lunes, 25 de octubre de 2021

HOMBRES MASCULINOS Y MUJERES FEMENINAS

Hasta mediados del siglo pasado (siglo XX), todavía era evidente en nuestro país la existencia de dos culturas ancestrales distintas: la de los hombres y la de las mujeres. Convivían en una estira y afloja constante dentro de la llamada cultura general. Aquí la palabra cultura no se refiere al número de años en la escuela ni cuántos libros se han leído, sino al conjunto de mitos, creencias, hábitos y estrategias compartidos por un grupo para vivir e interpretar la vida. Sus miembros la aprenden en casa, con sus papás, parientes y demás personas del medio donde crecen. Las dos culturas que nos inculcaban desde que éramos bebés utilizaban multitud de detalles en el vestir, hablar, actuar, incitar, premiar, prohibir o castigar y presuponían algunas de las siguientes creencias grupales: Los hombres nacieron para mandar y ser jefes, las mujeres para obedecer y servir. Los hombres son agresivos e impetuosos; las mujeres son dulces y abnegadas. Los hombres son infieles; las mujeres son fieles. Los hombres son de la calle, las mujeres son de su casa. Los hombres se encargan de la política, los negocios, las finanzas, la guerra; las mujeres del hogar, la educación de los hijos y la beneficencia social. Los hombres ganan el dinero, las mujeres lo reciben y utilizan sobre todo en sus hijos. Los hombres tienen necesidades eróticas apremiantes; las mujeres no (excepto las que son malas) y cuando acceden, lo hacen para conservar al varón. Podría mencionar muchos paradigmas más que todos conocemos o hemos oído. Los resultados de tal “educación sexual” saltaban a la vista: no siempre los hombres y las mujeres aceptaban en totalidad estos roles, ni siempre se ajustaban a ellos de buen grado. Desde muy pequeños, niños y niñas mostraban divergencias que debían ser “podadas” y castigadas “para hacerlos al molde”. De adolescentes, vivían verdaderas tormentas junto con sus familias cada vez que se desviaban de su rol. Ya casados, abundaban las quejas de unos y otras porque la pareja no era lo que se esperaba que fuera. A los disidentes se les ponían adjetivos que eran percibidos como ofensas: “marimacho” y “machorra”, o “mariquita” y “mandilón”, y otros más. Quizá alguien cuestione el llamar “educación sexual” a estas costumbres, pero eso era; una formación distinta para cada sexo en la que interpretaba en qué consistía ser hombre masculino y mujer femenina. Sus normas abarcaban la concepción y la generación de nuevas vidas, así como lo que tocaba a uno y a la otra cuando ya se tenían hijos. Me contaron una anécdota que no sé si sucedió en la vida real, de una quinceañera que se sulfuró porque su madre le dijo: “Levántate y calienta tortillas para tu hermano”. “Que las caliente él, no soy su criada”. “Hija, eres mujer, te toca hacerlo”. “¿Nada más porque soy mujer?, a él no se le van a caer las manos por calentar una tortilla”. “Niña, las cosas son así aunque no nos gusten; si quieres casarte, hazte el ánimo”. “Pues no, fíjate, yo no voy a ser la sirvienta de nadie”. “Ay, hija, ya te veré, en esto, o cabestreas o te ahorcas”. Fin de la anécdota. Hoy, esas costumbres parecen diluidas. Ciertamente, aquella cultura no preparaba a los hombres y a las mujeres para que convivieran en amor y armonía consigo mismos y con el sexo opuesto, más bien los azuzaba a una lucha constante de poderes. Los matrimonios bien avenidos eran sumamente raros y cuando se daban, alguno de los dos había entregado al otro su poder calladamente en una sumisión casi total. Nuestra cultura se basaba en el dominio y la sumisión, no en convenios. Cabe la pregunta: ¿La cultura posterior, con la llamada Revolución Sexual, sí prepara a hombres y mujeres a convivir en armonía? “Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com

