En la escuela diagnosticaron a mi nieto hiperactividad y
deficiencia de atención el curso pasado, le recomendaron psicoterapia. Tiene 8
años. Yo a veces voy a Constelaciones Familiares y allí escuché que esto sucede
cuando los niños llevan encima destinos de ancestros. Pregunto si sería mejor
hacerle una constelación y si puedo yo pedirla para él.
OPINIÓN
La Psicoterapia y las Constelaciones Familiares
desempeñan funciones distintas.
En la Psicoterapia, el cliente adquiere habilidades
nuevas o recupera alguna ya adquirida, mediante la ampliación de su consciencia
y la práctica.
En las Constelaciones Familiares, el consultante se reconcilia
consigo mismo, su origen y la historia de su familia, se libera de
implicaciones (repetición de destinos) y comienza a vivir solamente su propia
vida.
En ambas, el resultado es un empoderamiento de la persona
sobre ella y sus circunstancias.
Con lo anterior quiero decir que las Constelaciones
Familiares no suplen a la Psicoterapia, sino que la apoyan y facilitan.
Sí creo que una Constelación Familiar puede ayudar,
porque en ella se observa hacia dónde dirige el niño su mirada; es decir, si
con su comportamiento está honrando o reintegrando al seno familiar a algún
ancestro excluido u olvidado. También se ve a cuál o cuáles miembros de la
familia les toca mirar a dicho excluido y liberar al pequeño de un destino que
no le pertenece. La Constelación también suele dejar a los miembros de la
familia más abiertos y disponibles para soluciones nuevas.
Respecto a si tú puedes solicitar la Constelación para tu
nieto, es mejor que lo hagan sus padres y que por lo menos uno esté presente.
Tú puedes asistir y apoyar desde tu alma lo que allí suceda, pero es imposible
que te hagas cargo de lo que corresponde a otra persona; en este caso, los
papás del niño.
Respecto a la Psicoterapia posterior, Hellinger (fundador
de Constelaciones Familiares) solía compararla con la natación. Decía que es
más fácil aprender a nadar si previamente se le quita al sujeto una roca que
trajera atada al cuello. La roca sería una implicación de destino, la cual
nunca es culpa de la persona que la tiene, pues lo único que hizo fue nacer en
su familia; sin embargo, le resta posibilidades y la obliga a llevar una carga
pesada.
No es exagerado afirmar que en todas las familias hay
herencias positivas y negativas qué ofrecer a los más jóvenes, debido a que en
su historia ancestral todas han sufrido dolores graves, traumas, conflictos
superiores a sus fuerzas, adversidades que les pusieron a prueba y en las que
quizá perdieron a un ser querido, o se sintieron obligadas a excluir a alguno
porque se fue o porque ofendió gravemente a la familia, y tantas circunstancias
que ignoramos.
Será muy bueno que los padres del niño y el
psicoterapeuta se pongan de acuerdo en cuándo y cómo tendrá lugar el
tratamiento. Ojalá se lo proporcionen y no opten por medicarlo, es frecuente
que no haga falta esto último.
“Psicología” es una columna abierta. Puedes participar
con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com
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