ser esclavos, tal vez pensaríamos que debíamos ser leales con nuestros amos y nos convenía obedecerlos con gusto para conseguir su benevolencia. Probablemente esto nos hubiera sucedido, salvo si nuestros padres pensaban distinto. La cultura nos moldea, conforma nuestra manera de pensar, hablar, vestir, comer, interactuar, tener expectativas, distinguir el bien del mal y saber cuál es nuestro lugar, todo esto de acuerdo con el criterio cultural. Podemos llegar a creer tan profundamente lo que nos inculcaron que lo consideremos natural y esperemos que todos los humanos piensen lo mismo que nosotros, como cuando todos creían que la autoridad de los reyes era divina porque Dios los había investido de dicha autoridad, y los vasallos se sentían obligados a conciencia a acatar sus órdenes. Hoy esa creencia no forma parte de nuestra cultura. No de la mexicana, donde no nos inculcaron veneración por los reyes ni por los títulos nobiliarios. La cultura nos socializa y esto tiene su parte positiva y su parte dañina. Lo positivo: La cultura nos enseña a pertenecer y nos entrega millones de soluciones inventadas por otros para que las aprovechemos: el idioma, la escritura, bibliotecas, escuelas, universidades (y ahora Google), división del trabajo, organizaciones sociales, buenos modales, dinero para los intercambios, luz eléctrica, agua corriente, drenajes, tecnología, etc., etc. Lo dañino: la cultura nos obliga a pertenecer y, por lo tanto, a cargar con los problemas que generaciones anteriores no lograron solucionar, como la violencia, la corrupción, la injusticia y los montones de sentimientos conflictivos que nuestros ancestros generaron durante sus vidas. Por ejemplo: una madre, una abuela, un padre o un abuelo, cualquiera de ellos, abandonó a su familia y esta pasó necesidades; luego, sus descendientes miran con desconfianza a todas las mujeres o a todos los hombres, según haya sido el fugitivo, aunque las circunstancias actuales no sean las mismas. O las vendettas donde los descendientes se sienten obligados a “restaurar el honor” de la familia asesinando a alguien. O por siglos se discrimina a las mujeres y sus descendientes toman aquel coraje para defenderse o vengarse aun antes de ser agredidas. Es difícil liberarse de los mandatos culturales nocivos puesto que no los vemos como tales. A veces los consideramos “nuestros principios” o, sin llegar a tanto, simplemente nos salen del interior sin darnos cuenta, como cuando ofendemos a alguien llamándolo “indio” aunque sepamos que todos somos mestizos. No son raros los casos en que soltamos una expresión como esta y nos preguntamos por qué dijimos tal cosa si no pensamos de esa manera. La explicación puede ser que proviene de nuestra cultura y estaba grabada en nuestro inconsciente, pero no habíamos tenido oportunidad de corregir la grabación. Las culturas evolucionan constantemente por obra de los humanos. Cada uno de nosotros corregimos, agregamos o quitamos pensamientos, creencias, hábitos y expectativas de ese acervo cultural que no sabemos dónde se guarda pero lo experimentamos todos los días. Eso sí, mientras más distinto sea nuestro pensamiento del que profesa el grupo, más riesgo corremos de ser considerados tontos o locos. Se dice que cuando todo un grupo está equivocado, el individuo que menciona la verdad es reo de muerte. ¿Un ejemplo? Galileo Galilei, quien prefirió salvar su vida retractándose de su descubrimiento. Sin embargo, de todas maneras logró un cambio en la humanidad, aunque no le haya tocado verlo. Nosotros todos estamos logrando cambios en la humanidad. Ahora, mientras sigamos respirando, es nuestro tiempo. Nada de lo que hagamos o pensemos es inútil o trivial, todo quita o agrega algo a la evolución del género humano. “Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com

martes, 9 de noviembre de 2021

TENEMOS LIBRO NUEVO

Nuestro grupo “Escritores8” se pone feliz cada vez que uno de nosotros publica un libro. Acaba de salir el de Eduardo Castillo con sus peculiares y muy divertidos relatos titulado “Ibargüengoitia, la musa, el Mercedes Benz y la española”. ¡Felicidades, Lalo!<. Me encanta hablar sobre el estilo que utiliza su autor. Puede uno darse una idea de lo que va a encontrar en su lectura con el párrafo que él mismo incluyó en la solapa de los ejemplares. Dice así: >< “Eduardo Castillo escribió su primer libro “La vida es lo que pasa mientras lees cuentos”. Desafortunadamente, este tuvo un tropezón en las ventas, la mayoría de los que lo compraron pidieron el reembolso, incluyendo a algunos de sus amigos, a los que el autor se los había regalado. A pesar de eso, Eduardo escribió otro libro, este que tienes en la mano”. ><. Como el lector puede darse cuenta, Lalo parece no tomar nada en serio y ve el mundo desde ángulos inesperados que ocasionan risa. Recomiendo leer su libro cuando se tienen ganas o necesidad de darse un respiro, aflojar tensiones o escapar de la solemnidad con que a veces se enfrenta la vida, y reír un poco.><. Es muy conocida la expresión de que “es más difícil hacer reír que hacer llorar”. Este libro tiene el mérito de sacar al lector de su mundo de todos los días y meterlo en otro donde las cosas parecen muy distintas, y se da la bienvenida al buen humor.><. El libro consta de siete cuentos o narraciones. En el primero, un escritor es inspirado por una musa y asesorado por el mismo Ibargüengoitia; en el segundo, un alumno está tomando un curso para especializarse en escribir con letra de doctor; luego, un rey celoso que debe hacer un largo viaje a las cruzadas contrata a un diseñador de cinturones de castidad, y siguen otros cuatro cuentos más igualmente enrevesados.><. El grupo “Escritores8” sigue trabajando y publicando. Nos gusta hacerlo. Hay otros libros en el horno y a punto de salir, ya les compartiré nuestras novedades en cuanto estén listas. Por lo pronto, expreso la alegría de ver terminado y publicado este de Lalo Castillo y le deseo de todo corazón que cumpla su cometido de alegrar a muchos lectores que gusten de pasar ratos agradables y entretenidos.><. Muchas felicidades, Lalo Castillo.><. “Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com