miércoles, 20 de octubre de 2021

EL PADRE Y LA MADRE IMAGINARIOS

Papá y mamá viven en cada uno de nosotros. Nuestros cromosomas provienen la mitad de él y la otra mitad de ella. ><. Tú sabes que no necesitaste hacer esfuerzo para obtener una réplica de los ojos de mamá o de papá, de sus manos, dientes, orejas o manera de andar. Esto en lo físico. En lo mental o psicológico sucede lo mismo; eres ellos, y ellos se aman o pelean dentro de ti, a veces gana uno y a veces otro, en tu interior se besan o se separan. Cuando eres muy joven se nota menos, pero a medida que pasan los años te sorprende descubrirlos en el espejo. Los conocidos te dicen: “Cada día te pareces más a tu papá, o a tu mamá” o tú te pillas diciendo una palabra o ejecutando una acción que te vino espontánea y les pertenecía.><. Los papás que están actuando dentro de ti no son tus papás de carne y hueso sino los papás imaginarios que tu mente creó como los captó. Dentro de ese imaginario hay todo un universo; caben tus fantasías acerca del papá y mamá ideales que se ajustarían completamente a tus necesidades y deseos satisfaciéndolos a la perfección y siempre estaban ahí para ti “como debía ser”. También las imágenes de los papás que te decían que no, te prohibían cosas, se enojaban, te castigaban, se iban, tenían otras prioridades. Agrega a esto las imágenes de tus padres trayendo adentro a sus propios padres imaginarios a los que querían complacer (o aborrecer), y que como pareja estaban o no estaban de acuerdo entre sí. Llevas adentro lo que se decían, la manera en que se culpaban y los resultados que observabas en esa relación. Independientemente de cómo fuera la realidad, tú “sabías” quién era el bueno y el malo, cuál era el grande y el más pequeño, el que dominaba y el dominado, el tonto y el listo. Todas estas imágenes actúan dentro de ti buscando manifestarse.><. Ni siquiera de muy niño eras totalmente pasivo, sino que actuabas a la manera de un árbitro que aceptaba o rechazaba lo que veía y oía y que sin darse cuenta comparaba los “hechos” con las “doctrinas”; es decir, lo que hacían con lo que te decían que debías o no debías hacer. Ahora que has crecido, con tienes posibilidad de hacer photoshop en estas imágenes. Te toca y es tu responsabilidad lograr que se modifiquen hasta que puedan convivir en paz dentro de ti; de lo contrario, permanecerías siendo simple reproducción, copia de lo que recibiste y repetición de destinos ajenos. Y ni se te ocurra presumir que todo lo que recibiste fue óptimo, puesto que eres hijo o hija de simples seres humanos que provenían de familias distintas y no siempre podían acertar.><. Ya en otras ocasiones he hablado de hacer las paces con los padres. A estos padres me refiero, a los padres imaginarios que viven en tu mente, que unas veces te ayudan y sostienen pero en otras te meten en conflictos que percibes como insuperables. Puedes recordarlos como crees que eran, sin adornos ni camuflaje, darles una bienvenida a tu ser aunque te sea dolorosa y decirles en tu mente “sí, así es, así soy, y con todo esto me amo” y luego, con respeto y amor, realizar tu photoshop. “Con tu permiso, papá, mamá, esto se va”, “con amor dejo en tus manos tu culpa, mérito, responsabilidad o como se llame y me permito actuar diferente a ti, lo cual no significa que deje de ser tu hijo o hija”. ><. Para muchas personas es casi imposible pensar en amar a papá o mamá con las características que tienen o tuvieron, pero es la única manera de poder amarse uno tal como es aunque no sea perfecto. Esas imágenes que están adentro, vivas y activas, no se van a someter a tu voluntad si no las miras con aceptación, “sí, así es, así fue”. Solo con la mayor benevolencia (buena voluntad) puedes conducirlas suavemente hasta donde deseas. ¿Cuesta mucho trabajo? A veces sí, y vale la pena. ><. Nada vale tanto la pena como lo que cada uno hace a favor de sí mismo, de su propia salud y bienestar. Luego del photoshop puedes decirte: “Me amo más de lo que nadie puede hacerlo”, “honro mi destino, mi vida y mi historia de la mejor manera que puedo”, “nadie vela mejor por mí que yo mismo”, “me amo con todas las imágenes que mis padres imaginarios grabaron en mí”, “hago mi photoshop a mi gusto y entender”, “soy libre”.><. “Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com

lunes, 11 de octubre de 2021

LA FELICIDAD, ¿QUÉ ES?