lunes, 1 de noviembre de 2021

ETIQUETAS Y CAJAS NEGRAS

¿Has oído hablar de que a los humanos nos agrada poner etiquetas? Es decir, nombrar las cosas, eventos y personas, así podemos pensar en ellas. Si digo “mesa”, quien escucha o lee la palabra piensa en una superficie apoyada en varias patas. En la Biblia se habla de que Adán tuvo el encargo de poner nombre a todo lo que existía. Aquello debió ser más simple que ahora, porque existen cosas nombradas muy complejas, como nacionalidad, patriotismo, amor, envidia o pereza. Las nombramos con frecuencia y, con o sin investigación acerca de si el contenido es lo que parece, lo damos por conocido en vista de la etiqueta. >. En ciencias ocurre algo similar cuando un proyecto es complejo; se crean “cajas negras”. Una caja negra es un elemento con nombre (por ejemplo: módulo B) que se estudia desde el punto de vista de las entradas que recibe y las salidas o respuestas que produce, sin tener en cuenta su funcionamiento interno. Por ejemplo: “gravedad” y “consciencia” son cajas negras: se sabe acerca de sus efectos, pero no cómo funcionan. Las cajas negras se utilizan para estudiar un proyecto en partes y sin dividirlo; cada módulo puede ser una caja negra para los demás módulos.><. Tanto las etiquetas como las cajas negras sirven para lo mismo: facilitar el pensar y el hacer, aun si no son garantía de pensamiento óptimo. Hace tiempo que me llaman la atención las siguientes etiquetas, ¿o debería llamarlas “cajas negras”? Baby boomers; Generación X; Millennials o Generación Y; Generación Z. Las fechas que las delimitan varían ligeramente en los distintos artículos y reportes. De cada una de las “generaciones” se sabe qué recibieron y de qué manera responden. ¿Crees que la siguiente descripción sea acertada? ><. Los Baby Boomers (nacidos de 1946 a 1964) son personas que recibieron un mundo empobrecido por la guerra y por lo tanto, en forzosa expansión, o se extinguiría la raza. Otorgan valor al trabajo, la estabilidad y la seguridad. Sus virtudes son: la constancia, la fidelidad y la honestidad. ><. La Generación X, nacidos entre 1965 y 1980. Redondeando las cifras, andan entre los 40 y los 60 años. Recibieron un mundo cada vez más estructurado y empresarial que incluía a ambos sexos entre su personal, vieron multiplicarse la tecnología y les tocó la llegada de Internet. Se supone que son metódicos, aspiran a su desarrollo personal en todos los sentidos, ambicionan mejorar sus condiciones de vida y saben exigir sus derechos. ><. La Generación Y o Millennials: Nacieron entre 1981 y 1997, tienen entre 22 y 39 años. Quieren un trabajo que los haga felices y se adaptan con facilidad al cambio incluso de país, siempre están dispuestos a emprender y volver a comenzar. En su vocabulario no existe el fracaso; es experiencia. ><. La Generación Z, de los nacidos de 1998 en adelante, están recibiendo un mundo tecnológico en vertiginoso desarrollo, no pueden imaginarlo sin teléfonos inteligentes y redes sociales complejas, se identifican a través de una pantalla. Se supone que son... Realmente me sorprendería que alguien se atreviera a profetizar su futuro. ><. Tal vez estés de acuerdo con que los eventos históricos y ambientales influyen en el desarrollo y configuración de los humanos y su personalidad. Lo descrito más arriba suena bastante lógico, pero ¿en verdad son todos así? ¿Las circunstancias en la totalidad del planeta fueron las mismas para todos? ¿Las personas reaccionan ante un mismo estímulo siempre de una manera igual y predecible? ><. En mi opinión, cada ser humano es una “caja negra” con una configuración y funcionamiento específicos. Debe ser estudiado aparte, aunque esté interconectado con toda la humanidad y con su medio ambiente de los que recibe y a los que responde de manera peculiar. ¿Tú qué opinas? ><. “Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com