Es muy probable que tú ya tengas tu definición personal de felicidad y también la apreciación de si eres feliz, ¿lo eres? ><. A través de la historia, muchos humanos han dado su opinión acerca de qué es la felicidad, ¿quieres comprobar si alguna de estas definiciones se parece a la tuya? Platón, filósofo, negaba que la felicidad consistiera en el placer. Él la consideraba una virtud; es decir, algo que se consigue ejercitándola.><. También Aristóteles, filósofo, la veía como una virtud y consideraba que los humanos que la practicaban se volvían capaces de bellas acciones.><. Para Nietszche, filósofo, la felicidad era un invento, un camino falaz trazado por aquellos que mienten y que nos es impuesto. ><. Para Schopenhauer, la felicidad es tan sólo relativa y se disfruta con resignación, realizando con buena voluntad lo que se debe hacer. ><. Para Ortega y Gasset la felicidad se configura cuando coinciden “la vida proyectada” y “la vida efectiva”; es decir, cuando lo que deseamos ser coincide con lo que somos en la realidad. ><. Para Slavoj Žižek, sociólogo, filósofo y psicoanalista, la felicidad es un asunto de opinión y no un asunto de verdad. Según él, es un producto del capitalismo que promete la satisfacción eterna a través del consumo.><. Louise L. Hay afirma que la felicidad es sentirse uno bien consigo mismo. ><. En una definición de internet, la felicidad es un estado emocional de bienestar y realización que se genera en una persona cuando alcanza una meta anhelada. Otra de Internet: Felicidad es un momento duradero de satisfacción, donde no hay necesidades que apremien ni sufrimientos que atormenten.><. ¿Las opiniones son bastante distintas, verdad? ¿Alguna definición se acerca a la que elaboraste para ti?><. Considero probable que quien que piensa que la felicidad es una mentira o un asunto de opinión, nunca va a experimentarla; no la reconocería. Para obtener la felicidad se necesita primero creer que existe y es posible y darse permiso para sentirla.><. Otra manera que tampoco es útil para obtenerla es creer que otra persona puede dárnosla, como cuando decimos: “hazme feliz”, “hazme sentir seguro”, “hazme saber quién soy”, “mi felicidad eres tú”. O lo opuesto: “prometo hacerte feliz”, “yo te daré la seguridad que necesitas”, “haré que te sientas pleno o plena”. Es por demás esforzarse uno por colmar los deseos de otra persona y menos aún si esta no se permite ser feliz y nada la sacia. ><. En redes leí que la infelicidad es la enfermedad más extendida del planeta y me pregunté: ¿En serio la mayoría de los humanos somos infelices? Sería muy triste que esto fuera cierto, porque la felicidad nace de adentro. Mientras que uno se siente feliz por tener una buena bicicleta para transportarse y otro con un coche que funcione, habrá quién se sienta desdichado si no posee un Ferrari o al menos un auto más vistoso que el del vecino. ><. Yo deseo creer que hay más personas felices que infelices, que ponen atención a lo bueno y bello que han creado y pueden generar.><. Tú sé feliz, te lo mereces.><. “Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com

lunes, 4 de octubre de 2021

NOSOTROS LOS BUENOS

¿Quiénes son los buenos? ¿Por qué hoy sería noticia lo que lleva siglos existiendo? Algunos viejos afirman que todo pasado fue mejor y jóvenes creen que lo mejor está en el futuro, que ellos se encargarán de que así sea. ¿Quiénes están en lo cierto y quiénes se equivocan? Tal vez todos, o ninguno.<. Una señora que rondaba los cincuenta años relataba lo que le sucedió a ella con su mamá. Cuando era apenas una adolescente, tuvo la mala suerte de encontrar en la calle a su papá muy acaramelado con una desconocida. No se dejó ver por él y en cuanto llegó a casa se lo contó a su mamá, quien le dijo: “Hazme el favor de respetar a tu padre. Cállate. Ni una palabra, tampoco a él”. Así pasó. Ella creció, se casó, tuvo a su primera hija y debía guardar cuarentena. La madre le aconsejó: “Cuídate, hija, y si en este tiempo sabes que tu marido llega noche o no llega, cállate, no digas nada por amor a tu familia. Los hombres son distintos a nosotras y necesitan salir”. Así pasó. Años después, debido a un conflicto serio de pareja, esta señora llegó a casa de su madre, quien la escuchó largamente y después le dijo: “Estas son cosas de ustedes dos, no puedo entrometerme porque luego ustedes se contentan entre las sábanas y yo me voy a quedar odiando al Fulano, así que agarra tus cosas y vuelve a tu casa. Tú eres de allá”. ¿Esto es nuevo, o antiguo? ¿Aún sucede o ya se vive de otra manera? ><. Una joven decidió irse a vivir con su novio, los padres se enojaron muchísimo y le decían: “Déjalo, no te conviene, es un sujeto que no quiere compromiso”. A los dos años, los novios decidieron casarse y hubo boda. Los padres respiraron aliviados. Tiempo después, la hija llegó alterada a la casa paterna pidiéndoles quedarse a vivir con ellos, junto con su hija pequeña. “No puedo continuar, él no me respeta y me pinta el cuerno descaradamente”, argumentaba. La madre respondió: “Te lo advertimos y no hiciste caso, ahora atente a las consecuencias; tú lo escogiste, es tu marido. Una de mujer tiene que vivir cosas que no le gustan y no por eso deja todo tirado. Piensa en tu niña, ¿vas a dejarla sin padre? Debes volver y arreglar las cosas”. La hija tomó su maleta y regresó a su casa. ><. En estos relatados, ¿quiénes son los buenos poseedores de la verdad, y quiénes los malos que están en el error? Se dificulta saberlo, ¿verdad? La vida no siempre se sujeta a lo que pensamos que debería suceder y suele meternos por caminos retorcidos que no habíamos previsto. Sin embargo, los humanos gustamos pensar que sí sabemos cómo deben de ser las cosas y es cuando adquirimos una visión de “nosotros somos los buenos y poseemos la verdad; los otros son los malos y están en un error”. ><. Por regla general, “los buenos” suelen ser más fríos y crueles que los “malos”. Debido a su pensamiento blanco y negro, sin matices, condenan, critican, señalan con el dedo y se ubican como víctimas en donde están siendo victimarios. Decía un señor que corrió de la casa a su hija adolescente embarazada: “Canija muchacha, traicionó nuestra confianza y trajo la vergüenza a nuestra familia”. En ningún momento se le oyó decir: “¿Dónde estará? ¿Tendrá qué comer y dónde dormir? ¿Necesitará algo?”. ><. Podemos sentirnos “los buenos poseedores de la verdad” en muchas ocasiones; cada vez que nos encontramos con personas que piensan distinto, actúan distinto, luchan por ideales distintos, comparten distinto color, raza, ubicación geográfica, modos de gobierno u organizaciones familiares diferentes a las que acostumbramos. Si nos sentimos “los buenos”, buscamos extinguir a los “malos” o por lo menos, obligarlos a que piensen como nosotros. Nos volvemos autoritarios.><. Quienes en lugar de sentirse “los buenos” se perciben como simples seres humanos dentro de la vida, aprendiendo lo impredecible constantemente por ensayo y error, tienen mayor oportunidad de convivir con las diferencias y lograr la paz interior. ¿Qué tan interesante es poseer paz en el alma? ><. “Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com